Así funciona la Cúpula de Hierro, con una eficacia del 90 por ciento
▶ El sofisticado sistema de defensa detecta el lanzamiento del misil y sabe dónde caerá
Borrell reconoce que Europa no tiene capacidad sobre Israel
JOSEP Borrell ha hablado en el Real Instituto Elcano con gran realismo sobre la escalada de violencia en Oriente Próximo, la peor desde 2014, al reconocer que Europa no tiene capacidad de presión sobre Israel. El Alto Representante ha añadido que la UE cumple un importante papel ayudando a Palestina a sobrevivir, con ayuda humanitaria y financiera, pero no puede ir mucho más allá. Se agradece que por una vez un político en ejercicio deje atrás los excesos de retórica tan comunes al asomarse a un conflicto que parece irresoluble. No obstante, la visión pragmática que sugiere Borrell obliga a convivir con una incómoda impotencia ante la destrucción de vidas humanas y de unos mínimos de convivencia.
Cada cierto tiempo, los ataques y las hostilidades en la región cobran proporciones terribles, debido sobre todo a razones políticas internas, tanto del gobierno israelí como de las autoridades palestinas. Israel es la única democracia en Oriente Próximo y el aliado de referencia para todos los países occidentales. Pero hay que reconocer que bajo Benjamín Netanyahu ha sufrido un deterioro democrático serio, una versión peor de lo sucedido a Hungría y a Polonia con su colección de hombres fuertes y sus decisiones dirigidas a minar la separación de poderes y debilitar la libertad de expresión. Por su parte, Hamás controla Gaza y no permite que haya elecciones ni nada parecido a un gobierno que rinda cuentas y funcione con independencia de los países que patrocinan el terrorismo y abiertamente persiguen la aniquilación de Israel.
En Estados Unidos, el único actor con capacidad real de frenar el conflicto, el presidente Biden sigue la senda de Barack Obama y con pragmatismo se niega a dejarse atrapar por este ciclo imparable de odio y desesperanza. Por ahora, Biden rechaza que el Consejo de Seguridad se reúna de urgencia y pide tiempo para que prosperen las gestiones diplomáticas que buscan la desescalada y el alto el fuego. No es que la Casa Blanca mire para otro lado, sino que da un paso atrás y recalibra sus prioridades globales, que ya no pasan por Oriente Próximo.
El movimiento radical islamista Hamás, que controla la franja de Gaza, ha lanzado más de mil cohetes contra territorio judío en lo que va de semana, con resultado de ocho muertos israelíes hasta el momento. El hecho de que hayan muerto pocas personas pese a la lluvia de proyectiles lanzada por los islamistas guarda estrecha relación con el sistema de defensa antimisiles que tiene el Ejército israelí, al que han denominado Cúpula de Hierro. De hecho, Israel ha logrado interceptar gracias a este sistema un 90 por ciento de los cohetes lanzados.
¿Cómo funciona el sistema? El sofisticado mecanismo detecta los misiles en el momento en que se lanzan. Además, tiene la capacidad de calcular el lugar en el que van a caer, por lo que tienen margen para actuar si quienes lo manejan creen que explotará en un lugar habitado. Si por el contrario el sistema calcula que el cohete lanzado finaliza el vuelo en el desierto, dejan que llegue a su objetivo. Por lo tanto, si un misil va a caer en una ciudad o en una población se lanza otro para interceptarlo y hacerlo explotar en el aire. De esta forma pueden desintegrar el arma enemiga.
La primera línea de acción de la Cúpula de Hierro es un sofisticado software de gestión de combate y control de armas que detecta y vigila la trayectoria de los cohetes. Inmediatamente después, el sistema de control calcula el punto de impacto y ordena la salida de cohetes Tamir desde las baterías –ubicadas en puntos estratégicos de forma vertical– que cuentan con tres lanzadores para 20 misiles que interceptan y destruyen la artillería enemiga.
Casi mil millones de coste
Israel comenzó a usar la Cúpula de Hierro en 2011. Es un sistema diseñado por una empresa israelí, Rafael Advanced Defense Systems e Israel Aerospace Industries, con el apoyo de EE.UU., para detectar todo cohete que se lanza en una distancia de entre 4 y 70 kilómetros.
El sistema antimisiles se inauguró en la ciudad de Beersheba, a unos 100 kilómetros al sur de Tel Aviv. El Gobierno de Israel asegura que esta herramienta tiene una efectivad del 90 por ciento. Se estima que en la actualidad hay instaladas unas 10 baterías móviles en puntos secretos del país para cubrir todo el territorio del Estado de Israel. Su costo fue de aproximadamente 796,4 millones de euros y cada misil lanzado ronda los 50.000 dólares, un costo que ha traído críticas a Israel, al mismo tiempo de generosas contribuciones de Estados Unidos.
Durante la Administración demócrata de Barack Obama, se destinaron cerca de 675 millones de dólares para desarollar la Cúpula de Hierro. «Israel tiene derecho a esperar que no disparen misiles contra su territorio», dijo en su momento el expresidente estadounidense, lema que hoy repite Biden.
Moshe Patel, director de la Organización de Defensa de Misiles del Ministerio de Defensa israelí explicó que esta herramienta de defensa tiene la capacidad de «contrarrestar» el ataque de los misiles, además de «drones y mucho más». Asimismo, Patel explicó que en los próximos meses «pueden surgir nuevas amenazas» para las cuales está preparada la Cúpula de Hierro.
Algunos expertos señalan que el sistema puede tener fallos para los misiles de muy corto alcance, por lo que una de las razones de la ofensiva de Hamás puede ser también el deseo de ponerlo a prueba.