ABC (Galicia)

El Supremo abre la puerta a que Hacienda pague 2.500 millones a las CC.AA.

▶ Da la razón a Castilla y León por las cantidades pendientes del IVA de 2017

- J. TAHIRI / J. M. AYALA MADRID / VALLADOLID

El Plan de Recuperaci­ón que, al parecer, aprobó ayer el Consejo de Ministros, es una oportunida­d única y muy probableme­nte irrepetibl­e para sacar a la economía española del marasmo en el que se encuentra por culpa de la pandemia y de sentar las bases de una modernizac­ión de sus estructura­s, cuya necesidad viene de mucho más atrás. Digo, al parecer porque esa es la noticia de ayer, pero nos llega tan vacía de concreción que uno ya no sabe a qué atenerse. El tema viene de lejos. Ahora hace un año, el Consejo de Ministros europeo celebrado el 23 de abril de 2020 tomó el acuerdo de establecer el fondo, cuyos objetivos se fijaron en el consejo celebrado entre los días 17 y 21 de julio. Es decir hemos tenido un año para pensar en ello y no es presentabl­e que a dos días de su envío a Bruselas sigamos en éstas. El Plan es como un libro que nos muestra el título de sus capítulos, pero no su contenido. Sí sabemos que este año incluiremo­s en los presupuest­os 27.000 millones en total y que habrá que esperar hasta el 2025 para completar la cifra de los 74.000 millones que esperamos.

Nos faltan por conocer temas capitales como el alcance de las reformas exigidas por la UE y prometidas por el Gobierno en pensiones, mercado de trabajo, fiscalidad mercado interior o capital humano. Los constantes enfrentami­entos entre las almas económicas, representa­das ahora por las vicepresid­entas segunda y tercera, con la más compleja y cambiante ubicación entre las dos del ministro Escrivá, han trasladado un sin fin de globos sondas y declaracio­nes que impiden formar un juicio definitivo. Y no es nada evidente que el viernes, cuando se envíe el documento a Bruselas, se nos despeje el panorama. ¿Ha formado el Gobierno un criterio único al respecto de las reformas, de su alcance y de su calendario? ¿Sabe cuál va a ser el reparto de las actuacione­s y las responsabi­lidades con las comunidade­s autónomas una vez que se ha comprometi­do a repetir el modelo de la poco afortunada cogobernan­za seguida en la pandemia?

Por si fuera poco, todo sucede en medio de un agravamien­to de las cuentas públicas, con previsión de menor de crecimient­o y mayor déficit, lo que dificulta el esbozo de un calendario de consolidac­ión que, en principio, debería empezar en 2023 y que el Gobierno quiere posponer.

El Ministerio de Hacienda se enfrenta a la posibilida­d de tener que pagar 2.500 millones de euros por la mensualida­d de IVA de 2017 no pagada al conjunto de las comunidade­s autónomas. El Tribunal Supremo sentó ayer un precedente al dar la razón a Castilla y León, que el pasado septiembre interponía un recurso contencios­o-administra­tivo, después de que el Consejo de Ministros desestimar­a por falta de respuesta, la reclamació­n del pago de la liquidació­n del IVA cuya recaudació­n se origina en

2017.

La comunidad gobernada por Alfonso Fernández Mañueco exigía el pago de 182 millones de euros, si bien el Supremo simplement­e se limita a señalar que la cantidad con la que Hacienda debe indemnizar a la región debe ser la diferencia entre lo que le correspond­ía y lo liquidado. «La sentencia reconoce que tenemos razón, pero nosotros hemos cuantifica­do la cifra y el Gobierno nunca lo hizo», explica a ABC el consejero de Economía y Hacienda castellano y leonés, Carlos Fernández Carriedo.

Cataluña, Galicia, Madrid, Castilla-La Mancha, Asturias, Andalucía o Murcia, también habían presentado recursos similares y ahora ven que el fallo del Supremo sienta precedente para sus reclamacio­nes. La Junta de Castilla y León cifró ayer en 4.150 millones de euros el impacto que podría tener para Hacienda el pago del IVA adeudado a todas las comunidade­s, aunque en su día la Autoridad Fiscal lo cifró en 2.500 millones. El presidente de la comunidad autónoma, Alfonso Fernández Mañueco, señaló que «Castilla y León gana, Sánchez pierde». Y anunció que reclamará una reunión urgente del Consejo de Política Fiscal y Financiera para dirimir esta cuestión.

La problemáti­ca deriva de una medida que adoptó en 2017 el Ministerio de Hacienda que entonces comandaba Cristóbal Montoro. Al aprobar la declaració­n informatiz­ada del IVA (el Sistema Inmediato de Informació­n, para modernizar la declaració­n del impuesto), la fecha de tributació­n para las empresas se atrasó para permitirle­s adaptarse al nuevo sistema, lo que provocó que en dicho año, a efectos de caja, se recaudaran solo once meses.

Como las comunidade­s perciben el 50% de los ingresos del gravamen, en 2017 el Estado cubrió la parte de las comunidade­s, pero el modelo de financiaci­ón indica que a dos años vista el Ejecutivo liquida las diferencia­s de la recaudació­n real frente al reparto de ingresos previstos. En 2019, llegó la liquidació­n y dejó a las comunidade­s con 2.500 millones de ingresos menos fruto de esta decisión de 2017.

De esta forma, el Estado cobró en caja diez meses de ingresos de recaudació­n en 2017, frente a los doce de las comunidade­s. En 2019, el Estado al hacer la liquidació­n de 2017, se quedó con 13 meses de recaudació­n del gravamen –una de ellas fruto de la de 2017 de menos que percibió– y las comunidade­s, con once. Hacienda, en su momento, incluyó una solución en su proyecto de Presupuest­os de 2019, pero al tumbarlos el Congreso y adelantars­e las elecciones, quedó en papel mojado. Después, ya en 2020, suavizó los objetivos de déficit y permitió a las regiones compensar esta pérdida de ingresos con préstamos del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) a tipo cero.

Sienta precedente Cataluña, Galicia, Madrid, Asturias, Andalucía y Castilla-La Mancha también habían recurrido

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero

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EFE
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