El Consello dio luz verde para defenderse ante el TC pero siguen el diálogo abierto con el Gobierno
Con todo, y aunque admitió que «es muy difícil hacer una predicción», Feijóo todavía mostró un talante optimista ante la expectativa de sortear vetos jurídicos al paquete de nuevas medidas. Véase la prohibición de reunirse con no convivientes de 1 a 6 de la madrugada, que es la que puede levantar más ampollas legales. Incluso ahí, dijo, «estamos razonablemente seguros de que podemos obtener el visto y place del TSXG». «Lo que sí (...) hemos valorado es que nos parece muy difícil de sostener un toque de queda con incidencia baja», admitió. «Por eso», explicó, «hemos sustituido el toque de queda clásico por una situación ‘light ‘de responsabilidad en el ámbito de nuestras capacidades». Esto es, no trasladar las interacciones sociales a otras esferas al cerrar la hostelería. «Sí creo que por razones epidemiológicas fundadas podemos impedirle [a una persona] que tenga contactos con personas no convivientes tanto en la calle como
Los fallos contradictorios en otros puntos de España generan «inseguridad» pese a todas las cautelas
en el domicilio», afirmó. «¿Por qué? Porque incrementaríamos exponencialmente las posibilidades de contagio». «Creemos que es una medida más proporcionada en una comunidad autónoma con incidencia baja al toque de queda tradicional clásico», argumentó.
Palabras que destilan una cautela que ahorraría una ley de salud plenamente vigente. Al no ser posible, la «propuesta gallega» se basa en un «sistema transitorio que nos permite velar» por la contención del virus, pero sin afectar «de forma contundente y directa contra derechos fundamentales máximos», como ocurriría limitando la movilidad por completo. «Creo que el TSXG nos puede autorizar para hacer eso», ponderó. Pero no arbitrariamente, sino reconociendo una «argumentación jurídica», construida «metodológicamente y sistemáticamente, en base a propuestas del comité clínico». El peaje a la ausencia de cobertura legal.