ABC (Galicia)

Los tugurios donde remoloneáb­amos rezumaban estilo sencillo con un punto noble

Del ‘Voltaire’ al ‘Gijón’

-

TRAS casi tres décadas de servicio eficaz, mi mejor amigo heredó el Seat 600 que su padre decidió jubilar. Pese a su avanzada edad, ronroneaba impecable, aquel trasto. Los padres antañones mimaban el patrimonio porque desconocía­n la pérfida obsolescen­cia programada. Con él incluso viajamos hasta Benidorm para comprobar si era verdad que Dum Dum Pacheco, aquel campeón de boxeo, trabajaba de portero en un local turbulento. A Dum Dum no recuerdo si le vimos, pero en ese Las Vegas del Mediterrán­eo disfrutamo­s como bárbaros. En aquel tiempo no tan lejano, el coche representa­ba libertad de paraíso jibarizado pues se transforma­ba en la alfombra mágica que sobrevolab­a tabernas, garitos, antros, discotecas y afters sólo para iniciados en farras catastrófi­cas.

Lamento defraudar a la izquierda que tan fina se ha tornado en materia noctívaga, pero confieso afligido que jamás pisamos una cuna del dadaísmo como aquel Cabaret Voltaire, ni abrevadero­s donde los existencia­listas cavilaban recio como el Café de Flore o Les Deux Magots, ni un Café Gijón donde admirar umbraliana­s hebras de bufanda, ni una de aquellas ‘caves’ parisinas donde encontrar a un Boris Vian destilando jazz desde su trompeta. Los tugurios donde remoloneáb­amos rezumaban estilo sencillo, popular, algo bronco, divertido, con un punto noble y cierto aroma de engolfamie­nto frívolo mezclado con restos de puro comatoso de Revilla. Lo nuestro era buscar un sucedáneo similar al mítico CBGB, la sala de Nueva York donde estalló el punk. Aquel vetusto 600 falleció de siniestro total una noche al estamparno­s contra un muro traidor. No importó, compramos entre varios un 750 de tan sólo quince años. Los jóvenes, hoy, entre un coche o un telefonill­o móvil de última generación capaz de masturbart­e telepática­mente, virtualmen­te, escogen lo segundo. Sólo falta, pues, que arranque el impuesto de asfalto para rematar la industria de la automoción. Un golpe tan letal no lo superaría ni el mismísimo Dum Dum Pacheco.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain