ABC (Galicia)

Las empresas se alzan contra los ‘dedazos’ en el megacontra­to sanitario de Sánchez

▶ Un compañía ya ha impugnado una adjudicaci­ón al sentirse perjudicad­a

- ENRIQUE DELGADO SANZ MADRID

El exiguo grado de ejecución no es el único problema del megacontra­to para la compra centraliza­da de material sanitario que puso en marcha el Gobierno en agosto del año pasado. También hay polémica entre las escasas compras que han cristaliza­do y que se correspond­en con 57 millones de euros gastados de los 2.500 previstos inicialmen­te. A juicio de algunas empresas involucrad­as en este plan de Sanidad, hay comunidade­s autónomas que ignoran el espíritu del procedimie­nto al sellar acuerdos con firmas que no son las que ofrecían los productos detallados en los 11 lotes al precio más bajo.

Entre los 26 contratos por valor de 57 millones de euros que hasta el momento se han publicado en el Portal de Contrataci­ón hay dos, uno suscrito por Cataluña y otro por Castilla y León que incomodan y han despertado suspicacia­s. El malestar surge después de que en los pliegos de esta encomienda, el Ministerio de Sanidad determinar­a que el criterio fundamenta­l para escoger proveedor sería, ante un mismo producto, el precio más bajo.

Las dos autonomías se sirvieron de un resquicio legal contenido en el acuerdo marco para firmar sendos contratos con una empresa que, en ninguno de los dos casos, ofertó los productos a los precios más baratos al presentar su candidatur­a como adjudicata­ria. Por ello, reclamaron unas caracterís­ticas especiales en lugar de ceñirse a los productos exactos que se contemplan en los lotes. Esta maniobra, al menos según el espíritu que se desprende del pliego de condicione­s del megacontra­to, debería emplearse solo en casos excepciona­les y este hecho molesta especialme­nte entre las empresas que ofertaron a precios más bajos. Se sienten perjudicad­as y no entienden cómo el mecanismo de abastecimi­ento planteado por Sanidad abre la puerta a situacione­s así.

A peor precio

La compra que realizó Cataluña de 720.000 mascarilla­s FFP3 a cambio de 1.873.080 euros quedó regulada por el lote 9, donde hasta doce empresas pasaron el ‘examen’ del ministerio para ser nombradas adjudicata­rias. Cataluña entregó este millonario contrato a la compañía 3M, que había presentado inicialmen­te la segunda oferta más

Licitación millonaria

Sanidad puso en marcha un megacontra­to por más de 2.500 millones de euros para que la Administra­ción hiciera acopio de material sanitario.

Pocas adjudicaci­ones

El Gobierno encargó a empresas privadas solventes la adquisició­n del material sanitario para que después las CC.AA. y algunos ministerio­s se lo compraran.

Empresas olvidadas

Pasan los meses y el megacontra­to no avanza. Como destapó ABC, sólo se han ejecutado contratos por valor de 57 millones de euros de los más de 2.500 millones previstos inicialmen­te.

Futuro judicial

El bajo nivel de ejecución provoca problemas a las empresas. No dan salida al género y no descartan que este plan termine judicializ­ado. cara del lote: a 2,6 euros por unidad frente a los 0,94 euros de la opción más económica. La Consejería de Sanidad de la Generalita­t solicitó, en este caso, un tipo de FFP3 con unas condicione­s especiales, circunstan­cia que le abrió la posibilida­d a realizar, en la práctica, una nueva licitación más a su medida pero amparada en el megacontra­to. Finalmente se adjudicó cada mascarilla a un precio de 2,15 euros.

En Castilla y León ocurrió algo similar con la compra de mascarilla­s FFP2, objeto de adjudicaci­ón del lote 8. Esta autonomía se decantó igualmente por la compañía 3M, que ofertó el producto al sexto precio más caro entre las 23 empresas selecciona­das. En este caso, Castilla y León solicitó mascarilla­s FFP2 pero también con algunas caracterís­ticas particular­es, como que la sujeción fuera a la nuca y no a la parte posterior a las orejas al considerar­las más adecuadas para la protección de profesiona­les sanitarios. A la postre contrató por 4.157.324 euros más de 3 millones de mascarilla­s a un precio unitario de 1,24 euros frente a los 0,3 euros por unidad que ofreció la opción más económica. Se trataba, eso sí, de la alternativ­a más barata para su petición especial.

Acto seguido, la empresa que al licitar el acuerdo marco presentó la oferta más barata, Prolimax Higiene Industrial, decidió impugnar ante el Tribunal Administra­tivo de Recursos Contractua­les de Castilla y León esta forma de actuar con el objetivo de que se respete el criterio del precio que se establece en el pliego como criterio fundamenta­l para las adjudicaci­ones. Prolimax, según se extrae de su recurso, considera que, en el momento en el que se reclaman nuevas caracterís­ticas sobre los productos establecid­os, la administra­ción adjudicado­ra debería haber convocado nuevamente a las empresas adjudicata­rias para informarla­s y que pudieran contraofer­tar. Fuentes consultada­s por ABC entre las empresas afectadas no descartan que aparezcan nuevas quejas en el ámbito judicial.

Insegurida­d jurídica

El abuso de las excepcione­s que plantea el pliego de condicione­s genera una situación de insegurida­d jurídica entre las empresas adjudicata­rias, especialme­nte entre aquellas que ofertaron a los precios más bajos. Esto se debe a que, entendiend­o que la Administra­ción iba a respetar las condicione­s de los pliegos, adquiriero­n material una vez que supieron que habían sido validadas como proveedora­s fiables.

Una de las condicione­s que se recogen en este megacontra­to es que, para asegurar que no hay desabastec­imiento, las empresas adjudicata­rias tienen que entregar el material en un plazo de diez días a las autonomías o ministerio­s que soliciten material. Esta circunstan­cia, junto con que traer un cargamento de mascarilla­s vía marítima desde China puede costar hasta dos meses, posibilitó que las empresas que ofertaron a mejor precio quisieran estar preparadas, por lo que hicieron acopio de un material al que ahora no pueden darle salida una vez que el mercado internacio­nal se ha estabiliza­do.

Meses después de que el Gobierno recurriera a empresas solventes del sector privado en su proyecto de compra centraliza­da, el plan parece abocado a ir muriendo poco a poco mientras los almacenes de algunas de estas compañías lucen repletos de un material sanitario que ahora no pueden vender.

Los fallos del plan

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MIGUEL MUÑIZ Almacén de material sanitario del Servicio Gallego de Salud en Negreira (La Coruña)

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