De sus dos amores a las incógnitas de su fortuna: la difícil vida de Tina Turner
Un matrimonio terrible y otro perfecto, de la infelicidad a la felicidad, así fue la vida sentimental de la gran dama de la música rock
Fue ‘simplemente la mejor’. La reina del rock’n’roll, con su portentosa voz y una imponente presencia, casi hipnótica, de la que uno no podía apartar la mirada, Anna Mae Bullock, Tina Turner, transmitía una fuerza casi sobrenatural, con una personalidad independiente, rebelde, mientras enseñaba siempre que podía esas hermosas piernas que sostenían un cuerpo cuya energía parecía no agotarse jamás. Tina, con sus pelucas leoninas y sus bailes feroces, se comía el escenario con una sonrisa. Pero la larga batalla contra la enfermedad la había dejado exhausta: «Estoy cansada de hacer feliz a la gente», había llegado a decir. Su vida fue intensa, como lo fueron sus relaciones sentimentales, con un maltrato que marcó su vida, y su herencia que parece esconder alguna incógnita.
Ike Turner fue el primer gran amor de su vida, el hombre que le abrió las puertas al mundo de la música e, incluso, le dio el nombre artístico con el que arrasó profesionalmente. Se conocieron cuando ella acudió a verle a un concierto de Kings of Rithm, el grupo con el que triunfaba en aquellos años. Ella tenía 17 años y su voz ya era prodigiosa. Cuando la escuchó cantar, Ike quiso retenerla como pudo a su lado. Fue su descubridor, su mentor, su representante, su marido, su maltratador. El precio que Tina pagó fue demasiado alto. Durante muchos años, la cantante mantuvo en silencio la pesadilla que vivió junto a su marido, cocainómano, violento, posesivo, celoso. Fue en una entrevista a la revista ‘People’, publicada en 1981, cuando Tina se abrió en canal, convirtiéndose en todo un símbolo para otras mujeres maltratadas: «Vivía completamente aterrorizada por ese hombre», reconocía al fin. «Tenía miedo de contarlo por lo que pudiera hacerme. Yo me quedé con él incluso después de la primera paliza porque me sentía obligada y porque tenía miedo».
Lavado de cerebro
La cantante adoptó a dos de los seis hijos de Iker Turner fruto de su relación con Lorraine Taylor
Erwin Bach, su segundo marido, le donó un riñón cuando la enfermedad se agravó
Tina, que fue abandonada por su madre, sentía pánico a volver a ser rechazada. La atacó con una percha, dejándole una cicatriz. Le tiró café hirviendo. La humillaba constantemente. «Tal vez me quedé porque me había lavado el cerebro», le confesaba al periodista Carl Arrington. Se casaron en 1962, se separaron en 1978 y tuvieron un hijo, Ronald, nacido antes del matrimonio, en 1960. Probó fortuna en la música como batería y también como actor, en ‘What’s love got to do with it’. Casado con Afida Turner, falleció en 2022 por distrés respiratorio.
Tina fue madre por primera vez a los 18, pero el padre no fue Ike sino Raymond Hill, saxofonista de la banda. Nunca quiso dedicarse a la música y trabajó en el mundo inmobiliario. Se suicidó a los 59 años, lo que causó un profundo dolor a Tina, que le dedicó unas palabras de despedida: «Es mi peor momento como madre (...) Me reuní con mi familia para decirle un último adiós y esparcir sus cenizas (…) Siempre será mi bebé».
Además, la cantante adoptó a dos de los seis hijos de Ike Turner, Ike Jr. y Michael, ambos fruto de la relación con Lorraine Taylor.
Tras su primera y traumática relación con el amor, Tina podría haberse cerrado a conocer a otro hombre. O, al menos, a confiar plenamente en otro. Pero su segundo marido superaría la prueba con creces. Sería el hombre que la querría hasta el punto de donarle un riñón cuando la enfermedad empezó a mostrar su lado más oscuro. Erwin Bach fue su ángel, su confidente, su salvador, su gran apoyo. Ejecutivo de la compañía discográfica EMI, fue el encargado de recogerla en el aeropuerto en Alemania. Ella llegada agotada, pero a pesar del cansancio sintió que aquel hombre le hacía ‘tilín’ y despertaba algo en ella. Algo que duró 27 años de noviazgo y más de diez años de matrimo
nio, marcados tristemente por la larga enfermedad que fue apagando poco a poco a la estrella. Cuando se conocieron, él tenía 30 años y ella, 47. Pero la diferencia de edad nunca supuso un problema. La boda, siguiendo un ritual budista, se celebró en Suiza, lugar de residencia de Tina, que decidió abandonar los Estados Unidos. Solo acudieron 120 invitados, entre los que destacaron sus vip más íntimos: David Bowie, Oprah Winfrey y Giorgio Armani, entre otros. Ella tenía 73 espléndidos años.
Herederos
A lo largo de cinco décadas de éxito, su fortuna alcanzó los 250 millones de euros entre ‘royalties’, giras e ingresos publicitarios. Por si fuera poco, cuando fue consciente del poco tiempo que le quedaba, decidió vender su catálogo a la discográfica BMG por algo más de 50 millones de euros. Esta semana, su música arrasa en reproducciones en todas las plataformas. Sin embargo, diversas fuentes apuntan que puede haber alguna sorpresa y que hay en juego más dinero en algunas inversiones, pero su testamento ha sido cuidadosamente elaborado para evitar conflictos familiares. Los herederos serán su marido y sus dos hijos adoptivos. Todo parece atado y bien atado.