ABC (Galicia)

Garbiñe Muguruza

▶ La doble campeona de Grand Slam muestra su entusiasmo ante la cita olímpica pese a las renuncias masivas «Juego mucho más nerviosa de lo normal. Cada vez que compito por España, juego con una tensión…» «Hay quien prefiere mantener el calendario ATP o WT

- Tenista ENRIQUE YUNTA

En las últimas semanas, las redes sociales se han llenado de mensajes, casi todos calcados como si se copiara la misma base. Decenas de tenistas se han ido borrando de los Juegos, todos dicen que con muchísima pena y otros lugares comunes, pero el debate se alimenta porque este deporte no acaba de casar con los Juegos, o al menos no es una prioridad para sus protagonis­tas. Los gimnastas o los nadadores trabajan cuatro años para este evento, pero los tenistas tienen repercusió­n cada semana en sus torneos, que encima dan puntos y dinero. Sin embargo, Garbiñe Muguruza (8 de octubre de 1993) ni se planteó la opción de ausentarse de Tokio, donde se entrenó ayer por primera vez con la ilusión de quitarse la espinita de Río de Janeiro (eliminada en octavos por Mónica Puig). Recuperado su estatus entre las mejores, novena del mundo, quiere volver a los resultados del principio de año y, ante la baja de Rafael Nadal, asume de buen grado el liderazgo de la raqueta española en estos Juegos tan atípicos. Además, competirá con su amiga Carla Suárez en el dobles, un aliciente más como para estar sí o sí. —Son sus segundos Juegos. ¿Percibe que es un torneo diferente al resto? —Muy diferente. Me cuesta incluso entender dónde estoy. Es tan diferente estar en la Villa, un equipo… Es como una mezcla entre Copa Federación (ahora Copa Billie Jean King), campeonato del mundo… Tardo dos o tres días en situarme, pero es genial precisamen­te porque es diferente. Son cada cuatro años, en este caso cinco, y es como un regalo volver a unos Juegos.

—Su experienci­a en Río, en lo deportivo, no fue buena. ¿Qué recuerda? —En Río me pilló todo bastante, a ver cómo lo digo… Bueno, perdí con Mónica Puig, que al final fue la campeona, hizo un torneazo. Pero me gustó la experienci­a. Ahora sé un poco más a dónde voy. Río fueron mis primeras Olimpiadas y me costó, pero estoy más mentalizad­a, sé cómo funciona, sé qué esperar del equipo. Me gusta, me hace mucha ilusión.

—¿De niña seguía los Juegos? —Siempre veía el atletismo, la final de los 100 metros, y la gimnasia. Tenis en sí, no mucho. Siempre aprovechas para ver otros deportes que lamentable­mente no ves mucho durante el año. Si no hubiese Juegos, muchas veces ni nos acordamos de otros deportes. Cuando llegan digo: ‘Es verdad, hay gimnasia, tenemos que esperar cuatro años para ver este deporte’. De tenis me acuerdo de Rafa en Pekín, cuando ganó el oro. En Londres, de las Williams...

—¿Qué otros deportes le gustaban? —Ya digo, la gimnasia muchísimo. La rítmica y la artística. Y nunca se podía ver en la tele salvo en los Juegos. —¿En Río pudo ver algo?

—No vi nada, no es tan fácil cuando vas a jugar. Yo hice individual y dobles, apenas tuve tiempo, y no hay mucho tiempo como para ir a ver baloncesto o cualquier otra cosa…

—¿Qué podría cambiar por una medalla? ¿A qué equivale en el tenis?

—No tengo una medalla de oro, no puedo comparar. Rafa sí podría decir si sabe como un Grand Slam o algo parecido. Es cierto que los tenistas tenemos más cercano un Grand Slam. El tenis es un deporte más nuevo en el programa olímpico, por así decirlo, o quizá no con tanto peso. No es como la natación, el atletismo o la gimnasia, en donde es la medalla, en mayúsculas. Es el mayor éxito posible. Desde luego, una medalla es algo único, me encantaría tenerla. —Son las mismas tenistas de cada semana. ¿Se juega con una sensación diferente al torneo de turno?

—Juego mucho más nerviosa de lo normal. Cada vez que compito por equipos o por España, juego con una tensión… En serio, es verdad. Cuando vas a Wimbledon y no te va bien, te vas decepciona­do y triste, hablas con tu equipo, entiendes que tienes que hacerlo mejor… Pero si en unos Juegos te va mal… Primero, pierdes la oportunida­d, porque es cada cuatro años. Juegas por España,

quieres traer una medalla al país, tienes al equipo, hay banquillo… Es diferente. Desde el primer momento que jugué Copa Federación lo he sentido así, es una presión muy diferente. Ya no es tan individual como en un torneo. Si pierdo ahí, pierdo yo, con mi equipo. Si pierdo aquí, es España, es la gente… —Tiene un dobles muy bonito con Carla Suárez.

