Basura en el patio de luces
La okupación de viviendas está generando una desgracia personal a cientos de familias y un infierno vecinal
Asólo unos días de las elecciones municipales el Ayuntamiento contrata la limpieza de la basura acumulada durante años en un patio de luces. Ha ocurrido en La Coruña esta semana y los desperdicios vienen de un piso ‘okupa’ en el que se defeca en bolsas y va todo por la ventana.
Vamos a ser bien pensados y no se nos va a ocurrir que la alcaldesa tenga miedo de que algunos electores culpen a la izquierda de las dificultades para echar de una vivienda a sus moradores irregulares.
Sobre todo porque lo de retirar la porquería es una solución temporal: los okupas siguen en su sitio y más envalentonados que estarán en cuanto entre en vigor la ley del vivienda que ha pactado Pedro Sánchez con Bildu.
No seré yo quien cuestione el derecho a la vivienda de todo el mundo, pero no a costa del derecho de propiedad del vecino.
Si el Estado quiere garantizar un techo a quien no lo tiene tendrá que tirar de presupuesto y no endosar el problema al arrendatario de buena fe que ve cómo le dejan de ingresar el dinero que necesita, o a quien tiene un piso vacío por el motivo que sea.
El problema del precio de la vivienda no ha surgido de un día para otro, y los bloques de pisos públicos son cada vez más raros. En los setenta y ochenta se construían barrios enteros, ahora si a uno no le toca un piso de protección oficial es casi una lotería. Será cuestión de prioridades y el dinero se está gastando en otras cosas.
La okupación de viviendas está generando una desgracia personal a cientos de familias cada año en Galicia y un infierno vecinal en barrios como Los Mallos, Pelamios o La Milagrosa.
Cierto que no se puede hacer demagogia: el derecho de propiedad no es absoluto y no podemos pretender que de un día para otro el morador de un piso se marche a la calle.
Tiene que intervenir un juez y tiene que haber garantías, pero con la situación actual nos están tomando el pelo.