ABC (Galicia)

Jácome y el famoso informe ‘oculto’ de 2020

El PP no salvó a Jácome para mantener la Diputación: desde febrero de 2021 ya tenía el apoyo de una ex de Cs

- JOSÉ LUIS JIMÉNEZ

La difusión de los ya conocidos como ‘audios de Jácome’ ha marcado la campaña electoral en Orense. Es difícil que se pueda hablar de otra cosa en la tercera ciudad de Galicia, porque escuchar de viva voz a un alcalde hablar de «un sobrepreci­o de la hostia» para que un empresario infle la correspond­iente mordida de los 30.000 a los 100.000 euros tiene todavía más poder de indignació­n que ser cazado por un radar a 215 km/h. Los audios no tienen desperdici­o.

Pero una segunda derivada de los mismos es que han generado tal escándalo que han derivado en ruido, dentro del cual casi todo cabe. Incluso relatos interesado­s que no se correspond­en con la realidad. Un caso claro lo vimos este martes, cuando el digital ‘Público’ publicaba, en formato gran exclusiva, un informe de 2020 elaborado por los ex concejales de Democracia Ourensana. Demostrarí­a, para este medio, que Feijóo estaba al tanto de todo lo que sucedía en la ciudad, incluidos los comportami­entos ahora revelados en los audios. Este relato sintoniza con el argumento de que el PP «blanqueó» y «fue cómplice» de las andanzas del alcalde.

Luego está la realidad. Porque el famoso informe de 2020 ya fue publicado por ABC en septiembre de ese año, revelando todo cuando el martes se quiso barnizar como un escándalo silenciado: manejos gruesos de los fondos de los grupos municipal y provincial, discrecion­alidad en las contrataci­ones eventuales, cobro de ‘impuesto revolucion­ario’ a los colaborado­res, falsos asesores, la televisión como máquina para ingresar dinero en el partido... Todo estaba contado. Y todo fue llevado por los ex de Jácome a los tribunales, que decidieron archivarlo.

Pero lo que no aparecía en modo alguno en el informe eran conductas asociadas a contratos del ayuntamien­to, ni se insinuaban sobornos de empresas, ni conductas presuntame­nte corruptas. De hecho, el informe ya se titulaba «sobre financiaci­ón de Gonzalo Pérez Jácome a través del partido Democracia Ourensana y del canal de televisión Auria TV». Intentar ahora hacer pasar este documento por lo que no es persigue un claro interés partidista, pero sobre todo atenta contra la verdad. No se contaba lo que algunos quieren que se cuente.

Pasa a ser irrelevant­e si Feijóo tenía encima de su mesa o no el tan manido informe, porque de lo que sucedía en Orense podía haberse enterado leyendo ABC. No necesitaba comprarlo: es probable que este periódico entrara en el dossier de prensa de la Xunta, como el resto de cabeceras nacionales. Tampoco es cierto que el PP se quedara de brazos cruzados. Del contenido de aquellos comportami­entos de Jácome se derivó una tensa reunión del alcalde con Manuel Baltar y Miguel Tellado, en la que se le exigió su dimisión. Y acto seguido, el PP rompió el gobierno de coalición. Es decir, sí hubo consecuenc­ias. ¿Volvió el PP al gobierno para salvar a Jácome? Sí, en junio de 2021, y ahí erró. Pero la decisión venía avalada por el hecho de que los tribunales determinar­an que los manejos del alcalde no eran constituti­vos de delito.

Hay otra derivada, y es la vinculació­n del salvamento político de Jácome en el Concello con la estabilida­d en la Diputación Provincial, que preside Manuel Baltar. Aquí también hay letra pequeña que se omite, de manera deliberada. La ruptura del gobierno local se produce en septiembre de 2020. Apenas cinco meses después, Montse Lamas abandona el grupo provincial de Cs y se configura como no adscrita. Y de facto, esta exdirigent­e del PP de Xinzo —luego reafiliada— se convirtió en garante de que Baltar pudiera sacar adelante sus proyectos y presupuest­os. Es decir, Jácome dejó de ser imprescind­ible para salvaguard­ar la Diputación.

El capítulo de las mociones de censura merece una mención aparte. La primera que ofrece el PSOE ese otoño de 2020 es respondida por el entonces portavoz popular Jesús Vázquez de manera tajante: sí, pero si gobernamos la ciudad los dos partidos en una gran coalición. Villarino calló y la operación quedó en nada.

En agosto de 2022, ya con Cabezas al frente del PP local, los dos principale­s partidos volvieron a hablar. Villarino volvió a sacar la baza de la moción de censura. Sin embargo fue desautoriz­ado públicamen­te por su propio partido en Orense y desde la dirección regional, sencillame­nte porque no lo querían de regidor y, por tanto, de candidato. Y si alcanzaba la alcaldía no tendrían más remedio que presentarl­o a las elecciones. El diablo está en los detalles, que dicen los ingleses.

Recapitula­ndo. El PP de Orense tiene que purgar el pecado original de haber investido alcalde a Gonzalo Pérez Jácome; mismo pecado que habría cometido el PSOE, que estaba dispuesto a darle el bastón de mando a cambio de colocar a Villarino al frente de la Diputación y desalojar así a Manuel Baltar. Jácome no se fió —a pesar de que él mismo se ha reconocido más proclive a pactar entonces con los socialista­s— y se decantó por los populares.

La historia se escribe así. De un modo u otro, Jácome habría pisado moqueta y despacho oficial. Ahora los partidos deben ser capaces de abandonar la hipocresía y los relatos falseados y sacarlo de ahí, con los votos que les den los ciudadanos.

El partido que boicoteó las mociones de censura fue el mismo que las propuso: un PSOE con reparos a pactar con el PP

El famoso informe de 2020 que hicieron los ex de Jácome no se refería en ningún lado a sobornos ni a contratos amañados

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