—Es un dobles muy chulo. No hemos entrenado, la verdad. Es chulo y difícil porque nos falta nivel y entrenarno­s bien, pero surgió la oportunida­d. He estado hablando con Carla todo este tiempo y yo quería jugar con ella, estamos muy ilusionada­s. Es como el cuento de La Cenicienta. Yo le dije que quería jugar con ella en Tokio, que si ella quería y se encontraba bien (ha superado un linfoma de Hodgkin) íbamos a tope. Al final, ha entrado en los Juegos y aquí estamos.

—Ha vuelto compitiend­o bien en los grandes.

—Yo me he entrenado muchas veces con ella y tenis le sobra. Se nota que ha estado fuera, pero ha hecho partidazos a todas. Por talento, es una jugadora increíble.

—¿Y usted cómo está?

—Estoy bien, estoy bien. Estoy motivada, me apetece mucho seguir jugando, compitiend­o. Estoy siguiendo una buena línea. Me siento bien y mi cuerpo, aunque siempre hay cosas, también. —Los juegos interrumpe­n la temporada en seco. ¿Cuesta hacer el cambio? —Sí. La diferencia es que los otros deportes se preparan para los Juegos. Hacen ciclos para que esta semana estén a tope, en el pico. Nosotros, los tenistas, es sobre la marcha. Es como si hubiera un hueco en el calendario y se celebran los Juegos. Es muy diferente la perspectiv­a de un tenista. Entre Wimbledon y el US Open sabemos que hay Juegos. —Muchos tenistas, de ATP y de WTA, se han dado de baja de los Juegos. —Sí, tienen otra mentalidad. Muchos tienen otras prioridade­s por lo que sea. Para jugar torneos convencion­ales, porque ya han estado más veces en los Juegos… Nuestro calendario es difícil. Hay quien prefiere mantener el calendario ATP o WTA porque hay un beneficio monetario, hay puntos…

—¿A usted le compensa?

—Sí, claro, es una experienci­a única, me compensa del todo. Seguro que me arrepentir­ía toda la vida si no fuera a los Juegos. Es lo que queda en tu currículo, algo de lo que presumir: ‘¿Cuántos Juegos has hecho?’ Se lo pregunto muchísimo a Conchi (Conchita Martínez, su entrenador­a). Eso es el espíritu del deporte. Cuando te sientas en un café y cuentas que has jugado en Barcelona, Atlanta… —¿Le pregunta muchas cosas?

—Ella ganó dos medallas… ¡No, tres, tres, ganó tres medallas! Dos platas y un bronce (todas en dobles, plata y bronce con

Arantxa Sánchez-Vicario en Barcelona y Atenas, plata con Vivi Ruano en Atenas). Me cuenta su experienci­a, esos dobles, lo duro que no fue ganar el oro… La plata la celebras luego, pero en el momento… Los más felices son los del oro y los del bronce, porque ellos ganan su último partido. Siempre me dice que jamás dude en ir a unos Juegos.

—¿Ha mirado la agenda por si pudiese ir a ver otros deportes?

—Me gustaría mucho. Me encantaría ver la final de los 100 metros, es el momentazo de los Juegos. Me gustaría ver a las seleccione­s de baloncesto, me gusta mucho el básquet y en Estados Unidos siempre intento ir a algún partido. También la gimnasia, claro. No sé, un poco de todo. Y a Jon Rahm, nunca he podido ver golf en directo.

—Muchos tenistas juegan a golf. ¿Usted se ha animado?

—He jugado una vez y se me hizo un poco lento… Pero quizá más adelante, con menos ajetreo en mi vida, me animo. A tirar lo más fuerte posible he ido muchas veces, pero a jugar en serio solo he ido una vez.

—¿Y tiene algún deportista olímpico al que idolatre?

—No muchos. Me gustaría ver a los americanos de la NBA, las jamaicanas de velocidad siempre me han entusiasma­do… Pero voy a estudiarme el programa para saber quiénes compiten.

—¿Se lleva algo en concreto para hacer más llevadera la burbuja? —Nada, ¿para qué? Si vamos a estar todas juntas en la Villa Olímpica, estará un montón de gente. Arantxa, Anabel, Paula, Carla, Sara… Estamos ahí muchas, para charlar, para bromear… Estamos en equipo y lo pasamos muy bien. Cartas, música…

Muguruza, ayer en las instalacio­nes olímpicas

—¿A usted cómo le afecta el jugar sin público?

—Lo malo es que venimos de Wimbledon, con público, ambientazo… Y ahora, en Tokio, nada. Nos va a chocar un poco más. Yo vivo especialme­nte de que haya gente, de que aplauda o de que grite aunque no vaya a mi favor. Eso me genera ganas.

—¿Se pierde la sensación de estar compitiend­o?

—No del todo. También es verdad que luego yo estoy más tranquila porque es como si no me viera nadie, aunque no es verdad porque la gente te sigue viendo. Salir a una pista con mucha gente te genera tensión. Ojo, que me gusta. No es que sea como un entrenamie­nto, pero una pista vacía es rara, es fría. Hay tranquilid­ad, no hay ruido, no hay nada.

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