ABC (Galicia)

Glovo tiene 90 días para contratar a sus repartidor­es

▶ Las plataforma­s dicen que la ‘ley rider’ pone en peligro un total de 15.300 empleos

- J. AGUILAR MADRID

«La norma aprobada es histórica». Con esas palabras comenzaba ayer la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, su comparecen­cia tras el Consejo de Ministros. El Gobierno dio por fin luz verde a la ‘ley rider’, un decreto ley que regulariza las condicione­s de trabajo de los repartidor­es de Glovo, Deliveroo, Uber Eats y Stuart. «Se trata de una norma pionera», relataba Díaz, que defendió que «tenemos que proteger a los trabajador­es más allá de la forma de organizaci­ón tecnológic­a».

La aprobación del decreto, que deberá convalidar­se en el Congreso, llega después de que Trabajo y los agentes sociales llegaran a un acuerdo sobre esta materia hace dos meses. Como adelantó ABC, esta ley obliga a las empresas de reparto a domicilio, como Glovo, Deliveroo, Uber Eats y Stuart a contratar a sus repartidor­es en un plazo de tres meses desde la publicació­n de la ley en el BOE. De esta manera, se acaba con la polémica de si los repartidor­es estaban trabajando como falsos autónomos o no. Un debate que terminó zanjando hace meses el Supremo, dictaminan­do que la relación laboral de estos con las plataforma­s era de ajenidad.

Esta relación laboral afecta por ahora a estas plataforma­s digitales de reparto a domicilio, aunque la propia ministra de Trabajo no descartaba hace meses que se incluyeran más sectores, como podían ser los conductore­s de VTC, pero eso necesitarí­a «un «debate más pausado».

La otra pata importante de la norma es, como informó ABC, que los representa­ntes de los trabajador­es puedan vigilar los algoritmos que determinan las condicione­s de trabajo. Esta parte de la norma afecta a todas las empresas que utilicen algoritmos y no solo a las plataforma­s de reparto. Así, los sindicatos tendrán que ser informados «de las reglas que encierran los algoritmos y los sistemas de inteligenc­ia artificial que pueden incidir en las condicione­s laborales por las que se rigen las plataforma­s, incluyendo el acceso y mantenimie­nto del empleo y la elaboració­n de perfiles».

En concreto, el decreto recoge una nueva letra ‘d’ en el apartado 4 del artículo 64 del Estatuto de los Trabajador­es. Este tiene la siguiente redacción: «Ser informado por la empresa de los parámertos, reglas e instruccio­nes en los que se basan los algoritmos o sistemas de inteligenc­ia artificial que afectan a la toma de decisiones que pueden incidir en las condicione­s de trabajo, el acceso y mantenimie­nto del empleo, incluida la elaboració­n de perfiles».

La ministra tuvo palabras de agradecimi­ento para la CEOE y los sindicatos UGT y CC.OO., por su «valentía» a la hora de abordar esta norma. También elogió a la Inspección de Trabajo, que durante este tiempo ha regulariza­do más de 16.000 empleos, teniendo un impacto de 29 millones de euros para las arcas del Estado en concepto de cotizacion­es y demás pagos.

Quejas de las empresas

Las compañías llevan meses acusando a la CEOE de no defender sus intereses. De hecho, Glovo acabó abandonand­o esta patronal. Unos ataques de los que la CEOE se defiende argumentan­do que se han eliminado muchas medidas que pedían los sindicatos y que hay sentencias en firme de que los repartidor­es no son autónomos.

La asociación que integra a las cuatro plataforma­s explicó ayer que la norma ha sido elaborada «sin tener en cuenta a sus principale­s actores: restaurant­es, plataforma­s y, lo más sorprenden­te, a los propios repartidor­es».

El director general de Stuart en España, David Gausch, comentó que «lamentamos profundame­nte la falta de apoyo por parte de la principal patronal hacia las plataforma­s a la hora de presentar alternativ­as regulatori­as, provocando que finalmente no se haya adoptado ninguna de las propuestas de la plataforma­s de reparto. Consideram­os que esta nueva regulación requería no solo de la participac­ión del sector afectado, sino también un debate parlamenta­rio amplio y sosegado, teniendo en cuenta que este sector actualment­e aporta 700 millones al PIB nacional, y pone en peligro más de 15.300 empleos totales en España».

A su vez, unos 4.000 repartidor­es de la Asociación Profesiona­l de Riders Autónomos (APRA) se manifestar­on en una decena de ciudades para mostrar su rechazo a la ley. Denuncian que «la aprobación de la ‘ley rider’ es un paso más hacia el precipicio que supone dejar a más de 15.000 repartidor­es sin empleo».

Los sindicatos podrán vigilar los algoritmos que determinan las condicione­s de trabajo

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