Los funcionarios declararán que no tienen dinero en paraísos fiscales
El Vaticano prohíbe aceptar regalos superiores a 40 euros ▶
Urgido por una nueva inspección periódica de Moneyval, el Vaticano anunció ayer rigurosas medidas contra la corrupción, que incluyen la prohibición a todos los funcionarios de tener inversiones en paraísos fiscales y a todos los empleados la de aceptar regalos por valor superior a 40 euros. Con la excepción de los empleados de nivel más bajo, las normas emanadas por el Papa Francisco exigen a todos los funcionarios declarar –en el momento del contrato y, después, cada dos años– que no han sido condenados ni están sujetos a procesos penales pendientes o investigaciones por corrupción, fraude, terrorismo, lavado de dinero, explotación de menores y evasión fiscal en otros países.
Francisco ha aprobado esta regulación en una carta apostólica que lleva por título ‘La fidelidad en las cosas de poca importancia está relacionada, según la Escritura, con la fidelidad en las cosas importantes’. Según esta nueva normativa, deben declarar también no tener –por sí mismos o por intermediarios– dinero en efectivo o inversiones en países con alto riesgo de blanqueo de capitales o financiación del terrorismo, ni en paraísos fiscales. Y declarar, además, que todas sus propiedades e ingresos provienen de actividades lícitas, así como el hecho de no tener participaciones o intereses en empresas que lleven a cabo actividades contrarias a la doctrina social de la Iglesia. Las declaraciones serán depositadas en la Secretaría de Estado y en la Secretaría de Economía, que se encargarán de realizar las inspecciones necesarias. Quienes hayan mentido en esas declaraciones podrán ser despedidos y quedan sujetos a reclamación
Papa Francisco de daños y perjuicios por parte del Vaticano.
Principio de transparencia
La última de las normas afecta a todos los empleados y no solo a los directivos: queda prohibido aceptar, por razón del cargo, «regalos o beneficios» por valor superior a los 40 euros, como se hace en los países que velan por la ética en la función pública. Estas normas se añaden a las de mayo del año 2020, destinadas a prevenir la corrupción en los contratos públicos. Su objetivo es asegurar que todas las personas que trabajan para la Santa Sede o el Estado del Vaticano actúen «según el principio de transparencia y en ausencia de cualquier conflicto de intereses», como señala el Papa Francisco en la carta apostólica que establece la nueva normativa.La nueva normativa entró en vigor ayer después de ser publicada en el periódico ‘L’Osservatore Romano’, la gaceta oficial del Vaticano.