ABC (Galicia)

El concejal de Movilidad siempre aparca mal dos veces... o cien

▶ Lío en Castellón por la acusación al responsabl­e del transporte y el tráfico de casi 170 multas por irregular estacionam­iento en la zona azul

- JAVIER VILLUENDAS

El ministro de Transporte y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, lleva un tiempo harto insostenib­le con su propio transporte incluso tras recibir la cartera. En Navidad, por ejemplo, se empotró con los Reyes Magos en un viaje a Vigo para vender la llegada del AVE durante la precampaña gallega, que la Junta Electoral censuró sin sanción. Puente alegó que no tenía «carácter institucio­nal» ni era «electorali­sta», no en balde la excursión con sus Majestades de Oriente cerró con una rueda de prensa en la propia estación. ¡Mírrale!

Y antes, sobre todo, el ministro sí vivió un par de situacione­s feas. La segunda en un avión a Bruselas, en diciembre, cuando un pasajero le llamó «traidor» y que por qué no «utiliza el Falcon». Y aún hubo otro incidente en septiembre en un AVE con uno hostigándo­le por Puigdemont, alguien, por cierto, que en enero salió de la cárcel tras quebrantar una orden de alejamient­o contra sus padres con los que tiene un juicio pendiente por presuntos delitos de revelación de secretos, amenazas, daños y coacciones.

Pero si el transporte del jefe del Transporte fue noticia, llega ahora el concejal de Movilidad de Castellón, Cristian Ramírez, para desdibujar los límites de la misma dinámica, la rama de la física que no contempla la picaresca española. Como si la ministra de Vivienda fuera okupa o la de

Sanidad adicta al fentanilo, nuestro hombre ha sido denunciado por acumular casi 170 multas por aparcar de forma irregular en la zona azul. La oposición socialista le acusa también de no haber pagado la mayoría de estas sanciones. Veremos cómo aguanta la gesta si es cierta.

Desde el 1 de febrero de 2023 al 31 de enero de 2024, le habrían clavado 167 multas, y 134 sin haber sido aún pagadas, sostiene el grupo municipal socialista, mientras el resto fue abonado por el sistema de pago inmediato (5,25 euros) que te permite cancelar la multa durante las dos horas siguientes a que te pongan el tique en el parabrisas. La oposición también le achaca usar una tarjeta verde para residentes que al parecer para la calle de las multas no valdría y además está caducada.

El PP reconoce que no es «estético», pero no aceptan las cifras y apuntan a que no le fueron notificada­s. Durante el pleno del 31 de enero, cuando le lanzaron estas acusacione­s, Ramírez recibió en tal momento nueve ‘recetas’ y al término se fue a saldar sus deudas cayéndole otras 20. En total abonó como 2.000 euros. Esto les ha hecho sospechar, e incluso han puesto una denuncia ante la Agencia de Protección de Datos.

Pero ni el edil de Movilidad va a dimitir, ni la alcaldesa de Castellón, Begoña Carrasco, le va a pedir que entregue su acta por el momento porque «no hablamos de delito, ni de infracción de tráfico, sino de una sanción administra­tiva». Aunque también opina que «no es una conducta ejemplar» que «ni puedo, ni quiero ni debo justificar». Y asegura que habrá pleno extraordin­ario para que el concejal dé cuenta acerca de este asunto ‘azuloscuro­casinegro’ y su zona de desinterés: los parkings.

Me suelen interesar los Grammy menos que el Circo del Sol o ir al dentista. Pero la gala del otro día ha sido un espectácul­o mayor que cualquier entrega reciente de los Oscar, los Emmy o los Tony. Al menos si se ve a cachos. El cacho de Joni Mitchell balbuceand­o sentada ‘Both Sides Now’ y el cacho de Tracy Chapman, con ese pelaco blanco y largo, volviendo a cantar como en Wembley ‘Fast Car’, estos dos muy emocionant­es (me emociona poco Celine Dion, aunque su aparición también fue un puntazo estando enferma). Pero, sobre todo, el cacho de Miley Cyrus. Qué divarraca. Una reina más reina que Taylor Swift a la que hemos visto crecer desde ‘Hanna Montana’. Hasta me mandó el periódico una vez a verla a Arganda del Rey. Y nada, esa mujer enseñoreán­dose allí mientras aquí estamos con si nos gusta o no que nos llamen zorras. Un debate a nuestro nivel. Que no somos Castellio contra Calvino. Ni William F. Buckley contra Gore Vidal. Es que el nivel de la discusión sobre el asunto no llega ni a Sara Montiel contra Marujita Díaz en ‘Salsa rosa’. Casi me parece estar escuchando a la profesora Norbury de ‘Chicas malas’ (2004) diciendo a las alumnas que dejaran de llamarse perras y zorras. Como dice Emilia Landaluce, prefiero que me llamen puta a que me llamen gorda. Como a cualquier mujer sensata. O insensata. Me gustaba Kaka de Luxe cuando cantaban «Te quiero porque eres sucia, guarra, puta y lisonjera, la más obscena de Murcia y a mi disposició­n entera. Solo pienso en ti, murciana, porque eres una marrana…». Alaska me puede tratar así.

Lo de Nebulossa. Da un poco de vergüencit­a hablar de una señora que no canta (pero si Susana Estrada sería Victoria de los Ángeles a su lado). Más allá de la canción, de su título y su letra de otros tiempos, estamos hablando de un par de perullos con mechas que se refieren a ellos en femenino. Nosotras. Tócate.

Volviendo a Miley Cyrus, cómo ha sido esa interpreta­ción de ‘Flowers’ en los Grammy. Qué vestido, qué brazos, qué baile, qué voz, qué cardado de mujer poderosa, qué mujer. Qué presencia. Toda mi zorroridad para ella.

No es delito La alcaldesa no le pide el acta porque es una sanción administra­tiva

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// AYUNTAMIEN­TO DE CASTELLÓN El concejal de Movilidad de Castellón, Cristian Ramírez, a la izquierda
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