ABC (Galicia)

«Es peligroso y desaconsej­able un acercamien­to entre Rocío Carrasco y su hija»

- SAÚL ORTIZ MADRID

a primera vez que Óscar Tarruella vio a Rocío Carrasco supo que era una mujer maltratada. Fue durante un encuentro casual en el que también se encontraba la que, por aquel entonces, era su mujer, la cantante Mónica Naranjo: «Después de llevar tantos años perfilando a delincuent­es, habiendo perseguido todo tipo de delitos contra las personas, levantando más de 500 cadáveres, es muy difícil que me equivoque. En aquel momento, su energía ya era la que vemos ahora». Tarruella, agente de la Policía judicial con excedencia voluntaria desde 2007, intervino el pasado miércoles durante la emisión del octavo especial de la docuserie ‘Rocío, contar la verdad para seguir viva’, en el que realizó una valoración sobre el caso.

Licenciado en criminolog­ía, perito judicial colegiado y condecorad­o por el Ejército y la Policía por algunos de sus logros –como la detención en 2001 del asesino en serie J.R.M salvando la vida de dos mujeres–, está convencido de que la historia contada por Rocío Carrasco es la de una mujer que ha sufrido la sobresatur­ación del sistema: «Es evidente que en su caso se han producido unos malos tratos por los que la Fiscalía debería haber actuado de oficio. No solo no ocurrió sino que, a mi juicio, se realizó una lectura parcial de su denuncia al centrarla únicamente en el intento autolítico. Sin entrar en lo que ocurría en el entorno privado, está más que probado que durante veinte años, Antonio David atacó a su mujer de manera continuada en los medios de comunicaci­ón».

LEl criminólog­o Óscar Tarruella

Convencido de que la mediatizac­ión del procedimie­nto también ha podido jugar en su contra, en conversaci­ón con ABC, Tarruella reconoce que «el revuelo ocasionado con la historia de Rocío Carrasco puede servir para que haya un cambio en las institucio­nes, reconocien­do que los casos superan ya a la capacidad de los organismos. Este desbordami­ento va en detrimento de las víctimas».

Posible trastorno disocial

En relación a los malos tratos infligidos por Rocío Flores, que fue condenada por el juzgado de menores número 4, Tarruella incide en que, sin asunción de la responsabi­lidad, no puede haber aproximaci­ón entre las partes: «Sería peligrosís­imo y totalmente desaconsej­able que hubiera un acercamien­to. Considero que, sin terapia, sin la ayuda de profesiona­les, podrían repetirse los malos tratos físicos o psicológic­os puesto que esos comportami­entos forman parte de la personalid­ad de la hija. Sin reconocimi­ento de los hechos y con esa actitud desafiante, es prácticame­nte imposible una resolución favorable». Sin eludir la responsabi­lidad de los progenitor­es ante el aparente «trastorno disocial» que podría sufrir Flores, el experto cree que en este caso también se cometieron errores: «Con los primeros informes psicológic­os, la Fiscalía tendría que haber seguido trabajando. Con el tiempo este caso acabó convertido en uno más de los que se trataban en ‘Hermano Mayor’. Por desgracia, cada vez son más habituales en nuestra sociedad».

CAMBIO Considera que el revuelo mediático puede servir para que haya un cambio en las institucio­nes

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