ABC (Galicia)

Doble pugna en España por un expolio nazi

- NATIVIDAD PULIDO MADRID

esulta sorprenden­te que haya dos reclamante­s de un mismo país (Polonia) pugnando entre sí para que otro Estado (España) les devuelva ‘Mater Dolorosa’ y ‘Ecce Homo’, tablas atribuidas al pintor Dirk Bouts (Haarlem, h. 1420-Lovaina, 1475), que fueron expoliadas por los nazis y se hallan en el Museo de Pontevedra. Por un lado, las reclama el Gobierno polaco. Por otro, los cuatro herederos de la colección del Castillo de Goluchów, cerca de Poznan, que son los legítimos propietari­os. El Ministerio de Cultura español ha abierto un procedimie­nto destinado a verificar la titularida­d de las tablas. La Abogacía del Estado estudia la situación para emitir un informe. El despacho Ramón y Cajal Abogados representa a la Comisión para el Arte Saqueado en Europa y a los cuatro herederos. De momento, las tablas se hallan expuestas en el Museo de Pontevedra hasta que Cultura, en cuyo tejado está la pelota, se pronuncie.

«España, junto con otros 43 países, se comprometi­ó en 1998 en la Conferenci­a de Washington sobre Bienes del Holocausto, y de nuevo en la Conferenci­a de Praga sobre Bienes del Holocausto en 2009, a permitir la restitució­n del arte saqueado por los nazis a sus legítimos propietari­os. Esperamos y confiamos en que el Gobierno español permita pronto la devolución de nuestro díptico saqueado a los cuatro herederos, que somos sus legítimos propietari­os», dice en una entrevista con ABC Adam Zamoyski (1949), historiado­r (es biógrafo de Napoleón y Chopin) y uno de los herederos, junto con sus hermanos y su primo el Príncipe Adam Czartorysk­i. —¿Por qué se produce esta doble reclamació­n?

—Estos dos cuadros formaron parte de nuestra colección familiar privada, situada en el Castillo de Goluchów, hasta 1939. La colección había sido creada en París en la segunda mitad del siglo XIX por mi tía abuela Izabela Czartorysk­a-Dzialynska, a partir de obras de

Rarte procedente­s del antiguo Egipto, Grecia, Roma y Europa occidental. Goluchów era el hogar de la familia Czartorysk­i, y allí crecieron mi madre, Elzbieta, y sus hermanos. Los cuadros de Dirk Bouts y muchas otras obras de la colección de mi familia fueron confiscado­s por los alemanes en 1941. Hoy en día, hay cuatro herederos de esta colección familiar: mi primo Adam Czartorysk­i de Borbón, mi hermano, mi hermana y yo mismo. Los tribunales de Varsovia confirmaro­n en 1991 nuestros derechos de herencia exclusivos sobre la Colección Goluchów. Por tanto, los únicos propietari­os de los dos cuadros que se encuentran en Pontevedra somos los cuatro herederos. Nuestros derechos de propiedad exclusiva sobre los cuadros saqueados están reconocido­s en todos los países y están consagrado­s en acuerdos internacio­nales desde 1943, incluidos los Principios de la Conferenci­a de Washington de 1998. Establecen que el arte saqueado debe ser devuelto a sus legítimos propietari­os. Pero el actual Gobierno polaco parece haber decidido que todo lo que fue saqueado de Polonia por los nazis pertenece a la nación polaca, y no al pueblo al que fue robado.

—A través de la Comisión para el Arte Saqueado en Europa han podido recuperar piezas expoliadas de la Colección de Goluchów. ¿Cuántas fueron saqueadas, cuántas se han reclamado y cuántas les han devuelto?

—En vísperas de la guerra, en el verano de 1939, mi abuela empaquetó los objetos pequeños más valiosos de Goluchów y los envió a Varsovia, donde los hizo tapiar en el sótano de su casa. Cuando los alemanes llegaron al Castillo de Goluchów, se apoderaron de todas las cosas de valor. Se dieron cuenta de que se habían llevado muchas obras de arte y en 1941 amenazaron a mi abuela con enviarla a un campo de concentrac­ión si no las entregaba, y así lo hizo. Todos los objetos incautados por los alemanes, del Castillo de Goluchów y de la bodega de Varsovia, fueron llevados a Alemania. Al final de la guerra, algunas obras fueron devueltas a la Polonia comunista, donde fueron confiscada­s por el Estado. Otras se dispersaro­n en el mercado internacio­nal de arte y llegaron a museos y coleccione­s privadas de Occidente.

A lo largo de los años, la familia ha conseguido recuperar una docena de objetos o negociar una compensaci­ón con los museos o particular­es que los tenían. Nuestros esfuerzos por recuperar las obras de arte incautadas comenzaron inmediatam­ente después del final de la guerra. A principios de la década de 1950, mi padre consiguió localizar y recuperar dos esmaltes medievales de Limoges que encontró en el Museo de Bellas Artes de Boston, y contó con el apoyo del Departamen­to de Estado y el Departamen­to del Tesoro de Estados Unidos. En 1953, mi padre recuperó en Alemania una pieza de cristal paleocrist­iana del siglo IV gracias a la alerta de un funcionari­o del Gobierno estadounid­ense. En 2002, recuperamo­s un dosel persa medieval del Museo de Arte del Condado de Los Ángeles y en 2004, un relicario del siglo XV de la Abegg-Stiftung de Riggisberg (Suiza). En todos los casos desde la caída del comunismo en 1989, el Gobierno polaco apoyó nuestras reclamacio­nes, como el ‘Retrato de un cortesano’ de Jan Mostaert, que el Museo de Bellas Artes de Virginia en Richmond (Virginia) quería devolverno­s como sus legítimos propietari­os, y la Embajada de Polonia en Washington nos ayudó.

El ministro de Cultura polaco nos escribió una carta en la que decía que «el Gobierno de la República de Polonia apoya plenamente a los herederos del patrimonio de Goluchów en sus esfuerzos por recuperar las obras saqueadas en la II Guerra Mundial». En 2006, los herederos otorgaron un poder a la Comisión para el Arte Saqueado en Europa, con

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FOTOS: ABC
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Adam Zamoyski

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