ABC (Galicia)

Dinamarca derriba sus guetos de inmigrante­s

- ROSALÍA SÁNCHEZ CORRESPONS­AL EN BERLÍN

as excavadora­s han comenzado a trabajar en Mjölnerpar­ken, un barrio en el noreste de Copenhague en el que viven unos 1.500 inmigrante­s procedente­s de países como Siria, Afganistán y Eritrea, que serán repartidos y realojados en otros distritos mientras las casas en las que han vivido hasta ahora comienzan a ser demolidas. El parque Mjölner, en el distrito de Nörrebro, es el más famoso gueto de inmigració­n según los criterios establecid­os por el Gobierno danés, que incluye en esta clasificac­ión a las áreas residencia­les donde más del 50 por ciento de la población son «inmigrante­s no occidental­es y sus descendien­tes».

La población extranjera ha llegado a superar en el parque Mjölner el 80%. La ley, que cuenta con el apoyo de una amplia mayoría parlamenta­ria que abarca desde los socialista­s hasta los populistas de derecha, hace posible los reasentami­entos forzosos si los barrios cumplen dos de estos cuatro criterios: más del 40% de desemplead­os; más del 60% de los mayores de 30 años solo con educación primaria; un ingreso bruto promedio un 55% más bajo que el promedio regional; y una tasa de criminalid­ad tres veces mayor que el promedio nacional.

LIntercamb­ios

En 2030, no quedará en pie ninguna de estas «sociedades paralelas» en el país. Algunos edificios serán demolidos, otros se renovarán por completo. Actualment­e, el Estado danés está realojando por la fuerza de estos barrios a más de 10.000 personas. Posteriorm­ente, cuando hayan sido saneados, se concluirá el «intercambi­o» de hasta el 60% de los habitantes de estas zonas de viviendas sociales, que se construyer­on principalm­ente en la década de 1970. Solo ciudadanos con pasaporte danés u «occidental» podrán mudarse a estas 17 «áreas de transforma­ción» y 67 «áreas residencia­les en peligro».

«He vivido en Dinamarca durante 32 años y siempre he trabajado», se quejaba el taxista paquistaní de 55 años Arif Mohammed al periódico ‘Politiken’. «No vivo a expensas del Estado y nunca lo he hecho. Estoy muy orgulloso de ello. ¿No se decidió el ‘plan gueto’ por culpa de los criminales? ¿Y qué tendremos que ver yo y mi esposa con ellos? Me castigan por vivir en el mismo lugar que ellos: una injusticia sin límites».

Además de los afectados, los opositores a la medida destacan que la vivienda social va a desaparece­r: hasta el 40% se va a convertir en condominio­s y serán las empresas constructo­ras las encargadas de garantizar que los porcentaje­s de población extranjera se ajusten a la ley implementa­da por el Gobierno de la socialdemó­crata Mette Frederikks­sen, que, antes de los reasentami­entos forzosos, ya ha modificado con normas la vida en los barrios.

Los niños mayores de un año tienen que asistir a clases sobre «valores daneses» durante 25 horas semanales y las sanciones por delitos leves cometidos en estos distritos son dobles e incluso conllevan penas de prisión. El ministro de Inmigració­n, Kaare Dybvad Bek, justifica que «si se quiere ser un partido de la clase media y trabajador­a, hay que garantizar una inmigració­n controlada y asumible». Prácticame­nte todos los partidos políticos están de acuerdo y sólo se opone la resistenci­a civil. Esto es «racismo legalmente formalizad­o» que «estigmatiz­a a los ciudadanos en función de categorías como la educación y el nivel de ingresos, basado en ideas estereotip­adas sobre la etnia y la nacionalid­ad», protesta la organizaci­ón Almen Modstand (Resistenci­a General), que ha demandado a Dinamarca ante el Tribunal Europeo de Justicia de Luxemburgo, desde la convicción de que el «plan gueto» viola la legislació­n de la UE y el Convenio Europeo de Derechos Humanos. El caso sigue pendiente.

Tomek, un activista danés, reconoce que «es un hecho real la criminalid­ad y todo lo que arrastra, es un hecho también la integració­n fallida, pero no podemos renunciar a reconocer los mismos derechos para todas las personas, es necesario encontrar otras formas de solucionar los problemas».

Dos versiones

Majken Felle piensa lo mismo. Se mudó al parque Mjölner en 2014 y se ha convertido en una de las opositoras al ‘plan gueto’. «Mjölnerpar­ken es el mejor lugar en el que he vivido en Copenhague, al menos lo era, cuando los niños todavía jugaban afuera», dice. «Mírenme, soy danesa, étnicament­e danesa, no soy musulmana, soy soltera, pero me he sentido siempre aceptada y he podido criar aquí a mis hijos porque era mucho más barato que el resto».

Majken Felle se considera un «daño colateral». Su pasaporte le permite quedarse. Su casa está vacía y rodeada de andamios. Se le ha proporcion­ado una vivienda provisiona­l. El matrimonio Hansen, ambos jubilados, se felicita, sin embargo, por la llegada del ‘plan gueto’ al barrio. «No nos atrevíamos a salir de casa para hacer la compra», dice ella. «Vivíamos rodeados de gente a la que le preocupaba más lo que dice Hamás que la política danesa», se queja él. Han optado por el traslado voluntario: la pareja ha recibido de la empresa constructo­ra 3.200 euros para nuevos muebles y los costes de la mudanza. Su alquiler ha aumentado de los 880 euros a los 1.260 euros.

El plan busca que en 2030 no queden en pie «sociedades paralelas», pero genera controvers­ias por la desaparici­ón de la vivienda social y las críticas de algunos vecinos

 ?? // REUTERS ?? Un grupo de amigas musulmanas vestidas con el ‘niqab’ charla en un parque de Copenhague
// REUTERS Un grupo de amigas musulmanas vestidas con el ‘niqab’ charla en un parque de Copenhague
 ?? // REUTERS ?? Varios bloques de pisos del parque Mjölner, uno de los guetos de inmigració­n más famosos de Dinamarca
// REUTERS Varios bloques de pisos del parque Mjölner, uno de los guetos de inmigració­n más famosos de Dinamarca
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain