El Ballet Nacional de España une danza y fotografía en ‘Afanador’
▶ La compañía vuelve al Teatro Real de la mano del coreógrafo Marcos Morau
Ruvén Afanador, estadounidense de origen colombiano, es uno de las grandes figuras de la fotografía actual; por su objetivo han desfilado numerosas estrellas de Hollywood y figuras de la música y de la moda; su fascinación por el flamenco se ha plasmado en dos libros, ‘Ángel Gitano’ y ‘Mil Besos’. Y cuando el coreógrafo Marcos Morau, creador y director de La Veronal –uno de los más fascinantes e innovadores proyectos de la escena española de las últimas décadas–, pensó en él cuando Rubén Olmo, director del Ballet Nacional de España, le pidió una creación para la compañía. Morau le mostró a Olmo varias de las fotografías de Afanador, sin darse cuenta de que el propio director del BNE era el protagonista de una de ellas. No había más que hablar, y menos cuando el coreógrafo contactó con el fotógrafo y éste, dice, «se abrió y quiso entregarse al proyecto. Se ha convertido en su motor y en su inspiración».
Mañana llega al Teatro Real –después de su estreno absoluto en el Teatro de la Maestranza de Sevilla hace un par de meses– ‘Afanador’, un espectáculo con el que Rubén Olmo ha querido «sacar al Ballet Nacional de su zona de confort y experimentar en los caminos de la danza española». Recuerda Olmo que la compañía ya coqueteó con el lenguaje de la danza contemporánea en trabajos como ‘La Celestina’ –que él mismo protagonizó en el propio Teatro Real–, pieza coreografiada por Ramón Oller; o ‘Electra’, creada por Antonio Ruz. Pero ‘Afanador’ guarda, dice, un equilibrio entre ambos vocabularios. «Yo quería que ‘Afanador’ tuviera tanto la impronta de La Veronal como la del Ballet Nacional; y creo que las dos están equilibradas. No nos sumergimos en la danza contemporánea. Es algo nuevo, otro mundo sorprendente. Creo que le va a aportar mucho al Ballet Nacional y a la propia danza española».
«Lo primero que hice al encontrarme con los bailarines fue disculparme –reconoce Morau–, porque el lenguaje de la danza española es un lugar que desconozco. Siento fascinación por él y tengo un conocimiento ‘teórico’, así que decidí abrirme en canal a los bailarines para acercar ambos lenguajes; mi acercamiento ha tenido mucho respeto pero ningún miedo. No he querido hacer un espectáculo de danza contemporánea al uso. Ha habido entre nosotros un enamoramiento mutuo». La intuición, cuenta el coreógrafo, es una parte importante en la labor de un creador, y ha jugado un papel importante en esta coreografía.
Ruvén Afanador
Una sesión fotográfica de Ruvén Afanador es el punto de partida de la dramaturgia del espectáculo –que firma Roberto Fratini–. Marcos Morau toma el universo del flamenco a través de la mirada del fotógrafo y lo presenta sobre el escenario, cuenta, a través de su propia mirada. «Es una mirada humilde sobre algo que nos fascina y que no podemos entender», dice el coreógrafo, mientras que Rubén Olmo acota: «Marcos se convierte en el objetivo a través del que vemos la sesión de fotos».
«La fotografía –concluye Morau– tiene ritmo, equilibrio, composición, estética... Es encuadre, enfoca algo y lo separa de su entorno. En ‘Afanador’ hemos querido ficcionar una sesión de fotos y sumergir al espectador en el mundo de Ruvén a través de la danza».