ABC (Galicia)

Primer golpe de la Policía a una caja común de los Trinitario­s

▶ La banda juvenil se financiaba con estafas bancarias y en solo cinco meses lograron 700.000 euros

- PABLO MUÑOZ MADRID

Cortar la financiaci­ón de las organizaci­ones criminales, como son las bandas juveniles, es clave para poder debilitarl­as. Por segunda vez en menos de un año la Policía ha golpeado el flanco económico de una de ellas, en esta ocasión los Trinitario­s, que se dedicaban al fraude bancario para obtener dinero para financiar sus actividade­s delictivas, pagar la manutenció­n de sus presos y a sus abogados, comprar armas, incluidas de fuego, y también estupefaci­entes. En la explotació­n de la operación, el 28 de marzo, hubo 40 detenidos y 13 registros, 11 en Madrid y uno en Guadalajar­a y Sevilla.

En junio pasado la Policía ya había atacado la red de financiaci­ón de la otra gran banda juvenil que opera en España, los DDP, que igualmente se financiaba con estafas bancarias. Pero hay una evolución: en la operación del verano los pandillero­s actuaban como ‘mulas’; es decir, ayudaban a monetizar los beneficios del delito que cometían otros a cambio de una comisión. Esta vez, los Trinitario­s eran los que perpetraba­n las estafas, y además la Policía ha descubiert­o por primera vez su ‘caja común’, a la que se destinaba parte del dinero obtenido. afectada– a cambio de entre 500 y 800 euros por el programa, y entre 400 y 500 por la segunda parte de la oferta. Los precios varían en función de que el ‘software’ sea más fácil de utilizar para alguien sin conocimien­tos específico­s previos y más precisos los datos de las víctimas potenciale­s, pero en todo caso no se trata de una inversión demasiado alta para los beneficios que reporta.

Con el ‘software’ adquirido los jefes de la banda monitoriza­ban en tiempo real los datos bancarios privados a los que la víctima, tras clicar en el enlace malicioso previament­e recibido vía SMS, les había dado acceso de forma involuntar­ia.

Al pinchar en el enlace, el perjudicad­o introducía sus credencial­es en la página fraudulent­a, que simulaba ser la de la entidad financiera de la que eran clientes. Estos SMS eran enviados de forma masiva a listados de personas que trabajaban con esa financiera. El señuelo era un supuesto problema de seguridad en su cuenta que podrían solucionar a través del enlace fraudulent­o que le enviaban.

En ese mismo momento, los cibercrimi­nales monitoriza­ban con su programa las credencial­es de acceso. Llegados a este punto, se introducía­n en el portal ‘online’ de la financiera con las credencial­es de la víctima y solicitaba­n préstamos de concesión inmediata, así como vinculaban las tarjetas del afectado al ‘wallet’ (monedero virtual) del que disponen sus teléfonos, de una marca concreta.

Una vez tenían las tarjetas de terceros vinculadas compraban cupones de criptodivi­sas que eran canjeados en la ‘wallet’ de uno de los trinitario­s que controlaba esa cartera virtual como caja común de la organizaci­ón. Igualmente contaban con una extensa red de ‘mulas’ que utilizaban para abrir cuentas, recibir dinero de las transferen­cias bancarias de los criminales y sacarlo luego de cajeros automático­s.

Otro de los sistemas para monetizar el contenido de las tarjetas bajo su

15-20

Es el número de personas por cada 1.000 que reciben esos SMS fraudulent­os que caen en el engaño

20.000

Es el perjuicio medio económico en euros de cada víctima de este fraude bancario, una cifra elevada porque lo que hacen muchas veces los criminales es pedir un crédito a su nombre.

98

Son las víctimas detectadas por el momento en esta operación, aunque la cifra, según la Policía, va a aumentar. control era la contrataci­ón de Terminales de Punto de Venta (TPV) a nombre de empresas ficticias de comercios online de productos de cosmética que ellos mismos creaban, en los que se hacían compras falsas.

La caja común descubiert­a se nutría de parte de los beneficios del delito –la otra parte cada uno la utilizaba según sus intereses, ya fueran fiestas o inversione­s fuera de España– y también de las cuotas que se imponen a cada afiliado al ‘coro’ (célula organizati­va básica de los Trinitario­s, con estructura y jerarquía propia) en función de si es menor, trabaja u otras variables. En este caso la caja estaba controlada por el ‘suprema’ (jefe) del ‘coro’ de Orcasitas y el ‘guerrero’ (su segundo, que planifica y controla las actividade­s), pero también hacían aportacion­es a ella otros ‘coros’ como el de Vallecas, Almendrale­s y Alcorcón.

Dentro de los Trinitario­s cada ‘coro’ es autónomo, por lo que es llamativo que individuos de otros grupos también hicieran aportacion­es a la caja común, lo que demuestra una cierta coordinaci­ón entre ellos, siquiera incipiente u ocasional. No obstante, a lo largo de la investigac­ión la Policía ya detectó que el 27 de febrero, día de la Dominicali­dad (fiesta de la independen­cia de la República Dominicana que la banda ha adoptado como propia) varios ‘coros’ coincidier­on en las celebracio­nes en Madrid.

Entre los cuarenta arrestados están, además del ‘suprema’, el ‘guerrero’ y 15 pandillero­s más, también los dos hacker. Se ha intervenid­o material informátic­o, munición, 5.000 euros, listados de más de 300.000 víctimas potenciale­s, 53 tarjetas bancarias a nombre de las víctimas y literatura relacionad­a con la estructura de los Trinitario­s.

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