«Si te agreden nunca pidas ‘auxilio’, grita alto ‘fuego’»
Criminólogo y experto en defensa personal, Marcos Bermúdez aconseja no ir por la calle con auriculares o absorto en el móvil. «Debemos ser conscientes de nuestro entorno»
Para Marcos Bermúdez, instructor de cursos de defensa personal y criminólogo, el sentido común «es siempre el mejor de los sentidos». Acostumbrado a trabajar con mujeres interesadas en conocer técnicas de autoprotección, este especialista perteneciente a la Real Federación Española de Judo y Deportes Asociados habla con honestidad sobre los límites de este tipo de formaciones. Lo importante, asegura ante un intrusismo creciente en la profesión, es saber que el cuerpo a cuerpo es la última de las opciones. «Evitar la pelea, el enfrentamiento directo con el agresor, es fundamental» afirma ante el auge de los deportes de contacto orientados a la defensa física. La experiencia de este instructor coruñés, que no solo forma a alumnos sino también a futuros profesores, dice que ante una situación de riesgo vale más el instinto de supervivencia que las técnicas que te hayan explicado en un curso de tres o cuatro horas. «Hay personas que se quedan paralizadas, bloqueadas, y otras a las que les surgen ese instinto», concreta. Por eso, insiste ante un escenario de alto riesgo, lo mejor es tener claras unas pocas ideas que pueden marcar la diferencia entre salir indemnes del altercado, o no.
En sus clases, Marcos enseña que los primero es estar siempre pendientes del entorno. Ir con auriculares o absortos con el móvil es convertirte en un blanco fácil para el atacante. «Hay que ir pendientes de lo que nos rodea, porque este tipo de agresores están analizando su alrededor como si se tratase de un depredador en el medio natural, que siempre va a ir a por la presa que cojea. Esto es igual. Se han hecho estudios con agresores sexuales encarcelados a los que se le han puesto vídeos de mujeres por las calles para saber a cuál elegirían y siempre se decantan por las mismas víctimas, las más distraídas, las más fáciles de sorprender», indica. Además de caminar de manera consciente, el instructor considera que no es lo mismo «ir arrastrando los pies que moverse de una forma enérgica». «Son cosas que pueden parecer nimias o pasar desapercibidas, pero los atacantes se fijan mucho en eso y es importante saberlo» recalca. También ayuda si la persona lleva algo en la mano, como un paraguas, porque «ayudará a mantener la distancia en caso de acercamiento». En sus formaciones, este coruñés aprovecha contextos como un ascensor, un portal o una discoteca para poner en práctica los consejos que da a su alumnado. En el caso del ascensor, por ejemplo, defiende que ante una persona que no nos da buena espina, lo recomendable es colocarse al lado de los botones y siempre cerca de la puerta de salida. «Que no te la puedan bloquear, porque es la única». Y que, escuchando al sentido común, ante la duda es mejor ir por la escalera. «Si vemos a alguien que no nos gusta, en general, lo mejor es evitarlo, cambiar de acera o dejarlo pasar» anota.
La regla de los dos minutos
Una de las lecciones que los participantes en estas formaciones aprenden es la regla de los dos minutos. Una teoría que revela que ante una resistencia que se prolonga más de dos minutos en el tiempo, el agresor tiende a irse. «Y esa resistencia empieza desde el momento en que lo detectas, por lo que es importante saber quién te rodea» aclara el experto. Un tono de voz firme, asegurarle que ‘se puede meter en un lío’, y mantener la distancia son claves a la hora de neutralizar el ataque. «No hay recetas mágicas, pero es mejor desarmarlo con la palabra que llegar a la manos» profundiza. En caso de que la agresión sea inminente, la regla de oro es no pedir ‘auxilio’, sino gritar ‘fuego’, «porque el problema deja de ser tuyo y pasa a ser de todos».
En los gimnasios donde Marcos entrena también ofrecen nociones para responder a ataques en el suelo, agarres por detrás, o a zafarse de agresores en el caso de que la diferencia física sea mucha. En todo momento instrucciones básicas y fáciles de recordar que se puedan activar ante una situación de peligro o emergencia. «Buscamos una defensa personal efectiva» manifiesta para solicitar más instructoras a nivel gallego. «Aún son muy pocas las mujeres que se animan a formar a otras mujeres para que salgan a la calle más seguras» lamenta.