En EGB, envió una carta a Felipe González. Su tesina fue sobre la comunicación en el PP de Aznar, obra de Miguel Ángel Rodríguez
Su ex es Sergio Hernández de la Torre, empresario vinculado a un campo de golf en Alcalá. Ella le sigue en twitter. No es recíproco
Por lo visto, Isabel nunca lo pretendió tampoco. Lo constata quien en su colegio, el católico concertado ‘Blanca de Castilla’, el mismo en que se educó Manuela Carmena, fuera su profesor y director del centro, Manuel Diéguez. «No buscaba destacar», dice. Y no, no fue una estudiante brillante, de hecho acabaría repitiendo primero de BUP. Pero cita el maestro que redactaba textos de particular «sensibilidad social» para la revista trimestral y que, estando aún en la EGB, escribió y envió «una carta a Felipe González porque no estaba de acuerdo con algunas cosas… y recibió respuesta». No parece muy normal. Quizás valga a los demiurgos para interpretar que apuntaba a lo que luego Ayuso, la de los telediarios, ha descrito como sus pasiones: «La comunicación y la política». Aunque en la Universidad Complutense, donde se licenció en Periodismo (1997-2004), un nido de indignados hirviente contra el José María Aznar que mandaba las tropas a Irak por obra y gracia de su absoluta mayoría, tampoco se le recuerda un especial activismo.
Sí que se pagó la matrícula de su bolsillo: repartía ejemplares de ‘Diario 16’, fue becaria en alguna agencia, se largó a Ecuador nueve meses a ganarse los cuartos con una productora de reportajes de viajes… y en cuanto tuvo el título se marchó de casa. Con el primer sueldo real de 600 euros, piso compartido vía ‘Segundamano’ y a los 22 años. «Estaba loca por independizarme», ha contado más de una vez. Poco normal. Los de su quinta daban el salto por los 30.
«Tenía muy interiorizado que la vida hay que pelearla, ha sido una rebelde pero sin adoptar la pose de hacer la revolución», concluye un colega de entonces, el periodista Mario Noya, con quien compartió la emoción amateur de los primeros pasos en la Radio Complutense. De esa etapa estudiantil le viene a la presidenta Ayuso ese coraje que le brota cuando los niñatos de la izquierda la tratan de pija tonta. De ese hall de la facultad eternamente colonizado por profesionales de las protestas, sentadas, ‘manifas’, asambleas tripartitas y pari