ABC (Galicia)

Las urnas pasan revista al desgaste de 24 años de modelo Lores en Pontevedra

▶El alcalde, del BNG, asegura que tiene cuerda para rato, pero el PP y el PSOE coinciden, con diferentes matices, en la necesidad de que se renueve el proyecto

- JESÚS HIERRO SANTIAGO

Sobre el futuro de Pontevedra, tanto a corto como a largo plazo, lo único que está escrito es que, muy a pesar de su alcalde, la fábrica de celulosa seguirá por mucho tiempo a orillas de la ría. Que Ence no se moverá de su ubicación actual, en Lourizán, hasta 2073, lo confirmó el Tribunal Supremo en una resolución reciente. Y el PP, que se congratuló por ese fallo judicial, busca la manera de que en la capital del Lérez no se perpetúe otra de las claves que ha marcado a Boa Vila en las dos últimas décadas: el dominio del incombusti­ble alcalde nacionalis­ta Miguel Anxo Fernández Lores, el rey por antonomasi­a de las peatonaliz­aciones.

En la ciudad de Mariano Rajoy, Alfonso Rueda o Ana Pastor, un nacionalis­ta ostenta el bastón de mando desde hace casi un cuarto de siglo. Lores se aupó a la alcaldía en 1999 —empató en escaños con el PP, pero se coaligó con el PSOE— y 24 años después se resiste a cederla. Pontevedra, una ciudad en la que antes de la llegada de Lores nunca habían gobernado los nacionalis­tas, es un caso muy particular en Galicia. Una urbe de apenas 86.000 habitantes, habitualme­nte inclinada hacia la derecha, donde el BNG se impone en los comicios municipale­s pero naufraga en los generales y autonómico­s.

Dos realidades electorale­s

Sólo un par de pinceladas estadístic­as sobre este ‘desajuste’ entre las municipale­s y el resto de citas con las urnas. En las elecciones al Congreso de noviembre de 2019, el BNG quedó relegado a la cuarta fuerza política, derrotada ampliament­e por el PSOE, PP e incluso Podemos. La formación nacionalis­ta sólo logró sacar 352 votos más que Vox. Seis meses antes, sin embargo, en las municipale­s, Lores había vuelto a barrer, dejándose sólo un edil en el camino respecto a los comicios de 2015. Al BNG en 2019 lo votaron 16.500 pontevedre­ses (11 escaños); al PP, 12.440 (9); al PSOE, 5.797 (4) y a Ciudadanos, 2.142 (un concejal).

En una entrevista reciente, el alcalde de Pontevedra decía que se veía llevando el timón municipal durante una década más. Y afirmaba tener cuerda para rato. Pero la oposición considera que su tiempo ha pasado y que la ciudad de Pontevedra necesita un cambio de rumbo. Tal vez no de 180 grados, pero sí por rutas actualizad­as y con tripulacio­nes renovadas.

La «única alternativ­a» real al todopodero­so Lores en Pontevedra es el PP de Rafa Domínguez. En una conversaci­ón con ABC, Domínguez, médico de formación igual que Lores, pero que, en su caso, sigue ejerciendo, remarca que el proyecto nacionalis­ta en la ciudad «está agotado» y que el alcalde «no puede seguir viviendo de rentas».

Proyecto «agotado»

Porque la propuesta de los populares para Pontevedra no es una enmienda a la totalidad de la obra política de Lores sino, más bien, contra la deriva que ha tomado el regidor nacionalis­ta en los últimos años: «Es un proyecto agotado, en el que el alcalde ya no sale de su despacho. No se reúne con nadie y sólo sale dos meses antes —de las elecciones— para pedir el voto», argumenta el candidato popular. Para Domínguez, a lo largo de estos 24 años de mandato ha habido ‘dos Lores’. El que empezó a gobernar en 1999, un alcalde «con ganas, con energía y un proyecto», que «hizo cosas que fueron positivas para la ciudad»; y el alcalde «cansado», «agotado» y «desgastado» del último lustro, que «vive de rentas» y éxitos pasados.

El más famoso, segurament­e, un modelo de peatonaliz­ación que ha prestigiad­o Pontevedra, pero que Domínguez cree que en los últimos años a Lores se le está yendo de las manos.

«Acepto lo que hizo bien, pero se ha exagerado el modelo de peatonaliz­ación», argumenta el líder municipal del PP. Se refiere, por ejemplo, a la decisión de cerrar al tráfico la avenida Raíña Victoria, o su intención de vetar el coche incluso en accesos a la ciudad, como el puente de A Barca, el paseo Colón —acceso al centro por A Barca— u otras vías claves, como Eduardo Pondal —que conecta el centro con las estaciones de tren y autobús—. «Lo único que propone Lores es cerrar las vías de comunicaci­ón de Pontevedra con el exterior», resume Rafa Domínguez a este diario.

Y Ence. La última gran batalla, Lores no la perdió en las urnas, sino en los tribunales. Fue un recurso del Consistori­o el que recibió el mencionado varapalo en el Supremo. El alcalde no se da por vencido ante la Justicia, y el PP le reprocha que, por una «cuestión ideológica», pase por alto que, con el traslado de Ence, hasta 500 trabajador­es podrían quedar en la calle.

Además de a los populares, Lores tendrá enfrente en las elecciones del próximo 28 de mayo a Iván Puentes, el candidato local de los socialista­s. Con la particular­idad, en su caso, de que hace oposición formando parte de la corporació­n —es concejal de Desarrollo Sostenible y Medio Natural—. Y si el PP no hace una enmienda a la totalidad de la obra nacionalis­ta, menos todavía los socialista­s, en quienes el BNG podría verse abocado a apoyarse para gobernar. En diversas entrevista­s, el candidato del PSOE ha prometido una renovación y un proyecto «evoluciona­do» del ‘modelo Lores’.

Peatonaliz­aciones Segurament­e, la obra más paradigmát­ica de Lores en 24 años de gobierno es una peatonaliz­ación que algunos ven «exagerada»

La sentencia de Ence La última derrota de Lores no fue en las urnas, sino en los tribunales. La celulosa, muy a pesar del alcalde, no se moverá hasta 2073

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// EFE Miguel Anxo Fernández Lores lleva 24 años como alcalde de Pontevedra

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