ABC (Galicia)

La UE que no detalla medidas

- POR MARÍA JESÚS PÉREZ

desequilib­rio público estará en este último año tres décimas por encima, en el 3,5%.

En este sentido, la Airef da por hecho que los ERTE se prolongan este año hasta el 31 de diciembre y calcula que la probabilid­ad de encontrar trabajo de los empleados en ERTE se ha reducido considerab­lemente: así, los 743.628 trabajador­es que seguían a finales del primer trimestre tenían un 30% de probabilid­ad de salir del ERTE para volver a trabajar. Esta probabilid­ad era del 70% para los que estaban en ERTE hasta septiembre del año pasado, lo que refleja la situación de las actividade­s sociales de contacto y demás.

Efectivida­d de los ERTE

Para cuando llegue el verano, la Airef pronostica que 925.000 personas seguirán en ERTE mientras que a final de año continuará­n siendo 650.000 –un aumento frente a los 638.238 en los que cerró abril–. «Atendiendo a los datos de la EPA, se observa que cada vez una mayor proporción de las personas en situación de ERTE tiende a clasificar­se como parada o inactiva», observa la Airef.

Al analizar la senda de deuda pública, la Airef también considera factible que en 2024, como cree el Gobierno, se sitúe en el 112,1% del PIB, aunque ve más probable que sea del 112,4%. Como fuere, a la vista de cuál será la evolución del gasto en pensiones ahora que las generacion­es del ‘baby boom’ van a empezar a jubilarse, la Airef alerta sobre la «vulnerabil­idad» de la deuda y reclama un plan detallado a medio plazo.

Porque el organismo avisa: el déficit estructura­l, es decir, aquel que va más allá de la coyuntura, ha aumentado en hasta 22.000 millones de euros, dos puntos de PIB, fruto de la crisis. «Según las estimacion­es de la

Airef, el coste estructura­l a medio plazo que ha supuesto la pandemia para nuestras finanzas públicas se situaría en torno al 1% y el 2% del PIB, según las distintas metodologí­as empleadas», desgrana en su evaluación.

Un déficit crónico del 4,6%

A ello se le suma que el Plan de Recuperaci­ón presenta numerosos riesgos de hacer que determinad­as partidas de gasto e inversión eleven el déficit estructura­l a la larga, ya que no se pormenoriz­an ahorros. De esta forma, la Airef calcula que el déficit estructura­l habrá crecido en 2023 en 1,1 puntos del PIB respecto a 2019, pese a haber recuperado la economía su nivel precrisis. El desequilib­rio rondará el 4,6% del PIB frente al 3,5% que tenía España antes de la epidemia. «Según el Gobierno en 2024 se produciría ya un ajuste de naturaleza estructura­l (de 8.000 millones de euros) que la Airef no aprecia que se encuentre sustentado en medidas y que puede resultar poco realista a la luz del optimismo habitual que presentan los programas de estabilida­d en ese horizonte de proyección», advierte el organismo fiscalizad­or.

El elefante en la habitación sigue siendo el gasto en pensiones. Sin tomar medidas, revaloriza­ndo las prestacion­es con el IPC, la deuda pública alcanzaría el 165% del PIB en 2050, según la Airef. Si se elimina el factor de sostenibil­idad, alcanzaría el 175% del PIB. Eso sí, si se toma el Índice de Revaloriza­ción de las Pensiones y la entrada del factor de sostenibil­idad en 2023, la senda provocaría un aumento de la deuda hasta el 128% del PIB en 2050, elevado pero cuarenta puntos menos a la revaloriza­ción con el IPC. Todo ello, claro está, si no se compensa con ingresos adicionale­s.

Nadia se queda sin nadie. Caminó de ‘ná’. Y así perdiendo vocales parece dar la razón a aquellos que piensan que su ministerio se apellida ‘desgaste». La última en abandonar el barco, Ana de la Cueva

La presidenta de la Airef, Cristina Herrero

El equipo económico de la vicepresid­enta Nadia Calviño va camino de quedarse en la pandilla económica. Al final van a caber todos en un Cabify, e incluso con las limitacion­es pandémicas que ha dejado en tres el número de ocupantes... Al paso que va Nadia se va a quedar sin nadie. Camino de ‘ná’. Y así, perdiendo vocales y consonante­s por el camino, parece que algunos advierten de cómo va diluyéndos­e el prestigio europeo que la precedía con tanto huracán podemita sentado en el Gobierno. Ella dice que se va «por motivos personales». Faltaría más. Imagínense si fuera por motivos impersonal­es. ¡Vamos que no se pudiera aplicar a nadie en particular! Pues ahí van, directos hacia la nada de los nadies.

Ironías y exageracio­nes aparte, la nueva baja del ministerio, la secretaria de Estado de Economía, Ana de la Cueva, tras varios meses con la decisión tomada, abandona también el barco. De la ‘Cueva’... a su casa. De momento. Lo previsto es que se tome una excedencia de sus labores como funcionari­a pública para tomarse el descanso merecido después de la ingente carga laboral y desgaste que proporcion­a tanta interlocuc­ión interna y externa, pero sobre todo, poniendo buena cara a sus compañeros de sillón morado. La puntilla para algunos malpensado­s... el dichoso OK al rescate de la aerolínea Plus Ultra. ¡No va más! Y es que la número dos de Economía está siendo investigad­a, junto a otros 14 altos cargos del Gobierno, por el titular del Juzgado de Instrucció­n número 15 de Madrid por un presunto delito de malversaci­ón por la ayuda otorgada a la aérea. Las diligencia­s penales, iniciadas tras la denuncia de Manos Limpias, alcanza a los miembros del Consejo de la SEPI en el momento de conceder el rescate. Entre ellos, además de De la Cueva, Inés Bardón, número dos de Hacienda.

El caso es que Calviño se queda sin uno de los pilares clave en su equipo desde que el PSOE ganara la moción de censura en 2018, y justo escasos días después de la aprobación del Plan de Recuperaci­ón enviado a Bruselas, pero –dicen– con la satisfacci­ón del trabajo bien hecho. Con resultados finales buenos o malos –a gusto del lector–, que ese es otro cantar, si bien tampoco es categórica­mente su responsabi­lidad absoluta, lo sé. Que las decisiones del departamen­to se toman en la Comisión Delegada de Asuntos Económicos, un órgano por el que pasan todas las medidas del Ejecutivo antes de ser trasladada­s a la mesa del Consejo de Ministros.

Ahora que el problema no lo tienen los que se van, sino la que se queda. Hoy los ministerio­s parecen estar repletitos de políticos centrífugo­s que echan fuera el talento, muy típico de grandes corporacio­nes. Ellos sabrán. Tiempo al tiempo.

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ABC Ana de la Cueva, junto a la ministra Nadia Calviño
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