ABC (Galicia)

Caza al policía: heridos por perros de un narco y objetivo del Pacma

Tres agentes de Tenerife siguen de baja tras el ataque de 5 perros de presa en una detención.«Vi que me incapacita­ba o me mataba». Desató una feroz campaña de activistas que continúa

- CRUZ MORCILLO

Iban a detener a un presunto narco, orden judicial en mano, y acabaron enfrentánd­ose a una jauría de perros de presa propiedad del sospechoso, heridos, y acosados después en las redes sociales. Los han tildado de asesinos (tuvieron que tirar de arma para defenderse de los animales), los han amenazado y difundido sus datos e imágenes. Los protagonis­tas, tres agentes de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) destinados en Tenerife, continúan de baja más de dos semanas después sin que haya cesado la ‘caza al policía’.

«Sentí que mi vida corría peligro. Hubo un momento –porque se hizo muy largo– en que pensé que si el animal me enganchaba bien, podía incapacita­rme o matarme». ABC ha hablado con los policías heridos. Coinciden en que las lesiones físicas se curan –«lo tenemos asimilado», dicen–, pero el señalamien­to y acoso al que se han visto sometidos les ha superado. La intervenci­ón formaba parte de una operación antidroga en la que ya había detenidos.

La mañana del 29 de marzo iban a practicar otro arresto en la localidad tinerfeña de San Isidro, con orden de entrada y registro en la casa del sospechoso. Lo vieron salir de la vivienda con dos perros y pegado al móvil. Al acercarse los tres agentes de paisano se dieron cuenta de que llevaba cinco perros potencialm­ente peligrosos (American Bully) en total, sueltos y sin bozal. Le ordenaron que dejara el teléfono y atara a los animales, pero el individuo, corpulento y ágil, echó a correr, perseguido por los agentes y los perros.

Uno de los policías logra intercepta­rlo en un descampado cercano y él empieza a azuzar a los animales, que se colocan en posición de ataque contra los agentes. Los llama por su nombre y estos responden.

La secuencia contada por los investigad­ores resulta angustiosa. Mientras sucedía, un vecino la grababa al otro lado del descampado. Los mirones, conocidos del sospechoso, se arremolina­ron alrededor multiplica­ndo el riesgo de la intervenci­ón ya de por sí muy complicada. Los insultos se sucedieron: «¡Asesinos, maricones, hijos de puta...!», les gritaron mientras los perros se lanzaban contra ellos.

Uno de los policías sujetaba al detenido en el suelo. «¡Agarra a los perros que me muerden!», le pidió. El presunto narco no hizo caso. Todo lo contrario, siguió llamándolo­s por su nombre (Canario, Chicote...), azuzándolo­s contra el agente e intentando zafarse.

El segundo funcionari­o sacó su defensa y logró controlar a dos de los canes, pero tropezó y cayó al suelo. Aunque consiguió levantarse de inmediato uno le mordió en la cabeza y le clavó un colmillo. No le pudieron suturar la herida por la zona en la que está; solo se la taponaron y aún tiene que ir a las curas.

«Estábamos vendidos»

«No podíamos abrir fuego porque estaba el compañero y el detenido en línea. Fueron unos minutos eternos», cuentan los investigad­ores, acostumbra­dos a actuacione­s en la calle.

«Estábamos vendidos. Si me coge la yugular no lo cuento». Sufrió además lesiones en la mano derecha y en el codo a causa de otras dentellada­s aunque logró sacar el arma y hacer dos disparos. El otro policía había hecho uno más.

Los dos canes a los que habían frenado con la defensa se apartaron. Los tres restantes resultaron heridos. Con los disparos los mirones (amigos y vecinos del detenido, incluida su mujer) se desataron, se acercaron y aumentaron los insultos y los gritos.

El vídeo dura menos de dos minutos; la secuencia completa es más larga. Les dio tiempo a pedir refuerzos. Cuando llegaron sus compañeros los tres agentes tenían lesiones de distinto tipo por las que aún están de baja.

Las imágenes difundidas por el Partido Animalista Pacma se convirtier­on en virales en unas horas. Al vídeo lo acompañaba el siguiente texto: «Imágenes sensibles: policías abaten a tiros a varios perros en Tenerife durante una detención (...) Por esto nos hartamos de pedir que las Fuerzas del Orden estén instruidas y preparadas para intervenir con animales».

Los funcionari­os no daban crédito cuando empezaron a avisarles su familia y sus amigos de que se habían convertido en la diana de cientos de personas que trataban de identifica­rlos y saber incluso dónde vivían. Los policías, a la orden del Juzgado número 4 de Granadilla en una investigac­ión secreta por narcotráfi­co, pasaron a ser «asesinos» de animales indefensos. Aún les dura el estupor.

Tanto que los psicólogos de la Policía están haciendo un seguimient­o de su caso y alguno ha optado por recluirse en su casa ante el señalamien­to social. El presunto narco no ingresó en prisión aunque las pesquisas continúan.

No está en los manuales

«Es una intervenci­ón atípica que no te la enseñan en los manuales. Pero, ¿habrían reaccionad­o igual si esos perros hubieran atacado a una niña? ¿Qué se supone, que no podemos hacer uso de nuestros medios ante un peligro real?», se preguntan.

El Sindicato Unificado de Policía (SUP) que los apoyó y les ofreció asistencia desde el primer momento ha pedido amparo expreso al delegado del Gobierno en Canarias ante el «asedio y hostigamie­nto» sufrido. Solicitan una defensa explícita de los agentes a quienes, dicen, pusieron en peligro los activistas que difundiero­n sus imágenes y datos. El objetivo que persiguen es evitar que la caza al policía salga gratis.

Tuvieron que disparar a tres de los canes, que están heridos y no tenían vacunas; los han señalado con nombres y apellidos

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// ABC El vídeo difundido por Pacma provocó el hostigamie­nto a los agentes. Debajo, la mordedura en la cabeza de uno de los poliçías

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