Las fiestas religiosas generan en España 9.800 millones de euros y 134.000 empleos, según la Iglesia
y leyenda del Roma, Francesco Totti, con una tarjeta en la que se lee: «Doy mi corazón como hijo fiel».
¿Cuánto vale el turismo religioso? Se sabe que en España e Italia el conjunto del turismo es fundamental para sus economías, aunque el comunista Alberto Garzón, ministro de Consumo, lo despreciara con una frase infeliz que será lo más recordado de su gestión: «Es un sector estacional, precario y de poco valor añadido». Pero en España en 2019 el turismo en su conjunto aportó el 12,4 por ciento del Producto Interior Bruto (en el país transalpino representa el 13 por ciento del PIB), desplomándose hasta el 5,5 en 2020 por la pandemia. España cuenta con 616 santuarios y 42 fiestas religiosas declaradas de interés turístico internacional, entre ellas el Corpus Christi de Toledo, y 92 de interés nacional. Estas fiestas tienen un notable impacto económico y social.
Según los últimos datos de la Conferencia Episcopal Española, esta actividad genera 9.800 millones de euros y 134.000 empleos. Más en general, el interés que despierta el importante patrimonio cultural de la Iglesia española, incluyendo sus fiestas religiosas, tiene un impacto superior al 3 por ciento del PIB, según la misma fuente, basada en un estudio realizado por la firma KPMG.
Las agencias especializadas de turismo religioso confían en reanudar pronto los viajes a algunos de sus principales destinos. Algunas admiten reservas, aunque el crecimiento de los peregrinos será gradual. La clave estará en el ritmo de las vacunaciones. Por ejemplo, Israel anunció el pasado 13 de abril que en mayo reabrirá el país a los turistas extranjeros vacunados.
«Haz que desde aquí resuene la esperanza», es la súplica que ponía Dante en boca de Beatriz al apóstol Santiago. El peregrino podrá en breve invocar la esperanza con el último verso con el que el Sumo Poeta concluye el Infierno de la Divina Comedia: «E quindi uscimmo a riveder le stelle». («Y entonces salimos para volver a ver las estrellas»).