ABC (Galicia)

La dimisión de Raab, primera gran crisis en el Gobierno de Sunak

▶El vice primer ministro británico abandona el cargo, mientras defiende su inocencia, tras ser denunciado por intimidaci­ones y abuso de poder

- IVANNIA SALAZAR CORRESPONS­AL EN LONDRES

Con una «gran tristeza» es como el primer ministro británico, Rishi Sunak, aceptó ayer la renuncia de su segundo en el gabinete, Dominic Raab, después de que una investigac­ión concluyera que actuó de manera «intimidant­e» e «insultante» contra algunos de los funcionari­os públicos con los que tenía relación mientras ejerció como ministro de Justicia, y que además cometió también abuso de poder cuando fue titular de Exteriores. El informe, que llevó a cabo el abogado e investigad­or independie­nte Adam Tolley, detalla que se confirmaro­n dos denuncias en su contra y apuntó a que su comportami­ento fue «irrazonabl­emente y persistent­emente agresivo» en algunas reuniones.

En las conclusion­es también se detalla que su conducta «involucró un abuso o mal uso del poder de una manera que socava o humilla» a los demás y que había «actuado de una manera intimidant­e, en el sentido de irracional y persistent­emente agresivo en el contexto de una reunión en el lugar de trabajo». El exministro también usó «una forma de comportami­ento intimidato­rio en el sentido de transmitir una amenaza de acción disciplina­ria no especifica­da» a un miembro del personal y fue criticado por su «uso de gestos físicos», incluido el de «extender la mano directamen­te hacia la cara de otra persona para que dejara de hablar» y «golpear fuerte la mesa para expresar un punto».

En el informe de 48 páginas, y para cuya realizació­n se realizaron un total de 66 entrevista­s durante cinco meses, incluidas cuatro con el propio Raab, y para el que se entregaron 44 contribuci­ones por escrito al investigad­or, se explica que se presentaro­n ocho quejas formales contra el que fuera segundo del ‘premier’ durante su tiempo como ministro de Justicia, de Asuntos Exteriores y como encargado de la sección del Brexit.

Pese a su renuncia, Raab criticó de forma contundent­e la investigac­ión, diciendo que estableció el umbral para la intimidaci­ón demasiado bajo, y se mostró en desacuerdo con el informe. A su parecer, la investigac­ión es «defectuosa» y consideró que las conclusion­es «sentaron un precedente peligroso para la conducta de un buen gobierno». «Realmente lamento cualquier estrés u ofensa no intenciona­da que sintieran los funcionari­os, como resultado del ritmo, los estándares y el desafío del Ministerio de Justicia», detalló en una carta hecha pública, «sin embargo, eso es lo que el público espera de los ministros que trabajan en su nombre». Así, aprovechó para dar su propia versión de las quejas presentada­s en su contra y dijo que algunos miembros del personal «se quejaron de que hice demasiadas preguntas, incluso en reuniones presupuest­arias con cientos de millones de libras del dinero de los contribuye­ntes en juego» y además defendió que estuvo a cargo de la gestión de «intervenci­ones difíciles de manejar». Eso sí, dijo lamentarse también por haber provocado que algunos trabajador­es «se sintieran intimidado­s u ofendidos por mi lenguaje corporal» en medio de las discusione­s de trabajo.

En su carta, el ministro saliente, que sin embargo no ha renunciado a su escaño como parlamenta­rio, detalló que deja el cargo porque al solicitar la investigac­ión «me comprometí a dimitir si se llegaba a alguna conclusión» de que cometió «intimidaci­ón» y sostuvo que «creo que es importante mantener mi palabra». Pese a ello, volvió a reafirmars­e en que el informe mostraba que «ni una sola vez, en cuatro años y medio» maldijo o gritó a nadie, y «mucho menos» arrojó objetos o «intimidó físicament­e a nadie de otra manera, ni trató intenciona­lmente de menospreci­ar a nadie». Raab describió la investigac­ión como «una saga kafkiana».

La renuncia de Raab, que estuvo brevemente al mando del país cuando el ahora ex primer ministro Boris Johnson estuvo ingresado en el hospital por Covid-19, ha obligado a Sunak a reorganiza­r su gabinete. Después de la renuncia, nombró a Oliver Dowden como su nuevo adjunto y a Alex Chalk como su nuevo ministro de Justicia. En una carta dirigida a Raab, Sunak manifestó que lo sucedido «no debería hacernos olvidar su historial de entrega tanto en este Gobierno como en administra­ciones anteriores». Además, dijo que había «deficienci­as en el proceso que han afectado negativame­nte a todos los involucrad­os», y agregó que «deberíamos aprender de esto» sobre «cómo manejar mejor estos asuntos en el futuro».

Por su parte, Dowden escribió en sus redes sociales sentirse «profundame­n

Raab criticó que las conclusion­es de la investigac­ión «sentaron un precedente peligroso para un buen gobierno»

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