Los nacionalistas escoceses refuerzan su mayoría, al cierre de esta edición
Los partidarios de la independencia de Gales se quedan lejos de la mayoría ▶
Todavía hoy se aprecian restos de una antigua muralla de 240 kilómetros de largo construida a finales del siglo VIII y atribuida al rey de Offa de Mercia, uno de los reinos anglosajones de la época que darían lugar a la actual Inglaterra. El objeto era defenderse frente a los pueblos celtas situados al otro lado de esa barrera: los galeses.
Más de 1.200 años después, parte de los habitantes de Gales parecen dispuestos a erigir, metafóricamente, un nuevo muro entre su territorio y el resto del Reino Unido. Una reciente encuesta para el canal de televisión ITV indicaba que el 39% votaría sí en un hipotético referéndum de independencia (excluyendo a quienes respondían no saber qué opción elegirían). Otra de la BBC e ICM señalaba que el apoyo a la independencia ha crecido en un año del 11 al 14%.
El encaje constitucional de Gales en el Reino Unido estaba muy presente en las elecciones al Senedd Cymru, el parlamento galés, celebradas el pasado jueves pero cuyos resultados se empezaron a conocer ayer. Y no solo se trata del debate por la independencia. En la citada encuesta para la BBC e ICM, la proporción de partidarios de suprimir el parlamento galés crecía del 14 al 15%.
En torno a 2,3 millones de galeses estaban llamados a votar para elegir a los 60 miembros del Senedd, de los cuales 40 corresponden a otras tantas circunscripciones y los otros 20 a cinco regiones (cada una de ellas con cuatro parlamentarios), por lo que los electores debían depositar dos papeletas distintas. Esta es la primera ocasión en la
Las elecciones locales en el Reino Unido han vuelto a confirmar la popularidad de Boris Johnson, a pesar de las consecuencias negativas del Brexit y de las investigaciones sobre donaciones poco que se puede participar a partir de los 16 años de edad.
El principal partido que aboga por la independencia galesa es Plaid Cymru, que hasta ahora tenía diez de los 60 miembros del parlamento. Proponía que, en caso de llegar al poder, se celebrara un referéndum de aquí a 2026. Otra formación, Propel, que tan solo tenía un diputado, también es partidaria de soltar amarras con el Reino Unido.
Hace cinco años había ganado las elecciones el Partido Laborista galés, aunque sus 29 escaños le obligaron a pactar para gobernar con un liberal demócrata transparentes para redecorar su residencia oficial. Tal vez el resultado más significativo de la jornada ha sido el que arroja la votación especial en la que se elegía un representante en los Comunes por el distrito de Hartlepool. Se trata de una de las zonas más deprimidas del noroeste de Inglaterra, un feudo laborista durante los últimos sesenta y dos años, que por primera vez ha preferido al candidato conservador. La región se resiente de las pérdidas de empleos industriales y el descenso de la inversión en servicios públicos. Pero la mayoría de votantes no culpa al Gobierno de Johnson, sino que lo prefiere para gestionar los enormes retos del pos-Brexit. y un exmiembro del Plaid Cymru. El actual primer ministro es el laborista Mark Drakeford.
Escrutinio a cuentagotas
Anoche continuaba el escrutinio. Al cierre de esta edición se habían proclamado los resultados de algo más de la mitad de los 60 escaños en juego, con una clara ventaja del Partido Laborista. De los 38 primeros diputados asignados, 25 eran para esta fuerza política (los mismos que hace cinco años a esas alturas del recuento), frente a ocho de los conservadores (que sumaban dos a los
El éxito de la eficaz campaña de vacunación sin duda ha tenido que ver. Boris es sobre todo un fantástico contendiente electoral, que comunica energía, da buenas noticias, pulsa la tecla patriótica y se muestra cercano al ciudadano de a pie. Cada vez más votantes de clase obrera se hacen conservadores. Otro factor principal de la derrota de Hartlepool es la falta de claridad en el mensaje central del laborismo.
Hace un año, Sir Keir Starmer, abogado especializado en derechos humanos, sustituyó al nefasto Jeremy Corbyn, un dinosaurio izquierdista que hizo mucho daño al partido y al conjunto del país con su tibieza ante