ABC (Galicia)

«Jamás en la historia hubo un bebé rehén»

- MIKEL AYESTARAN ENVIADO ESPECIAL A JERUSALÉN

esde el final de la tregua de noviembre, ninguno de los cautivos en manos de Hamás y otras facciones palestinas ha salido con vida de Gaza. Israel calculaba hasta ahora que quedaban 136 en la Franja, entre civiles y soldados, pero fuentes militares confirmaro­n a ‘The New York Times’ que 32 de ellos ya han fallecido y que las familias han sido informadas. La negociació­n para un alto el fuego que abra la puerta a un nuevo intercambi­o está abierta, pero ni israelíes ni Hamás muestran demasiada prisa.

«Estamos ante un grupo terrorista que va a tratar de ganar tiempo y hacer todo lo posible por retener el mayor tiempo posible a los secuestrad­os», opina Gabriela Leinberg, israelí de origen argentino de 59 años que pasó 53 días en manos de Hamás y fue liberada durante la tregua. Su hermana Clara

Dvive en el kibutz de Nir Itzak junto a su pareja, Luis Har, y el 7 de octubre fueron a visitarles Gabriela, su hermano, Fernando, su hija, Mía, y la perra de la casa. Cuando comenzaron a sonar las alarmas por el lanzamient­o de cohetes desde la Franja se metieron en el refugio. No podían cerrar la puerta por dentro y los islamistas no tardaron en encontrarl­os y sacarlos de allí por la fuerza.

«Nos metieron en la parte trasera de un coche y nos llevaron a Gaza a los cinco. Estuvimos secuestrad­os en una casa, siempre juntos, y cuando llegaron las negociacio­nes fuimos liberadas el quinto día mi hermana, mi hija, mi perra y yo. Nos tuvimos que separar de Luis y Fernando y pensamos que saldrían poco después, pero ya han pasado más de 120 días y siguen allí», recuerda Gabriela.

Como todas las familias, está muy pendiente de las conversaci­ones entre el Gobierno y Hamás y esperan que «muy pronto salgan todos sanos y salvos. Hemos vivido una película de terror, pero la vida nos ha dado una segunda oportunida­d. Eso sí, seguimos anclados en el 7 de octubre porque nuestros seres queridos están dentro».

Las fotos de los cautivos están presentes en las calles de todas las localidade­s de Israel. Entre ellas hay una de un bebé pelirrojo llamado Kfir Bibas, secuestrad­o cuando tenía nueve meses y que ha cumplido el año en cautividad. Los islamistas se llevaron del kibutz de Nir Oz a toda la familia Bibas, el padre, Yarden, la madre, Shiri, y a los pequeños Ariel, de 4 años, y Kfir. Las imágenes del momento en el que fueron secuestrad­os son demoledora­s, con la madre llorando con los pequeños en brazos rodeada de gente armada.

No hay pruebas de vida

«Es el primer caso en la historia de un bebé rehén, no conozco nada igual. A Kfir le tendrían que haber sacado en el primer intercambi­o, sin esperar a nada más. Es un bebé. Si en otro lugar del mundo un país hace esto a otro, 24 horas después es borrado del mapa. Aquí tenemos otra manera de hacer las cosas y no queremos hacer daño a los inocentes», dice Jimmy Miller, primo de Shiri y muy cercano a los pequeños.

«Lo peor es no tener pruebas de vida. Hamás todo el rato pide cosas, ayuda humanitari­a, liberar a presos con delitos de sangre… pero no da nada a cambio, no tenemos informació­n y ni Cruz Roja tiene acceso a los rehenes. Hamás debe entender que esto no se puede alargar mucho porque llegará un día en el que las familias levantarem­os las manos y dejaremos al Ejército que haga todo lo que quiera», explica Miller.

A finales de noviembre el brazo armado de Hamás informó en las redes sociales de la muerte de Shiri y de los dos pequeños en un bombardeo de Israel. El Ejército recordó que ya antes los islamistas dieron por muertos a rehenes que seguían con vida y dijo que «la responsabi­lidad de su seguridad está en manos de Hamás». Miller no pierde la esperanza de verlos con vida. «Ellos los llevaron vivos y lo vemos en sus grabacione­s que ellos mismos difundiero­n y queremos que los devuelvan vivos. Recomiendo a los líderes de Hamás que los cuiden muy bien».

Almog Meir Jan cenó con su madre la noche del 6 de octubre y después se despidió porque quería celebrar su nuevo puesto de trabajo junto a sus amigos con una noche de fiesta en el festival Supernova. La madre le preguntó si no era peligroso acercarse tanto a Gaza, pero Almog, de 21 años, le respondió que el festival tenía todos los permisos del Ejército. Nunca volvió a casa. «Vamos a necesitar meses para que esto se resuelva. Al principio el Gobierno no se implicó, estábamos solos. Hubo que presionar para lograr la primera tregua. Ahora seguimos presionand­o porque sólo mediante un acuerdo saldrán con vida», opina Aviram Meir, tío de Almog y portavoz familiar.

Personas secuestrad­as –y liberadas– por Hamás viven con angustia la suerte que aún corren sus parientes y amigos

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// M. AYESTARAN Jimmy Miller muestra las fotos de los hijos de su prima. La familia fue secuestrad­a por Hamás
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