De culto al cuerpo
▶CaixaForum Madrid, en su sexta colaboración con el British Museum, reflexiona, a través de 155 obras, sobre la figura humana en el arte
MADRID
La representación de la figura humana es tan antigua como la vida misma. También, muy poderosa. Todas las civilizaciones, a lo largo de la Historia, se han servido de ella con muy diversos fines, sean legítimos o espurios. Es tal su poder que lo primero que hacen los pueblos cuando quieren sublevarse contra alguien es derribar sus estatuas. Lo hicieron los talibanes dinamitando los Budas gigantes de Bamiyán, lo hicieron los iraquíes tumbando la estatua de Saddam Hussein en Bagdad, lo hizo Daesh arrasando Siria y su espléndida cultura, y lo hacen hoy fanáticos derribando estatuas de figuras puestas en la picota por su pasado colonial, esclavista... La Historia, juzgada por el presente, y las imágenes, condenadas sin presunción de inocencia.
Vivimos en un mundo gobernado por la imagen. La era digital y las redes sociales han vuelto a poner en primer plano el culto al cuerpo: influencers, youtubers, instagramers y demás ‘ers’, empeñados en contar al mundo, en vivo y en directo, lo felices que son sus vidas y hasta dispuestos a perderlas por hacerse un selfi en el lugar más peligroso. Todo por una imagen. La moda y la publicidad santifican el culto al cuerpo. También, la política, en sus campañas electorales, como estamos viendo estos días en Madrid. En la pandemia, especialmente durante el confinamiento, se intensificó la idea de identidad personal. Nunca habíamos pasado tanto tiempo con nosotros mismos.
La Fundación ‘la Caixa’, en su sexta colaboración con el British Museum (con sus espléndidos fondos es «un gran Atlas de la imagen humana»), inaugura una exposición en su sede de Madrid centrada en cómo el hombre se ha representado en cada época, en cada rincón del planeta y en todo tipo de formatos: pinturas, esculturas, dibujos, fotografías, filmaciones, videoinstalaciones, medallas, monedas... A través de 155 obras (145 del museo británico; el resto, fondos de ‘la Caixa’ y préstamos del Prado, el Macba...), ‘La imagen humana. Arte, identidades y simbolismo’ recorre, hasta el 16 de enero de 2022, diez mil años de culto al cuerpo: la pieza más antigua es un cráneo humano modelado con yeso y conchas en los ojos, hallado en Tell es-Sultan (Cisjordania) hacia el 8200-7500 a.C., quizás el retrato más antiguo de la Historia –se exhibe junto a un retrato efímero dibujado con agua por el colombiano Oscar Muñoz–; la más reciente, una serigrafía del artista iraní Parviz Tanavoli, de 2016.
Expresión de las ideas
Debido a las restricciones de los viajes por la pandemia, el comisario de la exposición, Brendan Moore, conservador de British Museum, intervino ayer de forma virtual en la presentación a los medios. Ha dividido el recorrido en cinco secciones. La zona central está dedicada al ideal de belleza, un canon que cambia según dónde y cuándo. El torso romano de una mujer desnuda, junto a una diosa india o la versión que Koya Abe hace de ‘La Venus del Espejo’ ve
Tabla hohoa. Papúa Nueva Guinea (finales XIXprincipios XX)
Figura de mujer Keros, Islas Cícladas (2700-2500 a.C.) lazqueña: aplica los tradicionales ‘irezumi’ (tatuajes japoneses) en la espalda más bella y célebre (con permiso de la ‘Gran Odalisca’ de Ingres) de la Historia del Arte. Una exquisita figura de mujer, de Keros (Islas Cícladas), del 2700-2500 a.C., se exhibe junto a una no menos exquisita ‘Odalisca’ de Matisse. Para Moore, el cuerpo humano siempre ha sido «un medio de expresión de las ideas». La exposición también aborda los retratos, entendidos no sólo como el conjunto de rasgos físicos de una persona, sino también psicológicos: su carácter y su personalidad. Hay espléndidos ejemplos: piezas de la cultura moche del Antiguo Perú, las refinadas estampas de mujeres japonesas de Kitagawa Utamuro, un precioso retrato de mujer de Saqqara –conocidos como ‘retratos de momias’, representaban a la élite del Egipto romano...– También, un retrato multimedia de Tajti, campeón mundial de lucha y uno de los héroes modernos de Irán; o el retrato que David Hockney hizo a un amigo, Henry Geldzahler, en el que aquel se autorretrata reflejado en el espejo. La exposición aborda tanto el ‘cuerpo divino’ como el ‘cuerpo político’. En cuanto al primero, se muestran no solo deidades encarnadas en seres humanos, también imágenes de su poder espiritual. Así, un Buda sentado con forma humana procedente de Pakistán, divinidades egipcias (Amón-Ra), hindúes