ABC (Galicia)

‘Acacias 38’ termina hoy tras 1.483 aventuras a pie de calle

Netflix estrena ‘El inocente’, una buena serie española

- CARMEN ANIORTE MADRID POR FABIÁN MOLINO

Tras seis años ininterrum­pidos y 1.483 capítulos, ‘Acacias 38’ se despide hoy de una audiencia que cada día de lunes a viernes ha seguido con fidelidad –cerca de un millón de espectador­es– lo que pasaba en esta céntrica calle.

«Las historias son las que estaban pensadas, nada queda cerrado en falso», cuenta a ABC Humberto Miró, productor ejecutivo de esta serie de la sobremesa de La 1. «En ‘Acacias 38’ la vida sigue. Hay algunos personajes que se han ido y otros que regresan para este final... Pero la protagonis­ta principal es la calle y todos aquellos que a lo largo de estos años han pasado por ella», señala el ejecutivo de Boomerang TV, que lamenta que «quedaban muchas cosas que contar y la serie podía haber tenido mayor recorrido». Por eso, quizá, no descarta un ‘spin off’.

Esa ha sido la polémica que ha rodeado a los últimos episodios y que incluso obligó al Defensor del espectador de RTVE a pronunciar­se. El abrupto cierre de ‘Acacias 38’ descolocó a los seguidores de la telenovela, que lo considerar­on precipitad­o. Algo que niega su productor, que promete que no han tenido que cambiar o acelerar las tramas.

En este triste momento del adiós, Humberto Miró, que está desde el primer episodio, comenta que «el balance de estos años es muy positivo». Aunque no todo ha sido un camino de rosas. En este tiempo –el pasado 15 de abril celebraron el sexto aniversari­o– ha habido risas y también drama, como

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cuando un voraz incendio dejó en cenizas los platós. O la pandemia, que obligó a parar varias semanas. «Por suerte, teníamos un buen colchón».

Los datos de ‘Acacias 38’ son fabulosos. 1.483 capítulos que han precisado de más de 1.300 jornadas de rodaje, 9.450 horas de grabación y 437 actores. El equipo de guionistas ha escrito más de 63.000 páginas. Hasta el final de hoy. «Va a ser una mezcla de comedia llena de emociones y sorpresas. No va a ser triste. Nuestra intención ha sido dejar un buen sabor de boca. Habrá lagrimas, pero de alegría», asegura su productor.

EL CINE EN TELEVISIÓN

En algún momento no muy lejano, la dicción artística española se bifurcó. Los cantantes tomaron el camino de la expresivid­ad, una forma nueva de hablar, entre lo italiano y lo que llaman ‘latino’. Sirva de ejemplo Dani Martín, de El Canto del Loco, y su fonética nueva. Los actores, por su parte, se iban sumiendo en una dicción neutra, casi incomprens­ible. Recordemos a Jorge Sanz, Miguel Ángel Silvestre como ‘Duque’, y, por supuesto, a Mario

Casas, que ahora protagoniz­a «El Inocente» (Netflix), un thriller trepidante, como buen thriller. Es un género que le va bien, porque es un actor que habla igual antes y después de que le den la paliza. Antes y después de correr. Tiene ese tono que es apenas una musitación átona, el grado cero de la expresivid­ad, como alguien a quien tienen siempre agarrado de sus partes.

La serie ofrece un comienzo apasionant­e, luego decae un poco. La historia acude demasiado al pasado en busca de lo necesario para que el ritmo no baje, algo que consigue, pese a los altibajos. También tiene algunos problemas de verosimili­tud: la inmobiliar­ia habitual en España (casoplones) y los acentos (chulo y prostituta­s pronuncian mejor que algunos presidente­s/entas de CC.AA.).

‘El inocente’ responde al espíritu de los tiempos. Todo es oscuro salvo el amor y la solidarida­d de las ‘amiguis’. Hay ración de ‘girl power’ y el personaje de Alexandra Jiménez es una heroína perfecta de mediana edad: íntegra, incorrupti­ble, ecuánime, lista, sin la locura viciosa de los hombres, algo que se deja para Coronado, felizmente encasillad­o.

‘El inocente’ hace referencia a la ausencia de culpa, pero Mario Casas lleva a dudar si no se tratará de otra acepción. Porque hay otra forma de ver la serie. Del elenco magnífico de actores se destacará poco a Gonzalo de Castro. Su personaje demuestra (último episodio) un odio desmedido, irreprimib­le y constante hacia Casas (su personaje). Es tan grande que trasciende la trama hasta parecer un odio puramente actoral, cinematogr­áfico. Real. Un odio casi cómico que sin embargo hacemos un poco nuestro y que da sentido a la serie, que puede interpreta­rse como una venganza absolutame­nte justificad­a contra él. Mario Casas. Su personaje.

Elenco magnífico Se destacará poco a Gonzalo de Castro, que permite otra clave interpreta­tiva de la historia

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P. VALDEZATE
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