POSTALES

Quien ha puesto en órbita a Vox es la izquierda, con sus mentiras, calumnias, insidias y bulos

ESTÁN exasperados, rozando la histeria unos; lo patético, otros. Nada les ha funcionado, ni Murcia, ni Castilla y León, ni Madrid, ni las balas, ni las navajas, ni las vacunas, ni los insultos, ni los ruegos, ni las amenazas ni los arrullos. El Partido Popular sigue doblando en estimación de voto al Partido Socialista, Isabel Díaz Ayuso arrolla en popularidad a Ángel Gabilondo y el resto de candidatos quedan a gran distancia. Hay movimiento dentro de los bloques, pero no entre ellos: la derecha gana en todas las encuestas a la izquierda, y tendría que ocurrir uno de esos terremotos electorales que de tanto en tanto ocurren para que no ganase las elecciones del próximo martes.

La última bala que queda en los cuarteles generales de la izquierda es Vox, lo que resulta curioso por ser también la que puede dar la victoria al Partido Popular si no alcanza la mayoría absoluta, cosa difícil, pero no descartable. Así que esos genios que han venido urdiendo todo tipo de trampas para que impedir que las encuestas acierten, han concentrado su fuego contra Santiago Abascal y los suyos, o más exactamente, contra un pacto PP-Vox en la Comunidad de Madrid. Vox es el comodín, la pieza clave del rompecabezas en que se ha convertido la política española. Sin que ningún político se dé cuenta de que han sido ellos los causantes. El Partido Popular, por su actitud pasiva, esperando que le volviera el turno de gobernar, como venía ocurriendo, soliviantó a su ala más conservadora, hasta el extremo de echarse al ruedo y llevarse un buen número de seguidores. Con gran contento de la izquierda, que se frotaba las manos por el mordisco a su eterno rival. Sin tampoco aprender la lección.

Quien ha puesto en órbita a Vox es la izquierda, con sus mentiras, calumnias, insidias y bulos. Claro que sus personajes tampoco daban más de sí. Tras el no gobernar con Unidas Podemos, la oferta de hacerlo juntos, lo más brillante que ha dicho Ángel Gabilondo es «Debe vencer la esperanza, la crispación no debe avanzar», más propio de un púlpito que de una cátedra de Metafísica. Mientras Pedro Sánchez dice críptico: «Ha cruzado una línea y será la última», sin concretar quién ni cuál. Íñigo Errejón sigue siendo el niño pijo madrileño de izquierdas, capaz de vender un tranvía al primero que encuentra, mientras su candidata, Mónica García, pregunta a Ayuso «¿Dónde están sus propuestas?», para no tener que presentar las suyas, pues Más Madrid es una rama de Unidas Podemos y conocemos de sobra las propuestas y obras comunistas. Por último, Pablo Iglesias le ha encontrado gusto a la «amenaza fascista» y no habla de otra cosa. Visto lo cual, no debe extrañar que Isabel Díaz Ayuso esté yendo en coche a la Puerta del Sol, si no hay más sorpresas.