ABC (Galicia)

A Luque le falta toro

- ANDRÉS AMORÓS

Si la mayor virtud de un torero es el dominio, el poderío, necesita, para mostrarlo, un toro furte, encastado, que exija ser dominado. En el momento actual, Daniel Luque es probableme­nte el diestro más poderoso, junto con El Juli. Además, ha recuperado una actitud que le permite imponerse a casi todos los toros. Por eso, dije al comienzo de esta temporada que éste podía ser el año de Luque. En la Feria de Abril, aunque el rabo de Morante haya acaparado la atención general, la realidad es que Luque mostró hallarse en un momento de plenitud. Si alguno lo duda, que vea el vídeo de su encierro con seis toros de La Quinta, a uno de los cuales indultó: fue, sin duda, uno de los mayores acontecimi­entos de la pasada temporada.

Con estos antecedent­es, ¿acierta Luque anunciándo­se en Madrid con los toros de Juan Pedro? Creo que no. Aunque la nobleza del primero le permita hacer con él casi todo lo que quiera: darle todos los estatuario­s que le venga en gana; luego, cuando flaquea –muy pronto–-, sacarle naturales al ralentí. Al final, meterse entre los pitones y volcarse en la estocada. La faena ha sido buena, sin duda, pero ha sonado un aviso y la petición resulta insufiente. Como diría un castizo, ha andado con el toro a gorrazos. ¿Qué ha pasado? Sencillamn­ente, le ha faltado toro: más toro, más poderoso, que transmita más emoción. Igual sucede en el cuarto, que puntea un poco, a la salida del muletazo, y se defiende por falta de fuerza. Muy pronto, se ha apagado, se ha caído, se ha parado. No decía nada. Y Luque no ha redondeado el triunfo que ansiaba. ¿Aprenderá la lección? No lo sé. La comodidad es mala consejera.

San Isidro supone, sin duda, un examen duro, exigente. Por eso, un triunfo en esta plaza da categoría (y eleva la cotización). Los que mandan de verdad, en cualquier ámbito, son los que son capaces de resolver problemas difíciles. Por ahora, El Juli ha mantenido su categoría. A Morante –un caso aparte– no le perjudica el petardo que pegó con la espada y el descabello. Lo más preocupant­e ha sido lo de Roca Rey: con dos toros manejables, no pasó nada especial.

El peruano ha acusado a Luque de falta de respeto. Toda la vida, esas cuestiones se han resuelto en la plaza. Echo de menos un mano a mano de Luque y Roca Rey en Madrid, con toros encastados.

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