Aragonès, en la antesala de otro ‘procés’ como el iniciado por Mas
▶ El presidente de la Generalitat plantea un recorrido similar al que arrancó en 2012
A las 19.45 horas del 20 de septiembre de 2012, Artur Mas, entonces presidente de la Generalitat de Cataluña, salía, andando, por la puerta principal de la residencia oficial en la plaza San Jaime de Barcelona, acompañado de su esposa, Helena Rakosnik. Ese jueves, solo unas horas antes, Mas se había reunido durante más de dos horas con Mariano Rajoy en la Moncloa. El presidente del Gobierno rechazó, en ese encuentro, el chantaje planteado por el ‘president’: o pacto fiscal o independencia.
La llegada de Mas al Palacio de la Generalitat, en coche, y su salida, andando, ante una plaza repleta de simpatizantes de CiU y la neonata Assemblea Nacional Catalana (ANC), se retransmitió en directo por las televisiones autonómicas. Mas respondió con el brazo alzado y los cuatro
La portavoz nacional de Ciudadanos (CS), Patricia Guasp, abrió ayer la puerta a que sus diputados autonómicos en Barcelona apoyen una candidatura del PSC a la Presidencia del Parlamento de Cataluña, para evitar que el sustituto de Laura Borràs, condenada por la Justicia, sea de ERC o Junts. En esta línea, Guasp también defendió –en una entrevista para el circuito en catalán de RTVE– que, tras las elecciones del 28-M, CS pueda pactar con el PSOE o el PP en los parlamentos regionales y los ayuntamientos. «Una formación liberal como CS no ha de tener un solo socio preferente», añadió la líder del partido naranja, en referencia a los pactos actuales con el PP, y aseguró que «los líderes autonómicos de CS tendrán libertad para pactar» tras el 28-M. dedos de la mano extendidos (representando las cuatro barras de la bandera catalana) a los vítores: «Mas, sé valiente, Cataluña independiente». Para algunos analistas, aquella fecha fue el nacimiento del ‘procés’.
Lo que vino después: puro envoltorio político (con grandes dosis de propaganda y populismo) que transformó el derecho de autodeterminación, regulado en el derecho internacional para convocar un referéndum de independencia, al que no puede acudir Cataluña (no es una colonia, no es un territorio invadido y sus ciudadanos no están siendo discriminados por ser catalanes, básicamente), en el invento llamado ‘derecho a decidir’, que es exactamente lo mismo que el derecho de autodeterminación.
Mas creó el Consejo Asesor para la Transición Nacional (CATN), que elaboró informes a la medida de la iniciativa, impulsó –junto a ERC– a la ANC para dar la sensación de que la demanda secesionista provenía de la población organizada, convocó unas elecciones anticipadas (25 de noviembre de 2012) con la idea de ser el mesías del independentismo (pero fue el inicio del fin de CiU), llevó a cabo una consulta secesionista ilegal (el 9N de 2014) y unas elecciones regionales que transformó en ‘plebiscitarias’ (27 de septiembre de 2015) para acabar cediendo a las presiones de la CUP, pasar «a la papelera de la historia» y colocar a dedo a su sucesor: Carles Puigdemont, que trajo el 1-O.
Ahora, Pere Aragonès tratará de trazar un camino similar al recorrido por Mas, una década después, con la esperanza de que la política catalana no acabe con su carrera. Planteará la celebración de un referéndum de independencia en Cataluña, pactado con el Gobierno, a pesar de que el Tribunal Constitucional ya ha dejado negro sobre blanco (por ejemplo, en la sentencia que declara nula la ley de referéndum de 2016) que la soberanía recae en el conjunto del pueblo español y España es indivisible, salvo que se reforme la Constitución.
Aragonès, como Mas en 2012, quiere aprovechar que ERC (hace diez años fue CiU) es el socio preferente de La Moncloa. De la misma manera, el ‘president’ creará un «consejo académico» (al estilo del CATN), que elaborará informes a favor del referéndum (que ahora se presentará bajo el subterfugio de un acuerdo de claridad al estilo canadiense, pero sin sus restricciones), planteará debates ciudadanos (para envolver la exigencia de abajo a arriba) y, con todo, se presentará en la avenida Puerta de Hierro de Madrid para plantear su ultimátum. La antesala de un nuevo ‘procés’.
MADRID
En un comunicado publicado ayer, la Asociación de la Prensa de Madrid (APM) exige a Podemos que ponga fin a «sus señalamientos e insultos» contra periodistas que «se muestran críticos» con la formación.
Sale en defensa de los informadores tras conocerse a través de las redes sociales, tanto del partido político como de algunos de sus dirigentes como Ione Belarra, un vídeo en el que aparecen «ataques», con «nombres y apellidos», a profesionales del periodismo.
«La libertad de expresión a la que tienen derecho tanto los periodistas como los partidos políticos o cualquier ciudadano no puede convertirse en un instrumento para tratar de intimidar a los profesionales e intentar que se autocensuren para evitar verse señalados», expresan.
La asociación insiste en su «repudia» a este tipo de prácticas que incluso pueden llegar a acarrear un «peligro para la integridad de los periodistas afectados». Asimismo, en el escrito, se recuerda que no se trata de la primera vez que tienen que salir en defensa de los profesionales y condenar «ataques a informadores por parte de Podemos o de algunos de sus dirigentes».
«Reclamamos nuevamente a esta formación política, que tiene representación parlamentaria y miembros en el Gobierno, que evite las descalificaciones y respete el libre ejercicio del periodismo, pilar indiscutible de nuestra democracia», concluye el comunicado, que cuenta también con el respaldo de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE).