El cuerpo hallado en el río Ulla es el del vecino de Teo desaparecido
La propia familia de Óscar García Lema reconoció el cadáver, sin signos de violencia
El cadáver localizado este lunes en un margen del río Ulla se corresponde con Óscar García Lema, el vecino de Teo desaparecido 18 días atrás. Lo constataron fuentes oficiales de la Guardia Civil ayer, que indicaron que tras realizar la autopsia no hay dudas de la identidad del cuerpo localizado. Además, sus propios familiares participaron de su identificación. Previamente ya se había informado de la coincidencia entre la ropa que el hombre, de 62 años, vestía en el momento de su desaparición y la que portaba el cadáver, un polo del Xacobeo que puso a los agentes sobre la pista y que el análisis forense acabó confirmando este miércoles.
Suicidio o accidente
Las mismas fuentes aclararon que las investigaciones llevadas a cabo no determinan la implicación de terceras personas en el fallecimiento, lo que cierra la puerta a un crimen y pone sobre la mesa otras dos opciones: el suicidio o un accidente. En manos del juzgado de instrucción número 1 de Santiago, de guardia en el momento de la desaparición, fuentes del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia indicaron que tras analizar los resultados preliminares de la autopsia se concluyó que «no hay indicios de criminalidad». En este punto, todo hace sospechar que García Lema se pudo haber precipitado desde el puente de Gundián después de transitar varias horas en soledad por el bosque. Además, la hora de la muerte concuerda con la franja en la que se le perdió la pista al fallecido, que había quedado para comer con su madre y su esposa en la capital gallega.
García Lema era el gerente del Instituto Campus Stellae, ubicado en el centro de la capital gallega, dirigido por su mujer Nuria Pereira. Ella se mostró muy activa en las labores de búsqueda del hombre, organizando batidas y solicitando ayuda por si su marido había sido víctima de un secuestro, pero en todo momento descartó la marcha voluntaria. Decenas de vecinos de Teo y de localidades próximas se movilizaron para ayudar en los rastreos por el monte, que finalizaron el propio lunes después del hallazgo.
El fallecido salió de su casa sin la cartera, ni el móvil y dejó las llaves del coche sobre el retrovisor. Su cuerpo fue hallado a unos 15 kilómetros, cerca del puente de Gundián, lo que implicaría que tuvo que caminar más de tres horas atravesando una zona boscosa hasta llegar a la zona en la que fue localizado. Un vecino fue la última persona en verlo aquella mañana. Ante los agentes explicó que «iba vestido con ropa de calle» y que nada en su actitud le llamó la atención.
Varias horas caminando La hipótesis más plausible es que el hombre se precipitase desde el puente de Gundián, a donde debió llegar caminando