La OCDE sitúa en el 1,5% el crecimiento de España este año y pone en la diana la previsión oficial
La OCDE elevó ayer una décima, del 1,4% al 1,5%, su previsión de crecimiento de este año para España, en la tradicional revisión de febrero de sus proyecciones económicas globales. Lo hizo pese a revisar a la baja sus expectativas para la zona euro y para sus dos mayores economías: Francia y Alemania. El organismo considera que la eurozona solo crecerá un 0,6% este año, al igual que Francia, y que Alemania solo lo hará un 0,3%, mientras que Italia avanzará un 0,7%. Las proyecciones de la OCDE continúan situando a la economía española como el principal motor del área euro, gracias a su menor dependencia de la industria, pero no hasta el punto donde la sitúa el Gobierno, que pronostica un crecimiento del 2%.
El organismo es menos optimista respecto a la evolución de la inflación. Entiende que apenas remitirá este año, desde el 3,4% hasta el 3,3%, y que no será hasta 2025 cuando acabe con un nivel medio del 2,5%. La tasa subyacente, que muestra el comportamiento del núcleo duro de los precios, tendría un comportamiento algo mejor, bajando hasta el 2,7% este año y al 2,1% en 2025, si bien para los analistas de la OCDE aún es «pronto para pensar que las presiones inflacionistas se han puesto bajo control» y que persisten factores que podrían volver a reactivarlas, como la tensiones geopolíticas, la situación del mar Rojo o el cambio climático.
Otro de ellos es el coste laboral. El informe de la OCDE concluye que la evolución de los costes laborales en los últimos meses es incompatible con una convergencia hacia los objetivos de inflación a medio plazo, lo cual tiene una lectura española, donde en 2024 las empresas no solo tendrán que digerir un alza del 5% del SMI, sino una subida extra de las cotizaciones sociales y, probablemente, de los salarios.
El informe no esconde la preocupación del organiso por los elevados niveles de endeudamiento público y hace un llamamiento general a reducir el gasto público. Dice que hay factores imparables como el envejecimiento de la población o la transición energética que van a exigir de numerosos recursos y que urgen una racionalización del gasto público. Aquí, la OCDE apunta de nuevo a la necesidad de abordar reformas de los sistemas de pensiones que sean «ambiciosas» y que vinculen la edad de jubilación a la esperanza de vida.