2022 fue un buen año para la cultura en Galicia, pero sin cumplir expectativas
▶ Las administraciones públicas suspenden en la materia, con la Xunta como mejor valorada
Hace casi tres años que el Consello da Cultura Galega realiza, con periodicidad, una exhaustiva radiografía del sector cultural gallego para reconocer sus fortalezas, pero sobre todo, sus debilidades. La iniciativa de realizar el Barómetro Cultural nació durante el año de la pandemia «con la intención de preguntarle al sector cómo le estaba impactando la crisis», explicó la presidenta de la entidad, Rosario Álvarez. A diferencia de otros estudios sobre la situación económica de cierto sector, desde el CCG prefieren conocer de primera mano, y de manera subjetiva, qué está ocurriendo en el mundo cultural de la Comunidad. Y las 1.002 entrevistas realizadas para este Barómetro 2023 —que analiza el ejercicio anterior— resuelven que la situación de la cultura en Galicia fue mejor en 2022 que en el 2021. Un rayo de esperanza para uno de los colectivos a los que más directamente les afectan la sucesión de crisis ocurridas desde 2020.
Håkan Casares, responsable del Observatorio da Cultura Galega, concluyó que «la mayor parte de entidades culturales» tuvo un año mejor que el anterior. Y por subsectores, los que mejor 2022 gozaron fueron el audiovisual y la música, así como la «educación cultural». En cambio, no lo fue tanto para el comercio del libro, el más afectado por el encarecimiento de las materias primas, como el papel. Eso sí, «en términos generales», fue un año más positivo para las entidades públicas que para los autónomos o empresas.
A pesar de que el ejercicio es valorado positivamente, las expectativas que había a comienzos de 2022 para ese año eran todavía mejores. Y para este año, «hay cierto pesimismo con respecto a la economía en general, aunque no tanto para el sector cultural», explicó Casares. Y esto tiene que ver con el precio de los aprovisionamientos: «El 84% perciben un importante incremento en el precio». No obstante, esto está compensado con un aumento en la producción. La cultura gallega está en movimiento, en demanda: más de la mitad de las entidades encuestadas aseguran que ha aumentado la carga de trabajo con respecto al año anterior. Aunque hay que ser cautos, pues en 2021 todavía había numerosas restricciones sanitarias que limitaban la celebración de eventos, las perspectivas son positivas, revela el Barómetro.
Los diferentes gestores culturales de Galicia no aprueban a las diferentes administraciones. En una escala del 1 al 10, ninguna saca más de un 5, aunque el Estado es la que peor parada sale de la valoración. La Xunta, por su parte, la que mejor nota se lleva, con la administración local en medio de ambas. Los autónomos fueron los más críticos con el sector público en materia relacionada con la cultura y, además, fueron los que menos subvenciones recibieron. Dos de cada tres entidades públicas dedicadas a actividades culturales las recibieron, mientras que solo el 27% de los trabajadores por cuenta propia recibieron alguna.
Esto se puede entender como «una llamada de atención sobre las políticas públicas que se están haciendo sobre la cultura», señaló en la presentación de este informe Rosario Álvarez. O, al menos, «no están siendo correctamente difundidas». Además, las debilidades de la cultura gallega son, principalmente, el poco apoyo institucional —según respondieron el 33% de los encuestados— y las subida de precios. El Barómetro también refleja quejas sobre un mercado «de reducido tamaño», que va de la mano de una demanda de los productos y servicios.
Pero como no todo iba a ser malo, el propio sector de la cultura cree que su principal arma son los propios profesionales y su creatividad. Hasta siete de cada diez así lo consideran. Y, además, la propia riqueza patrimonial de Galicia.
Un aumento de demanda y una mayor carga de trabajo contrarrestaron los efectos de la crisis, como la subida de las materias primas