ABC (Galicia)

El reto de aprovechar la lluvia cuando cae en horas todo el agua de la primavera

Las precipitac­iones dejan registros inéditos para mayo y golpean con fuerza localidade­s del Levante

- I. MIRANDA MADRID

La lluvia fue tan intensa ayer en Castellón que, en tan solo dos horas, se registró una precipitac­ión mayor a la que normalment­e suma toda la primavera de media en la ciudad, con 150 litros por metro cuadrado (l/m2). La torrencial­idad ha sido una constante esta semana en diferentes puntos del país. De los 220 l/m2 en un día en Benicasim (Castellón) a los 61 l/m² en una hora en el casco urbano de Cartagena (equivalent­e a toda la lluvia habitual allí de marzo a mayo). Cayeron incluso 17 l/m² en apenas diez minutos en Utiel (Valencia). Pero en todos los casos el resultado fue similar: calles anegadas, fuertes riadas y un agua que, en plena sequía, apenas ayudará a paliar el déficit. No se aprovecha.

Las precipitac­iones de esta semana y las previstas para los próximos días han llegado como una bendición para el campo, pero la escasez continúa. Desde el pasado 1 de octubre –comienzo del año hidrológic­o–, hasta el 23 de mayo, se han recogido en España 371 litros por metro cuadrado, lo que representa alrededor de un 27% menos de lo normal (508 l/m2), según datos de la Agencia Estatal de Meteorolog­ía (Aemet).

«Estas lluvias, a las puertas del verano, ayudarán a humedecer los suelos y a reducir el estrés hídrico que padecen los ecosistema­s como consecuenc­ia de la prolongada sequía que padece España», aseguró el portavoz de la Aemet, Rubén Del Campo. También reducirán el riesgo de incendios y «es posible que puedan recuperars­e algo las reservas de agua», explicó.

Los embalses se encuentran al 47,7% de su capacidad, pero las posibilida­des de recoger el agua que anega localidade­s en horas es limitada. Para empezar, por las propias caracterís­ticas de las lluvias torrencial­es: son aquellas en las que se alcanza una intensidad de al menos 60 litros por metro cuadrado en una hora o al menos 10 litros por metro cuadrado en 10 minutos. Con esta fuerza, el fenómeno no suele durar más de tres horas y se concentra en un área máxima de 50 kilómetros cuadrados. Es decir,

son lluvias bastante localizada­s.

Por ello, recopilar el agua cuando llega de esta forma «es complejo, es una cuestión de inversión y de ver hasta dónde estás dispuesto a adaptarte y a tener un inmoviliza­do que la mayor parte del tiempo no se usa», explica Luis Fernando Martín Rodríguez, decano del Colegio de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas de Las Palmas. El experto defiende que no se necesitan «grandes infraestru­cturas, sino pequeñas a lo largo de un cauce», como podrían ser «pequeños tomaderos o azudes» que pudieran retener las aguas en determinad­os momentos, «pero eso va también en contra de los caudales ecológicos», reconoce.

Azudes hinchables

No obstante, asegura Martín Rodríguez, hay opciones. Algunos países han empezado a incorporar azudes hinchables, que se pueden inflar o desinflar en función de los niveles de agua, a la vez que se pueden ampliar los tanques de tormenta. Aunque, asegura, es vital destinar recursos humanos y económicos al mantenimie­nto de las infraestru­cturas, algo que no siempre se hace.

España ya está sufriendo cambios en los patrones de lluvia. Según los datos de la Aemet, ahora llueve menos días al año y, cuando lo hace, cae con mayor intensidad. Las lluvias torrencial­es son más frecuentes e intensas en la vertiente mediterrán­ea, junto con un incremento de la duración de los períodos secos en el sur peninsular. Pero es difícil determinar dónde y cuándo se van a producir estos eventos.

«No hay precedente­s de algo similar en Castellón fuera de los meses otoñales», valoraba ayer la Aemet sobre los 198 litros por metro cuadrado recogidos en total en un día. Solo en dos ocasiones se habían superado los 198 l/m2 de precipitac­ión acumulada en 24 horas en alguno de los dos observator­ios históricos de Castellón de la Plana, y ninguno de ellos había sido en mayo. El evento se saldó con más de 50 actuacione­s de los bomberos en la provincia, aunque las zonas más afectadas fueron Benicasim, Oropesa y Cabanes.

«Las ciudades están bastante mal preparadas en el aprovecham­iento de aguas superficia­les», asegura Martín Rodríguez. «Nos hemos dedicado a pavimentar y el suelo no tiene capacidad de infiltraci­ón. Todo es escorrentí­a». Al final se generan inundacion­es, grandes riadas y ningún aprovecham­iento. Incorporar paseos verdes en la ciudad con puntos de infiltraci­ón hacia el subsuelo podría permitir un mejor aprovecham­iento del agua para riego o baldeo de calles, sugiere. «Pero al haber hecho ciudades casi herméticas en el suelo, ahora revertir todo eso es muy costoso».

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// ABC Dos bomberos contemplan un túnel inundado en Castellón de la Plana
 ?? // ABC ?? Varias personas cruzan una calle inundada en Benicasim (Castellón)
// ABC Varias personas cruzan una calle inundada en Benicasim (Castellón)
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// ABC Molina de Aragón, en Murcia

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