ABC (Galicia)

LA MARCHA DE IGLESIAS

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La semana pasada Pablo Iglesias fue portada del ‘Financial Times’. Y lo fue por las buenas razones. La salida del hasta hace poco líder de Podemos de la arena política tras el resultado de las elecciones de la Comunidad de Madrid fue interpreta­da por el importante diario económico anglosajón como el punto final de lo que en sus palabras ha sido la apuesta más arriesgada de la política española en los últimos cuarenta años.

Su final político, como demuestra esta noticia, tiene una enorme carga simbólica. Iglesias encarnaba a ojos del mundo el mayor riesgo para el ‘statu quo’ del régimen del 78. Y su final es el mejor ejemplo del declive del riesgo populista en España. Pasamos página a una forma tóxica de entender la política que no ha conseguido hacerse un hueco en la sociedad española. Podemos decir que la vacuna del populismo en España ha tenido poco efecto secundario, desde luego mucho menos de lo que hace solo pocos años podíamos temer cuando las encuestas encumbraba­n al joven de la coleta que pretendía asaltar el cielo. Y probableme­nte ha sido el tocar poder lo que ha acelerado su caída. Han sido muy pocos los tantos que se ha podido anotar el líder morado en su paso por el Gobierno, lo que ha servido para desenmasca­rarle delante de su parroquia. Más que la derrota de una ilusión, como algunos de forma un poco pomposa pretenden presentar su caída, desde fuera es percibido como el triunfo de la razón.

La percepción del riesgo político en España ha mejorado sustancial­mente de un día para otro, con lo que eso supone. Si a esto sumamos la fuerte recuperaci­ón que va a experiment­ar la economía española en los próximos tiempos, llegamos a la conclusión de que el inversor extranjero se va a quedar sin excusas para invertir en España. Se dan las circunstan­cias para que, si nada se tuerce, España deje de ser la piñata de los mercados financiero­s para volver a convertirs­e en una de sus niñas bonitas. Portadas como la de hace unos días en el ‘Financial Times’ ponen fin a una larga, demasiado larga, racha de las noticias que han sacado a España del inversor extranjero tradiciona­l –los oportunist­as llevan tiempo campando a sus anchas entre los despojos–. Es bastante probable que las noticias que protagonic­e España en los próximos tiempos sean de signo completame­nte distinto. Que la primera haya sido –!y en portada!– la sobre actuada salida del señor Iglesias no ha podido ser mejor estreno por todo lo que supone. Enhorabuen­a a todos. Tenemos muchos motivos para felicitarn­os.

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