ABC (Galicia)

El gran naturalist­a romano que murió persiguien­do la erupción

▶ Daisy Dunn cuenta en ‘Bajo la sombra del Vesubio’ el final de Plinio el Viejo

- BRUNO PARDO PORTO MADRID

Era la una de la tarde de un día tranquilo de octubre o agosto. Plinio estaba con su sobrino y la madre de este en una espléndida villa de Miseno, un lugar privilegia­do con vistas a la bahía de Nápoles, tan azul, tan bella. De repente, la mujer se fijó en «una nube extraña y enorme» que crecía a lo lejos. Al verla, él pensó que tenía forma de pino piñonero y de seta, qué cosas. Aquello empezó igual que un juego de niños, como todo. Tardó unas cuantas horas en descubrir que el Vesubio había erupcionad­o, y unas cuantas más en perder la vida, según nos cuenta Daisy Dunn en ‘Bajo la sombra del Vesubio’ (Siruela).

Plinio era almirante, pero también historiado­r. Había escrito una ‘Historia natural’ de treinta y siete tomos, nada menos, y le dedicó varios pasajes a los volcanes del mundo: el Etna de Sicilia, el Cofanto de la Bactriana, situado entre Afganistán y Pakistán; el Quimera de Liceia, al sur de Turquía, etcétera. Ni una mención al Vesubio, que en sus páginas no era más que un monte cubierto de viñas, tan verde que jamás imaginó que pudiera arder. Qué caprichoso es el destino.

Movido por la curiosidad, Plinio ordenó que le prepararan su barco: quería ver de cerca ese fenómeno, analizarlo, describirl­o, estudiarlo. Quería, en fin, un asiento en la primera fila de la historia. Justo antes de salir de la villa, camino al puerto, le llegó una carta de su amiga Rectina, que vivía a los pies del Vesubio. Le pedía auxilio, y le confirmaba que ya solo se podía escapar del lugar por mar. Entonces, intuyendo tal vez que ahí se definía su biografía, convocó a su flota al completo y decidió emprender una misión de rescate tan imposible como heroica.

Atravesaro­n la bahía de Nápoles. Avanzaron en dirección contraria al resto del mundo, mientras del cielo llovían cenizas, y más tarde piedra pómez y rocas negras quemadas y rotas por el fuego. Los remeros comprendie­ron pronto que no saldrían de esa. Él, por lo visto, mantuvo la calma y no dejó de tomar nota de cada movimiento, de «cada forma que adoptaba aquella cosa maligna conforme iba apareciend­o ante sus ojos», tal y como relató su sobrino, que no estaba allí. Cuando el timonel le aconsejó darse la vuelta, él se negó: «La Fortuna ayuda a los valientes». He ahí una frase para la posteridad.

No pudo Plinio llegar a rescatar a Rectina, que segurament­e falleció esperando, pero sí pudo desembarca­r en Estabia y ver a su amigo Pomponiano.

Él le esperaba en su hogar con el macuto hecho, a la espera de que soplara, al fin, viento favorable para marcharse de allí. Lo abrazó nada más llegar, y con un temple dignísimo, se dio un baño antes de la cena. Por la noche, los sirvientes observaban horrorizad­os las llamas que salían de la montaña. Él se acercó y les dijo que esas luces no eran más que las hogueras abandonada­s por los campesinos.

Se durmió pronto, pero se despertó al rato con la respiració­n entrecorta­da y los pulmones negros. Reunió a sus hombres y acordaron abandonar la vivienda para marchar a la playa, protegiénd­ose la cabeza con una almohada. Olió el sulfuro de las llamaradas, sintió los terremotos que agitaban el suelo y sin duda también el miedo que recorría las calles, el mismo miedo que recorría el planeta. La erupción se había sentido a miles de kilómetros, la polvareda había llegado a África, a Siria, a Egipto. El día se hizo noche, y los dioses se adueñaron de las conciencia­s. Esa catástrofe tenía que ser divina.

Plinio llegó a la arena cansado, sudando por el calor insoportab­le, apenas sin fuerzas. Solo podía tumbarse. Al rato se puso en pie con la ayuda de dos esclavos, y justo en ese momento, con la vista puesta en un horizonte apocalípti­co, exhaló su último aliento.

Daisy Dunn. Editorial Siruela. 344 páginas. 23,95 euros (ebook, 11,99 euros).

 ?? ABC ?? ‘La destrucció­n de Pompeya y Herculano’, de John Martin
ABC ‘La destrucció­n de Pompeya y Herculano’, de John Martin
 ??  ?? ‘BAJO LA SOMBRA DEL VESUBIO’
‘BAJO LA SOMBRA DEL VESUBIO’

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain