El voto en el exterior que puede inclinar la balanza en Turquía
De los 3,4 millones de turcos con derecho a voto desde el extranjero, 1,5 millones están en Alemania
«En elecciones pasadas voté a Erdogan, llegué a pensar realmente que era un faro de esperanza para una mayor democracia. Pero ahora he votado a Kemal Kilicdaroglu porque Erdogan se ha deslizado peligrosamente hacia el autoritarismo. Quiero un cambio. Y toda mi familia también lo quiere». Así de explícito se muestra Jeseph, mientras cercena un rollo de kebab en Alt Moabit, una avenida de Berlín occidental de cultura turca. Berlín es la segunda ciudad por población turca, después de Ankara, y aquí el estado electoral se decanta claramente a favor de Kemal Kilicdaroglu, quizá en parte porque los partidos que forman la ‘coalición semáforo’ que gobierna Alemania han hecho campaña a su favor. El partido Los Verdes ha votado incluso una resolución en la que apela «a todas las personas que viven en Alemania y que pueden votar en las elecciones de Turquía que participen y trabajen por el proceso democrático». «Después de años de liderazgo autoritario, la elecciones ofrecen la oportunidad real de volver a la democracia y al
Estado de derecho», sigue el documento, que advierte que la reanudación de las conversaciones para la adhesión de Turquía a la UE solo puede tener lugar «si Turquía da un giro radial hacia la democracia y el Estado de Derecho».
Berlín, segunda ciudad con más población turca
De los 3,4 millones de turcos con derecho a voto desde el extranjero, 1,5 millones están en Alemania con dos importantes focos en Berlín y en Renania del Norte-Westfalia. 642.00 han ejercido desde Alemania ese derecho, según Yunus Ulusoy, del Centro de Estudios Turcos de Essen, pero se trata de votos con un efecto multiplicador porque los turcos establecidos en Alemania son a menudo referencia de éxito para sus familiares en Turquía y ejercen un tipo de liderazgo social reforzado por las ayudas que envían regularmente a los suyos. Por eso los partidos turcos despliegan aquí su campaña electoral, con carteles y trabajo de calle. Eren Güvercin, uno de los fundadores de la Sociedad de la Alhambra, asegura haber documentado las actividades del AKP en Alemania, con 120 visitas de parlamentarios y funcionarios no registradas como actos de campaña, sino como eventos culturales o celebraciones del final del ayuno. Como en una mezquita de Neuss, en la que el diputado turco Mustafa
Acigöz, a mediados de enero, arengaba: «No importa donde huyan, así como no les damos el derecho de vivir en Turquía, tampoco se lo daremos para vivir en Alemania, destruiremos a los partidarios del PKK y del terrorismo Fetö». La campaña de Erdogan se hace presente a través de la Unión de Demócratas Liberales Internacionales (UID), fundada en Colonia en 2004 y «cabeza de puente estratégica entre los votantes del AKP y las instituciones, como los consulados», dice el politólogo Burak Copur. La asociación religiosa estatal Ditib, a la que están afiliadas más de 900 mezquitas, también juega un importante papel e incluso fleta autobuses para ir a votar desde los templos.
En comparación con las últimas elecciones de 2018, el voto desde Alemania ha aumentado casi un 20%. Entonces ya fue decisivo y se inclinó con un 64,8% a favor de Erdogan, que en total obtuvo el 52,6% de los votos. Sinem Adar, de la Fundación de Ciencia y Política, señala que, a diferencia de 2018, la oposición dispone ahora de las redes sociales para acercarse activamente a los votantes en el extranjero y calcula que la tendencia se ha revertido. También puede haber incluido la agresividad del discurso de Erdogan contra Alemania y su Gobierno, en contraste con las generosas ayudas que Alemania hizo llegar después del último y devastador terremoto, desde el punto de vista del presidente de TGD, Gökay Sofuoglu.
Las autoridades de Berlín han rechazado el plan del Gobierno turco de duplicar el número de colegios electorales y han aceptado solamente tres más. Fatih Zingal, portavoz de la UID, lo ha interpretado como un intento de «sabotear» el apoyo a Erdogan. Kenan Polat, líder del opositor Partido Republicano del Pueblo (CHP) en Berlín, confía en que la medida beneficie a los suyos. El periodista de origen turco Hüseyin Topel ha pedido «extrema precaución contra el fraude electoral» en las votaciones en el extranjero.
Incremento de peticiones de asilo en Francia
Los consulados de Ankara reconocen la presencia ‘oficial’ de unos 600.000 turcos en Francia, de diversa sensibilidad política. Muchos observadores estiman que, en verdad, en territorio francés pudieran residir unos 800.000 turcos. En la mayor comunidad turca de Francia, en Alsacia, una mayoría de los 70.000-80.000 turcos pudieran ser integristas partidarios del presidente Erdogan.
Sin embargo, el incremento llamativo de peticiones de asilo político, sugiere que los turcos hostiles a Erdogan pudieran ser ligeramente mayoritarios. No existen estadísticas a ese respecto.
En Francia también existe una comunidad de kurdos de origen turco, muy hostiles a Erdogan, cuyas relaciones con Emmanuel Macron y su Gobierno son pasablemente desastrosas. No sin cierto humor negro, Erdogan llegó a declarar, hace meses: «Nuestras esposas se entienden bien. Nosotros, no».
Bélgica y Países Bajos, tutelados desde Ankara
Otros países europeos como Bélgica y Holanda cuentan con una importante comunidad de turcos que las autoridades políticas de Ankara han seguido tutelando a distancia. En Bélgica se produjo una situación muy incómoda para las autoridades en las elecciones de 2015 cuando el propio Erdogan vino a Bruselas para intervenir en un mitin electoral. Eso explicaría que en todas las elecciones anteriores el apoyo al ahora presidente saliente haya sido casi unánime, de alrededor del 70% de los votantes. En general, hasta ahora los emigrantes en esta zona de Europa se consideran como conservadores y nacionalistas.
En la campaña actual sin embargo, a falta de encuestas precisas, la comunidad turca de Bélgica o de Holanda espera con inquietud los resultados del domingo después de una campaña especialmente tensa en la que se han producido algunos enfrentamientos entre partidarios de Erdogan o emigrantes de origen kurdo.
En todo caso, se han habilitado centros de votación en varias ciudades y se ha previsto además que puedan seguir abiertos hasta una segunda vuelta, si en la primera no se define un vencedor.