Merma su de por sí escasa representación en Galicia y evidencia su descomposición
La marcha de Bermejo agrava la crisis endémica de Ciudadanos ▶
Si la situación de Ciudadanos a nivel nacional es de máxima precariedad, agravada por el desplome en las recientes elecciones madrileñas, en Galicia todavía está más cerca de tocar fondo. No tiene peso en el día a día político de la Comunidad, producto de su falta de arraigo y, especialmente, de su escasa representación en las instituciones. Sin escaños en el Parlamento autonómico ni asientos en las Diputaciones provinciales, apenas cuenta con un puñado de ediles en dos ciudades (Lugo y Orense). Y uno de ellos, Laureano Bermejo, viene de tomar la decisión, «difícil y muy meditada», de darse de baja como afiliado y miembro electo del Consejo General, además de pasar a ser concejal no adscrito en el concello orensano. Sigue los pasos de Mónica Martínez o Montse Lama. Con el agravante de que aquel llegó a ser secretario de organización y hombre fuerte del partido.
En la formación naranja desde 2014, Bermejo anunció su decisión este jueves a través de un texto difundido en sus redes sociales, donde se despacha contra las direcciones nacional y autonómica de Cs. Critica que «las múltiples estrategias erráticas tomadas en los últimos meses» han dejado al partido en una «situación de ‘coma’». «Ha pasado de ser ese proyecto ilusionante, diseñado para transformar España (...) a ser una muleta más de Sánchez y su banda», arremete. «Nadie asume responsabilidades dejando morir este proyecto. No existe autocrítica», carga Bermejo. «Es vergonzoso escuchar como culpáis a Albert Rivera, a la herencia recibida, a los cargos que se dejan la piel, muchos de ellos voluntariamente, simpatizantes, afiliados, y ya es el colmo, tener que escuchar cómo culpáis a los votantes de vuestros fracasos, de los errores que son de la líder y su actual equipo», acusa.
«Habéis tirado a la basura el trabajo, el tiempo y el esfuerzo de tantos afiliados, simpatizantes y cargos orgánicos e institucionales que teñían Galicia y España de naranja», incide. «Me duele ver cómo los nuevos miembros del comité autonómico (...) no cuentan con las virtudes políticas, con la capacidad de hacer equipo, de liderar, de ilusionar», enlaza una sucesión de dardos. «¡No se puede dirigir un proyecto por y para los gallegos desde Madrid, dándole la espalda totalmente a los gallegos!», clama el exdirigente naranja. «¡Yo no he cambiado!, ha cambiado Ciudadanos». Hace menos de un mes, consultado por ABC, Bermejo ya dejaba algún recado entre líneas, al afirmar: «El partido tiene la suficiente madurez ahora mismo para saber lo que tiene que hacer, y si no lo hace, tiene sus consecuencias. No me imagino que estén pensando en tener consecuencias negativas».
Réplica de Pino
Desde la dirección autonómica de Ciudadanos, tras una primera réplica, también en redes sociales, donde se llamaba a Bermejo a «dejar el acta de concejal», ayer se formulaba esto mismo pero ya formalmente, a través de un comunicado. De paso, la filial gallega de Cs «lamenta, condena y rechaza este tipo de comportamientos que degradan la política». También le pidió que devuelva el acta, desde Orense, quien queda ahora como único edil naranja. Pepe Araújo achacó este adiós a una «guerra» como parte de un «plan urdido» en «altas instancias» para intentar «reventar la organización». Su excompañero, añadió, «forma parte de ese juego».
Bermejo, que llegó a ser uno de los rostros de la formación liberal en Galicia, fue perdiendo peso en los últimos meses. Deja en su legado dos momentos controvertidos. El primero, al reclamar la salida de Manuel Baltar de la Diputación orensana como condición sine qua non para apoyar el PP tras los comicios municipales y provinciales del 19. El segundo, cuando Cs se descolgó con peticiones como una Consellería para ir de la mano en las autonómicas. Estuvo en la reunión donde se pidió.
Ahora defiende que su «paz interior no es negociable» y apunta a los «grandes egos». Y la sangría en Cs que no cesa.