EN PRIMERA FILA
La pandemia ha demostrado que la gestión del PNV es diferente, sí: es la peor de España
S Iles preguntaran quién dijo el 5 de marzo de 2020, a las puertas del confinamiento, que no era «momento como para lanzar una alarma» y que «las medidas que estaban tomando las administraciones eran las adecuadas», probablemente pensarían que fue Pedro Sánchez. La miopía exhibida es, desde luego, propia del personaje. Pero el autor de esas palabras no fue el líder socialista sino Aitor Esteban, portavoz del PNV. Un partido que siempre que ve la oportunidad presume de que su gestión es diferente, en el sentido de mejor que la del resto de España. Y que esta es una de las razones para pedir más y más competencias.
El peneuvismo saca pecho de eficacia, de no hacer dispendios, de grandes ideas, de política de palabra, y de estar a la vanguardia en democracia. En honrilla, desde luego, no hay partido que le empate. Y, ciertamente, tiene esa aureola de ser un movimiento superior tácticamente a los demás. «Si preguntas en la calle cuántos diputados tiene el PNV en el Congreso nadie te dirá que seis. La gente cree que tiene 20 o 30 por el peso que tienen en Madrid», decía hace tiempo, y con envidia, el portavoz catalán de un grupo más numeroso.
Cuando se trata de gestionar una economía boyante, agraciada por su situación geográfica, y de exprimir una representación política hinchada por la ley electoral, desde luego, lo hace muy bien. Pero cuando se trata de afrontar una crisis de verdad, de esas que revelan a los buenos gestores, la máscara del PNV se cae a trozos. No es una valoración sujeta a interpretación. Los datos de la pandemia están ahí. El País Vasco lidera los contagios y está a la cola de la vacunación en España, al tiempo que es la región con más incidencia acumulada de la UE. Sería difícil hacerlo peor pero aún tiene otros tristes hitos como que la primera enfermera española que falleció por Covid-19 trabajaba en un hospital vasco.
Los despropósitos de gestión se han acumulado en la autonomía que tiene más autogobierno: lección para el futuro. Y no ha sido por una manera diferente de abordar la pandemia ya que a los errores propios hay que sumar los mismos dislates vistos en el resto de España. Falta de previsión, ausencia de mascarillas, políticos que se vacunan antes que los ciudadanos, ayudas económicas que no llegan, mensajes contradictorios... la lista sigue y sigue. La pandemia ha demostrado que la gestión del PNV es diferente, sí: es la peor del país.
Si creen que el Covid es una rara avis en la hoja de servicio de esta formación recuerden el derrumbe del vertedero de Zaldívar. Ayer se cumplieron 15 meses y el cadáver de Joaquín Beltrán sigue enterrado entre basura. Si creen que no tiene corrupción recuerden el caso De Miguel con contratos a cambio de comisiones. Si creen que es el partido más democrático del arco otro día hablamos de su falta de transparencia con la prensa. El hecho diferencial vasco, desde luego, no es político.