Navalni, recluido de nuevo en una celda de castigo y con signos de un posible envenenamiento
El principal opositor del Kremlin, Alexéi Navalni, que cumple actualmente una condena de cárcel en un penal de «régimen severo» en la región cercana a Moscú de Vladímir, podría estar siendo «envenenado» paulatinamente por el personal penitenciario. Así al menos lo cree Kira Yarmish, la persona que lleva los contactos con la prensa y que ahora se encuentra exiliada en Alemania junto con parte del equipo de Navalni.
En un vídeo difundido a través de su cuenta de Twitter, Yarmish sostiene que el líder opositor «se encuentra confinado en una celda en aislamiento y sufre graves dolores. No cuenta con ningún tipo de atención médica». Según su relato, «ha perdido ocho kilos de peso en poco más de dos semanas» a causa de una «misteriosa» dolencia.
Todo ello, según la colaboradora de Navalni, hace sospechar que podría estar siendo víctima de un «lento envenenamiento» que perseguiría hacerle desaparecer de la escena para que «deje de atraer la atención» de la ciudadanía en un momento especialmente complicado a causa de la guerra en Ucrania, de las numerosas bajas que sufre el Ejército y de los esfuerzos de las autoridades para movilizar el mayor número posible de jóvenes para enviar al frente.
Es ya la decimotercera vez que Navalni es confinado en una celda de castigo o de «aislamiento penal» (Shizo), de acuerdo con la denominación del sistema carcelario ruso. Según él mismo declaró en su cuenta de Twitter, el principal disidente de Rusia finalizó el pasado 7 de abril su anterior encierro en el Shizo y el lunes día 10 ya había sido enviado allí de nuevo para 15 días.
Por otra parte, el Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB, antiguo KGB) volvió a vincular a personas en el extranjero próximas a Navalni con el asesinato, el pasado día 2 en San Petersburgo, del bloguero ultranacionalista ruso, Vladlen Tatarski. Zhdánov, que dirigía el ya disuelto Fondo de Lucha contra la Corrupción (FBK), dijo ayer a través de Telegram que «quieren acusar a Navalni de terrorismo para condenarle a una pena aún más fuerte». Y rechazó cualquier implicación con la muerte de Tatarski, acusando a los servicios secretos rusos de ser los organizadores auténticos del atentado contra el bloguero ultranacionalista.