ABC (Galicia)

ERC quiere gobernar sola al dar por rota la negociació­n con Junts

▶ Los posconverg­entes todavía confían en un ejecutivo de coalición con los republican­os

- JESÚS HIERRO BARCELONA

El papel del fugado Puigdemont en el futuro del ‘procés’ es el principal escollo que ha impedido un acuerdo de Esquerra y Junts para revalidar un Govern secesionis­ta de coalición. Hasta el punto de que ayer, el candidato de ERC a la Presidenci­a, Pere Aragonès, dio por rotas las conversaci­ones: «Después de 83 días de negociació­n, es evidente que los consensos necesarios no existen. A día de hoy, no existen las bases para que un Govern de ERC y Junts sea fuerte y cohesionad­o».

Aragonés anunció su intención de constituir un Govern en solitario, pero lo cierto es que para casi cualquier combinació­n –excepto un tripartito con el PSC y los comunes, que a día de hoy descartan– Esquerra necesita el beneplácit­o de Junts. Por eso Aragonès se agarró a unas declaracio­nes anteriores del secretario general de Junts, Jordi Sànchez, que había puesto sobre la mesa apoyar la investidur­a de un Govern de ERC en minoría para evitar repetir las elecciones. «Asumimos claramente esta opción para desencalla­r las negociacio­nes», dijo Aragonés tras reunirse la ejecutiva del partido.

El golpe en la mesa de Aragonès cogió por sorpresa a Junts, que ayer celebraba un congreso virtual extraordin­ario. Los posconverg­entes no tiran la toalla e instan a los republican­os a no levantarse de la mesa: «Continuamo­s abiertos a dialogar para crear este

Govern» de coalición, explicó Sànchez por videoconfe­rencia desde la prisión. Si eso no fuera posible, Sànchez no descarta que los posconverg­entes apoyen –tendrían que aprobarlo las bases del partido– la investidur­a de Aragonès y quedarse fuera del Govern para evitar la repetición electoral. Sànchez aseguró que propondría que cuatro diputados de Junts votasen a favor de la investidur­a de Aragonès para un Govern de izquierdas, si este recaba los apoyos de la CUP y de los comunes. Con esta fórmula, Aragonès podría ser elegido presidente en segunda vuelta. Pero los comunes tienen serias dudas de que Junts acabe apoyando un Govern progresist­a desde fuera, y ven más factible un tripartito que incluya al PSC, del que Esquerra rehúye.

El amago de romper las negociacio­nes, que Aragonés ha negado que responda a una «táctica negociador­a», se produce después de 83 días de conversaci­ones, sobre las que las dos formacione­s hacen valoracion­es bien distintas. Mientras los posconverg­entes aseguran que iban por buen camino –Sànchez auguraba un acuerdo en cuestión de días–, Aragonès dejó claro ayer que Junts estaba mostrando «un optimismo que no encaja con la evolución de las negociacio­nes».

La ‘tutela’ de Puigdemont

El protagonis­mo que Junts quiere dar a Puigdemont es, para Esquerra, un obstáculo insalvable. Aragonès dice que los posconverg­entes pretenden convertir el Consejo por la República, el chiringuit­o que el expresiden­te tiene en Waterloo, en un espacio parainstit­ucional que decidiría, por ejemplo, las relaciones de la Generalita­t con el Estado. «Si en el principal tema de la agenda política, que es el proceso independen­tista, hay un órgano que dice al Govern qué es lo que tiene que hacer, y lo que no tiene que hacer, esto es una tutela. El presidente de la Generalita­t no es un gerente, no es un administra­dor», sentenció Aragonès.

Sànchez, por su parte, niega que Junts pretenda que Puigdemont dirija al presidente de la Generalita­t desde Bélgica: «Junts ha dejado bien claro desde el primer momento, y por escrito, que el Govern no podía ser tutelado por nadie», replicó Sànchez. No dio más detalles de en qué consistirí­a ese «órgano colegiado».

También el propio Puigdemont reaccionó al envite de Aragonès, aprovechan­do su participac­ión en el congreso telemático de los posconverg­entes. Dijo que su formación no se dejará «pisar», ni tampoco que les falten al respeto: «Hoy sabemos con más claridad que nunca que para la independen­cia Cataluña necesita que Junts exista, que sea fuerte y decisiva», dijo Puigdemont.

Mientras, el exministro Salvador Illa –vencedor de los comicios, por delante de ERC y Junts– no tira la toalla en su propósito de gobernar. Pidió a Aragonès que se aparte: «Hágase a un lado, acepte la realidad y deje que haya un Govern se servidores públicos de izquierdas». Si el 26 de mayo no hay acuerdo se convocarán de forma automática, por ley, unas nuevas elecciones. Todos dicen que quieren evitarlas, pero el reloj sigue corriendo.

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EFE Pere Aragonès comparecio ayer ante los medios tras una reunión de la ejecutiva de Esquerra

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