Qué esperar del 28M en Galicia

La ciudad de Orense se rebozará en el oprobio si avala a Jácome

Lo que vaya a pasar mañana solo lo saben ustedes, los poseedores de una papeleta, un arma de democratización masiva, si me consienten el palabro. Pero estos días de campaña permiten intuir por dónde puede ir la cosa en el mapa electoral gallego. El PP, por ejemplo, apuesta mucho por Ferrol para alcanzar la mayoría absoluta. Se da por segura, aunque ya pasó así en las dos últimas elecciones. Y mira a Lugo con ilusión: cree que tiene a su alcance la ciudad y, en consecuencia, la diputación. Los populares previsiblemente recuperarán espacio en las ciudades, aunque no todo el que quisieran. La fragmentación en la derecha, ineficaz en autonómicas, sí pasa factura en las municipales.

El PSOE se siente seguro en Vigo —aquí la única duda es cómo de abultada será la victoria de Caballero—, confiado en La Coruña y algo temeroso en Santiago. Sabe que Bugallo cotiza muy a la baja, pero que le puede dar para liderar un multipartito de izquierdas, porque Verea no tiene con quién sumar. Inés Rey parece en tendencia ascendente y superará el susto de ir por detrás de Miguel Lorenzo en algunos sondeos. Y sabe que Lugo será una moneda al aire, impredecible, pero que le puede salir cruz por errores propios.

El saldo del BNG va a ser Pontevedra, y poco más. Ha despertado del sueño de adelantar al PSOE en las ciudades, y su margen será forzar bipartitos en más urbes si se dan las combinaciones adecuadas, pero como partido secundario. Aun así, venderá su moderada subida en toda Galicia como un punto de inflexión de cara a las autonómicas del año próximo. Simple relato.

Por último, Orense. Nadie sabe qué puede pasar en una ciudad en la que se ha escuchado al alcalde de viva voz hablar de sobornos y corrupción, pero que no se derrumba en las encuestas. La ciudad se rebozará en el oprobio si avala a Jácome. Enfrente nadie tiene claro qué correlación de fuerzas puede haber. El PP teme pagar el peaje de haber hecho alcalde a quien nunca debió serlo, junto con el ruido que rodea a Baltar; y el PSOE se las prometía felices, pero el juego sucio de algunos quiere enfangar la inocencia de Paco Rodríguez. Muy triste todo.