AJUSTE DE CUENTAS
después de las elecciones. Ahí está el dibujo de cómo el Gobierno piensa aumentar en siete puntos del PIB (unos 80.000 millones) la recaudación fiscal. Estamos hablando de que piensa recaudar casi otro IRPF completo (87.972 millones en 2020) al lado del que ya recauda. Eso significa que el peaje de las autopistas serán pelos de la cola en las subidas que se tendrán que producir en los grandes impuestos españoles.
De momento, se hacen cuentas muy felices con los 35.000 millones de beneficios fiscales que identificó la Airef en 2020. Sin embargo, lo primero que ha hecho el Gobierno cuando se conoció que planeaba eliminar la reducción de la declaración conjunta fue arrugarse y decir que era «una errata».
Sánchez tiene dos años para ejecutar su plan, pero no serán de vino y rosas. La gestión cotidiana está llena de rugosidades y fricciones. Y se corre el riesgo de que la población no sea tan comprensiva con los objetivos medioambientales, de género o digitales que han definido las élites. Macron lo aprendió con los ‘chalecos amarillos’ cuando elevó la fiscalidad de los combustibles. Y eso fue en 2018, mucho antes de que la pandemia hiciera que las personas revisaran su escala de prioridades y valores.
Un ejemplo de esto será la batalla del agua en torno al trasvase Tajo-Segura. El Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico de Teresa Ribera ha planteado modificar las reglas de explotación del trasvase, reduciendo de 38 a 27 (un 29% menos) los hectómetros cúbicos que se transfieren pese a que la situación actual no plantea restricciones. El Consejo Nacional del Agua, un órgano consultivo pero alineado con el Gobierno (lo preside el ministro de Agricultura), lo ha refrendado con 43 votos a favor, 19 en contra y 19 en blanco. El Consejo de Ministros deberá tomar ahora una decisión.
Los agricultores de Levante consideran que Ribera promueve «la inseguridad hídrica» de sus explotaciones y la ministra también es sensible a las peticiones de Castilla-La Mancha, que lleva años pidiendo un reequilibrio. Y aunque la reducción se ha planteado como una recomendación técnica, todavía nadie ha conseguido determinar por qué las aportaciones en la cabecera del Tajo han ido mermando a lo largo de este siglo. Vienen por delante, por lo tanto, muchos meses en que gobernar supondrá tomar decisiones difíciles y enfrentarse con caras largas. jmuller@abc.es