ABC (Galicia)

Héroes del Silencio «La crítica nos metió el dedo en el ojo»

Triple lanzamient­o sobre el grupo: libro, documental y recopilato­rio

- NACHO SERRANO

uando Antonio Cardiel se planteó escribir la biografía de la banda de su hermano Joaquín, Héroes del Silencio, obtuvo el visto bueno de todos los integrante­s, incluido Enrique Bunbury, para participar en sus páginas. Pero cuando ya tenía el trabajo bastante avanzado, el cantante se echó atrás. «Tuve un problema con él cuando me dijo que no, lo reconozco», dice el autor vía Zoom. «Fue un chasco, y llegué a plantearme si debía seguir o no. Decidí no tirar por la borda todo el trabajo realizado, que fue mucho, y al final me despedí de Enrique con un ‘email’ amistoso, sin reproches». Así, Antonio continuó con la minuciosa y entretenid­ísima narración que ha plasmado en ‘Héroes de leyenda’ (Plaza & Janés), uno de los tres artefactos que se han lanzado estos días sobre el grupo, junto al documental de Netflix ‘Héroes: Silencio y rock & roll’ (que sí cuenta con la aparición de Bunbury), y su correspond­iente banda sonora, que ve la luz hoy mismo en formatos doble CD, digital y vinilo 2LP+2CD.

«El recopilato­rio es un poco más de lo mismo, para qué nos vamos a engañar», arranca Joaquín en este encuentro digital a tres bandas. «Supongo que la selección de temas tiene que ver con lo que se muestra en el documental, más que con otros criterios», dice el bajista. «¿Cuántas grabacione­s de conciertos tienes, Joaquín?», interrumpe Antonio. «Hay material de vuestras actuacione­s en Alemania y otros países europeos en la época gloriosa, que podría ser muy interesant­e rescatar. Podían haber buceado ahí, pero claro, la política de las compañías discográfi­cas es la que es. Es comprensib­le. Si es la banda sonora del documental, pues no puede salirse de ahí».

El libro, infinitame­nte más profundo que el documental gracias a sus más de quinientas páginas repletas de detalles, resulta especialme­nte interesant­e por la inmersión en los tiempos del pico y pala, de los contratos de lentejas, de la giras por las carreteras destartala­das de la España pre-Expo. «Los viajes eran un suplicio, sin poder adelantar, a setenta por hora, tragando humo de camiones… Fueron verdaderos viajes épicos», describe el

Cautor, que se tomó la molestia de calcular con Google Maps los kilómetros recorridos por Héroes en todos esos desplazami­entos, antes de que llegaran los aviones privados. «Son alrededor de cien mil. Es un dato que no sirve para nada, lo sé (risas), pero fue un ejercicio divertido, que da buena cuenta del curro que se pegaron en las carreteras de los ochenta». «Pero en aquella época pasaban cosas buenas que ahora no pasan», señala Joaquín, en referencia a una seminal maqueta que fue financiada por el Ayuntamien­to de Zaragoza. El funcionari­o que estampó el visto bueno para la subvención seguro que no intuía lo que estaba a punto de ocurrir.

Y es que poco después se habían convertido en el grupo más popular del rock español, dentro y fuera de nuestras fron

La banda de rock, en una de las fotos promociona­les del disco ‘Avalancha’

El doble álbum es la banda sonora del documental de Netflix, ‘Héroes: Silencio y rock and roll’ teras. «Que se nos vendiera como un grupo de adolescent­es seguro que nos benefició. El camino hacia el éxito seguro que hubiese sido más tortuoso», admite Joaquín en un ejercicio de honestidad. «Fue un planteamie­nto ideado en la compañía, y claro, tuvo su doble filo porque nos echó encima a todos los críticos, que no pararon de meternos el dedo en el ojo con el rollo de que nuestra música era para quinceañer­as. Que si los Hombres G del Moncayo, que si tal, que si cual… Y mientras tanto estábamos tocando con ZZ Top o The Cult en el festival Rock Am Ring. Acabamos poniéndono­s una coraza para aguantar a la crítica especializ­ada, que, por otro lado, de especializ­ada tenía muy poco». Esa música, en cualquier caso, vendió más de seis millones de copias, enamoró para siempre a buena parte de una generación, hizo que jóvenes de Alemania se mudaran a España para estar más cerca de ellos, e incluso despertó del coma a un fan cuando le pusieron ‘Senderos de traición’ en el hospital.

Es toda una metáfora del destino que Bunbury ahora viva en Los Ángeles, justo donde la carrera de Héroes del Silencio terminó de forma abrupta en 1996. Fue tras un concierto desastroso, en el que se lanzaron piedras y latas desde un público en el que también había ejecutivos japoneses que querían llevarlos de gira al país del sol naciente, y que se quedaron horrorizad­os. «Fue una pena, porque fue fruto del cansancio. Si hubieran descansado podrían haber seguido mucho tiempo», dice Antonio con acierto, ya que nunca tuvieron discusione­s por dinero. Enrique sí tuvo alguna actitud ligerament­e dictatoria­l en cuanto a la dirección artística, pero nunca discutió que el reparto de derechos fuese equitativo, «una decisión que les dio mucha fuerza como colectivo», opina el biógrafo. La consolació­n para los fans, la gira de reunión once años después, fue un acontecimi­ento social incontesta­ble. «La sensación de vacío al terminarla fue muy grande», concluye Joaquín, que había estado en dique seco hasta entonces. Ahora, con la sombra de la leyenda ya en su pasado, planea volver en solitario. «Pronto sacaré nuevas grabacione­s», se despide el bajista.

Biografía Antonio Cardiel, hermano de Joaquín, el bajista del grupo, firma ‘Héroes de leyenda’

Recopilato­rio

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