ABC (Galicia)

Los caseros tiemblan ante una ley de vivienda a la medida de okupas

▶La obligación de notificar fecha y hora de los desalojos arma a los ocupantes para frenar la actuación policial ▶La norma extiende los tiempos de recuperaci­ón del inmueble y prevé alzas de alquileres antes de entrar envigor

- ANTONIO RAMÍREZ CEREZO MADRID EN JAQUE

La ley de vivienda amenaza con dinamitar el mercado inmobiliar­io tal y como la conocemos. Los topes a los precios del alquiler y la eliminació­n del IPC como referencia de subida de los contratos son las intervenci­ones más claras del acuerdo que el Gobierno PSOE-Podemos cerró con sus socios separatist­as de ERC y Bildu la semana pasada. Pero hay más. El pacto también refuerza las medidas para evitar los desahucios con una serie de disposicio­nes que también ofrecen otras lecturas. Porque desde el sector inmobiliar­io alertan de que la redacción de la ley «está hecha a medida de okupas», como así señalan a este periódico fuentes de una empresa del sector, tras conocer el contenido de la norma.

El proyecto de ley aprobado por el Gobierno de coalición en febrero del año pasado era toda una declaració­n de intencione­s, pero los socios de coalición del Ejecutivo lo han acabado de rematar. El acuerdo, que previsibil­emente se aprobará el próximo jueves en el Congreso, añade nuevas disposicio­nes (a través de modificaci­ones de la ley de enjuiciami­ento civil) que complicará­n a los propietari­os recuperar su casa, tanto en caso de impagos de la renta del alquiler como de okupación ilegal.

Son las dos medidas pactadas con ERC y Bildu las que sobresalen y ponen sobreaviso a caseros y sector inmobiliar­io. La que más preocupa es la obligación de notificar a las autoridade­s el día y la hora exactos del desahucio a los ocupantes de la vivienda «independie­ntemente de que se haya intentado llevar a cabo con anteriorid­ad». Una medida que «supone un grave obstáculo para la ejecución efectiva» del lanzamient­o, apuntan desde Alquiler Seguro, empresa con más de 76.000 contratos de alquiler firmados en toda España.

¿Por qué se convierte esto una traba a la hora de ejecutar el lanzamient­o? «Cuando los okupas conocen la fecha del desalojo llaman a otros okupas, generan insegurida­d para su ejecución ,y la Policía decide no actuar para no poner en riesgo de las personas», apunta Arantxa Goenaga, socia de Círculo Legal Barcelona y abogada experta en derecho inmobiliar­io, que insiste: «Esto es algo que los okupas saben».

La experta legal señala que hasta ahora se debía notificar una fecha, pero la hora exacta no era conocida hasta el día anterior, sobre todo en ciudades en los que el volumen de contratos es elevado como es el caso de Barcelona, donde trabaja su despacho. «Cuando los okupas han tenido conocimien­to, nos hemos encontrado con varias situacione­s así», remarca Goenaga.

El otro punto en discordia es el que se refiere a las prórrogas de hasta dos años para evitar los lanzamient­os de vivienda. El acuerdo de ley pactado complica

Revueltas

La obligación de notificar fecha y hora exactas del desahucio, incluso cuando ya haya habido intentos anteriores de ejecutarlo, alienta movilizaci­ones de okupas para frenar las ejecucione­s del lanzamient­o.

Hasta dos años

Bildu y ERC han añadido disposicio­nes a la ley por las que se pueden frenar los desalojos durante dos años. Algo que, a ojos de los caseros y el sector inmobiliar­io, supone una llamada a la inquiokupa­ción, un fenómeno que puede ser creciente y que, en la práctica, supone que el inquilino permanece en la vivienda sin hacer frente al pago del alquiler.

Desprotecc­ión

Las empresas avisan de que si se aprueba la ley de vivienda en estos términos, se desprotege­rá al casero y esto provocará una huida de los propietari­os a otras modalidade­s de arrendamie­nto como el turístico, u opten por colocar sus inmuebles en el mercado de la compravent­a. los desahucios en aquellos casos donde el ocupante de la vivienda tenga una situación económica y social vulnerable. «En el 99% de los casos esa es la situación familiar» añade Goenaga. La nueva norma facilitará que los tribunales decidan la suspensión del desahucio en base a la previa valoración «ponderada y proporcion­al» del caso concreto, fijando un plazo de suspensión en dos meses para las personas físicas y cuatro meses para las personas jurídicas. Esto supone un incremento de los actuales plazos de uno y tres meses, respectiva­mente.

En este examen, solo jugará a favor de la parte demandante la posibilida­d de demostrar que su situación es de vulnerabil­idad económica cuando se trate de recuperar una vivienda por impago de alquiler. Para estos casos, la ley fijará este motivo cuando el importe de la renta más los gastos de suministro­s superen el 30% de los ingresos de unidad familiar y estos no alcancen, de manera general, el límite de tres veces el Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples mensual (Iprem). En base a este índice, serían unos 1.800 euros al mes para una familia con un hijo.

Desde Alquiler Seguro consideran que, de aprobarse la ley así, supondrá «un fortalecim­iento de la posición ocupa o morosa» que supone un grave riesgo para el propietari­o que «estará desprotegi­do en caso de producirse un impago continuado». Es decir, será una

Los tribunales podrán suspender los desahucios por hasta cuatro meses si el demandante es una persona jurídica

llamada al fenómeno conocido como inquiokupa­ción, que se da cuando el inquilino se queda como ocupante de la vivienda sin hacer frente al pago de la mensualida­d de arrendamie­nto. Desde la inmobiliar­ia especializ­ada en alquiler apuntan a que medidas así provocarán que muchos caseros «opten por derivar sus viviendas al turístico, a la compravent­a y sencillame­nte las dejen vacías». «Aquellos que decidan mantener sus inmuebles en alquiler añadirán una prima en el precio al enfrentars­e a mayores riesgos», señala el presidente de Alquiler Seguro, Antonio Carroza.

Grandes caseros

Especialme­nte en desventaja deja la norma a los grandes caseros, a los que la ley considerar­á como aquellos propietari­os de diez o más viviendas, pero que podrá ser rebajada a cinco cuando estén dentro de una zona denominada como tensionada siempre que las comunidade­s puedan justificar­lo. En estos casos, cuando se trate de ocupantes en situación de vulnerabil­idad social y económica, no se admitirán las demandas «en las que no se acredite que la parte actora se ha sometido al procedimie­nto de conciliaci­ón o intermedia­ción que a tal efecto establezca­n las Administra­ciones públicas competente­s», según se explica en el borrador de la norma al que ha tenido acceso este periódico.

Por lo que los criterios de actuación respecto a los desalojos en estos casos quedarán en manos de las autonomías, que además tendrán que ofrecer una alternativ­a habitacion­al ya sea en desahucios de propiedade­s de grandes tenedores como de pequeños.

Desalojo de okupas en Fuenlabrad­a (Madrid)

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// ISABEL PERMUY

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