ABC (Galicia)

EL RECUADRO

Mi esperanza es la Vacuna Ayuso, inyectada a Madrid para levantar la economía

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OZÚ, qué lío, por no querer una vez más aceptar sus responsabi­lidades el Gobierno de Sánchez (lo de «gobierno» es un decir). Ha terminado el estado de alarma contra la voluntad de muchas autonomías, y se ha producido inmediatam­ente algo que no viene en el BOE: la ‘Alarma de Estado’. Esto ahora sí va a ser una viña sin vallado, o con diecisiete vallados distintos más Ceuta y de Melilla. Empezando por el propio calendario. La gente cree que lo que ha terminado no ha sido el estado de alarma, sustituido por nada, sino la pandemia del Covid, y verán los escándalos de irresponsa­bilidad que nos quedan por ver en las semanas que se aproximan. Cuando la cifras de la catástrofe parecían encarrilad­as, y teníamos puestas nuestras esperanzas en los lotes de vacunas que se estaban hartando de poner, viene el fin del estado de alarma, ¡hala!, y que cada palo aguante su vela. Es decir, que cada autonomía haga lo que mejor le parezca. Y en vez de aquel mando único de los días duros del confinamie­nto, ponen de hecho a dirigir la operación contra la enfermedad y para remontar la crisis económica a los tribunales superiores de

Justicia. Esto parece un número de magia: convertir al poder judicial en poder ejecutivo. No he visto caso práctico más fehaciente de la falta de separación de poderes que esto absurdo e incomprens­ible de que la última palabra en las medidas contra la pandemia la tengan los tribunales superiores regionales y, en última instancia, el Supremo, al que de hecho convierten en mando único. Ni expertos, ni políticos, ni especialis­tas en virus, aquí ponen a los jueces como árbitros de lo más convenient­e. A la que, además, le insisten en la responsabi­lidad de que no saquen los pies del plato, cuando los platos ya están rotos y aquí nadie quiere ser responsabl­e de nada, sino divertirse. Ha sido como un juego de la oca incomprens­ible: del Gobierno central la responsabi­lidad pasó a la cogobernan­za de las autonomías. Ahora la responsabi­lidad es de las autonomías. Que tienen por encima a los tribunales. No, si a este paso las responsabi­lidades serán de los ayuntamien­tos, y los ayuntamien­tos dirán que se las traspasen a los alcaldes de barrio, y los alcaldes de barrio la depositará­n en los presidente­s de las comunidade­s de vecinos. El caso es quitarse el mochuelo de encima y seguir saliendo por la tele sonriente y triunfal, sin explicar el batacazo de Madrid. Ah, y viajar al extranjero, mucho Falcon. Los españoles no podremos viajar al extranjero como apestados que nos tienen, pero Sánchez sí que disfruta en cualquier cumbre europea o mundial, en Oporto o donde sea.

¿Y las vacunas? Esa es mi esperanza. Pero no la vacuna Pfizer, ni la AstraZenec­a, ni la Moderna, ni Janssen, ni la Spútnik. Mi esperanza es la Vacuna Ayuso, inyectada a Madrid para levantar la economía, echar al de la coleta y dejar al PSOE de tercero. Con tanta esperanza como lo que ha dicho Felipe González: «El 4-M indica algo, no sólo en Madrid». Pues indica, entre otras cosas, que no se puede dejar a una nación hundida sin estado de alarma, al albur de la ‘Alarma del Estado’.

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Fe de ratas
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