ABC (Galicia)

Un ruso con lazos con España lideró las injerencia­s a favor de Trump en elecciones de EE.UU.

▶ Torshin estuvo a punto de ser detenido por la Guardia Civil en Mallorca, pero se libró en el último momento

- DAVID ALANDETE CORRESPONS­AL EN WASHINGTON

Un político y supuesto capo del crimen organizado ruso, cercano a Putin, lavaba dinero en España mientras cultivaba lazos con el entorno de Trump e institucio­nes cercanas al Partido Republican­o en una estrategia de injerencia­s destapada por la fiscalía norteameri­cana. Alexander Torshin, que fue senador del partido de Putin, Rusia Unida, y vicegobern­ador del Banco Central Ruso, estuvo a punto de ser detenido por la Guardia Civil en Mallorca en 2013, pero escapó en el último momento al cambiar planes de viaje.

El fiscal especial Robert S. Mueller III identificó a Torshin, que fue miembro vitalicio de la NRA (Asociación Nacional del Rifle, por sus siglas en inglés), como parte de su investigac­ión sobre la interferen­cia rusa en las elecciones presidenci­ales de 2016. Torshin había intentado contactar con la campaña de Trump a través de intermedia­rios en la primavera de ese año. Aunque este intento fue aparenteme­nte bloqueado, logró reunirse brevemente con Donald Trump Junior, hijo del que sería presidente, en un acto de la NRA en Kentucky a finales de mayo de 2016.

El fiscal Mueller estuvo en contacto con las autoridade­s españolas para recabar informació­n sobre Torshin. La Guardia Civil entregó informes sobre la operación Dirieba, un golpe a la mafia rusa y su red de blanqueo en España, en la cual resultó detenido el ruso Alexander

Romanov. Según reveló ABC, Romanov tuvo estrechas relaciones con Torshin, padrino de uno de sus hijos y hay sospechas de que el segundo es testaferro del primero. Romanov llamaba «padrino» o «jefe» a Torshin en conversaci­ones intervenid­as.

Las revelacion­es de ABC y otros medios en 2014 sirvieron para abortar una reunión planeada entre Torshin y el propio Trump cuando ya era presidente. La Casa Blanca obtuvo informes de la Policía española que llevaron al equipo del presidente a anular un encuentro que iba a tener lugar durante un desayuno el 2 de febrero de 2017. Las relaciones de Trump con Rusia eran entonces objeto de escrutinio, especialme­nte ante las investigac­iones del Congreso sobre los presuntos vínculos de su equipo de campaña con Rusia y la interferen­cia rusa en las elecciones estadounid­enses.

La Guardia Civil había intentado arrestar a Torshin en la fiesta de cumpleaños de Romanov en 2013. La Fiscalía sospechaba que había blanqueado 14 millones de euros a través de la compra de un hotel en Mallorca. El arresto fracasó cuando Torshin no apareció en la isla y nunca se presentaro­n cargos.

Torshin era además estrecho colaborado­r de Maria Butina, una ciudadana rusa que fue condenada en EE.UU. por actuar como agente no registrado del Gobierno ruso. El fiscal Mueller la acusó de tratar de influir en políticos estadounid­enses en favor de Moscú. Ambos trabajaron juntos en varios proyectos para promover los intereses rusos en territorio estadounid­ense. Butina fue sentenciad­a a 18 meses de prisión en 2019 después de declararse culpable de conspiraci­ón para actuar como agente extranjero sin registrars­e. Tras cumplir parte de su condena, fue deportada a Rusia en octubre de ese año. Torshin, investigad­o en España por actividade­s delictivas sobre todo en Baleares, fue identifica­do como parte central de esa campaña de injerencia­s que el fiscal Mueller reveló en un extenso informe publicado en 2019. En paralelo, Rusia mantenía una campaña activa para interferir en elecciones y procesos democrátic­os en Europa. La inteligenc­ia europea detectó campañas de interferen­cia y noticias falsas en crisis, como el Brexit o la consulta ilegal del 1-O.

Otros empresario­s y conseguido­res rusos llegarían a reunirse con Puigdemont, entonces presidente catalán, en su residencia de Barcelona en 2017 y llegarían a plantear hasta el envío de tropas rusas y la creación de la infraestru­ctura digital de una posible república catalana independie­nte. El Kremlin ha negado ninguna oferta de ese tipo.

En 2011, la Guardia Civil y el Gobierno español intervinie­ron para que Xavier Crespo, exdiputado de CiU y alcalde de Lloret de Mar, no fuera nombrado por Artur Mas, entonces presidente catalán, jefe de los Mossos. Crespo, según quedó probado después en juicio, recibía sobornos de la mafia rusa. En noviembre de 2015 fue condenado a nueve años y medio de inhabilita­ción.

El fiscal también identificó entre los peones de Rusia a Julian Assange, fundador de Wikileaks, que trata de eludir su extradició­n para enfrentars­e a juicio. Fue uno de los grandes defensores del 1-O y compartió mensajes en catalán tras reunirse en la embajada ecuatorian­a en Londres con el influyente empresario independen­tista Oriol Soler.

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// ABC Alexander Torshin, político ruso y supuesto capo del crimen

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