Mónica García, anestesista y madre de tres hijos, acude a las urnas con un perfil diferente al resto de los candidatos
Una corredora de fondo cerca de la meta ▶
Era la candidata desconocida al empezar esta campaña, pero el debate en Telemadrid la catapultó. Las encuestas colocan a Mónica García muy cerca de Ángel Gabilondo, aunque su equipo intenta enfriar las expectativas: «Hasta la noche electoral no sabremos nuestro nivel de apoyo. Las perspectivas son buenas».
Ya dejó claro que no se iba a dejar avasallar por nadie cuando se negó a integrarse en las listas de Pablo Iglesias, al que le respondió que «Madrid no es una serie de Netflix». Afirmó entonces: «Quiero ser la próxima presidenta de la Comunidad de Madrid». Las proyecciones indican que podría arrebatar unos 100.000 votos al PSOE y Podemos, aunque es muy improbable, pero no imposible que consiga encabezar el Ejecutivo.
La número uno de Más Madrid ha hecho de la necesidad virtud porque de ser una desconocida, a pesar de su trabajo en la Asamblea de Madrid, ha logrado convertirse en la revelación de la campaña. Tal vez porque su perfil es diferente del resto de los candidatos. Tiene 47 años, es médico anestesista en el hospital 12 de Octubre, tiene tres hijos y le gusta viajar con una autocaravana. También ha practicado el deporte de alta competición. Ella misma confiesa que corría mucho, pero también lanzaba la jabalina.
Abomina de la crispación y de la manipulación para ganar el voto y asegura con una cierta ingenuidad que sufre cuando se equivoca en una cifra, algo que manifiesta la mentalidad cartesiana de esta mujer. Mientras escucha, aprieta las manos en un gesto que revela la firmeza de su carácter. «La política del ruido y la confrontación nos hace peores. No me gusta el espectáculo», enfatiza.
Pese a ello no regatea sus críticas a la candidata del PP. Señala que es «una hipócrita que ha abandonado a la hostelería, a la que ha dado cero euros» y asegura que la gestión de la pandemia ha sido «chapucera». Ha hecho bandera de la sanidad pública, maltratada por los sucesivos Gobiernos populares, según su opinión.
«Díaz Ayuso debería abstenerse para cerrar la puerta a la extrema derecha», sostiene. Pero la frase podría aplicarse a la izquierda, ya que, si la presidenta del Gobierno regional logra ser la más votada, sería coherente que la oposición facilitara su investidura con una abstención para no depender de Vox. Pero eso no va a suceder.
Mónica es hija de dos psiquiatras. Sergio García, su padre, fue diputado regional del PCE y médico en el hospital Gregorio Marañón. Ella empezó su carrera en Podemos y luego se adhirió al proyecto de Más Madrid, impulsado por Manuela Carmena en 2018. Ha sido a lo largo de la legislatura su portavoz en la Asamblea, donde se ha ganado el respeto de sus contrincantes.
En su afán de recorrer todos los rincones de la geografía madrileña, se ha desplazado a la cooperativa Vinícola de Arganda, donde recorre los viñedos y degusta los productos de la bodega. «El vino me da jaqueca», explica. Pero se muestra cercana y amable con los gestores de esta empresa con 240 socios que representan el 98% de la producción de la localidad. Elude hacer propaganda y ni siquiera pide el voto, pero sí acepta hacerse fotos con el personal. Y cuando los cooperativistas le hablan de la falta de apoyo a la agricultura ecológica, exclama: «¡Se han hecho las cosas sin lógica! Como en la política».
Muestra su enfado por algunos métodos de sus contrincantes que aprovecharon un gesto en una intervención de la Asamblea para acusarla de que estaba disparando a la oposición. «La mentira debería estar más penalizada. Pero aquí se olvida o se perdona», recalca. El veredicto saldrá de las urnas el martes.