Feijóo alerta de que el BNG en la Xunta supone «romper» y «cambiar» Galicia por lo que no es
▶ Rueda: «Hay una magnífica oportunidad para liberarnos de las matracas» del Bloque
El 18F está en juego la Galicia «de las próximas décadas», porque su «modelo de cordialidad y convivencia» peligra en caso de que el PP no reedite la mayoría absoluta con Alfonso Rueda. En caso de que, en lugar de un «gobierno unido y con experiencia», se implante un «multipartito» que lo que haría sería «escarallarlo» con su «desgobierno». Lo dijo anoche, en alusión a un ejecutivo encabezado por el BNG, Alberto Núñez Feijóo en el Lalín Arena, ante 2.000 personas. Lleno y gran ambiente, a pesar de la climatología desapacible.
Feijóo uniendo fuerzas con Rueda por segunda vez, en una rara (por infrecuente) confluencia de sus ‘caravanas’. Probablemente no será la última ocasión. En su intervención, el presidente del PP aseguró que los comicios y Galicia son «mucho más que Sánchez»; «estas elecciones van de Galicia, de nosotros, de nuestro pueblo», proclamó. El mensaje, definitivamente, ha orillado el peso de las consignas en clave nacional, por más que «también» se pondere en las urnas lo que está «ocurriendo en España»; y que «el señor Sánchez merece un profundo escarmiento democrático». Esos mensajes siguen ahí, y no faltaron las menciones a la amnistía, por ejemplo. Pero, como
Rueda, Feijóo echa ahora el resto en apelar a que Galicia no tenga un gobierno con el BNG al frente. Que, aunque lo intente ocultar, «dice lo de siempre: no a la Constitución, no a Europa, sí al referéndum de autodeterminación, sí al monolingüismo en las escuelas».
El 18F, incidió, tocará «elegir» entre «cambiar Galicia por algo que no es» o «seguir mejorando Galicia como lo que es»; «traer problemas de fuera» o resolverlos; poner la Xunta al «servicio de la ideología» o «al servicio del pueblo». Galicia «no merece una Xunta a la que le haga gracia Bildu y Esquerra»; ni que «esté más pendiente de «Waterloo que de Galicia»; ni «merece conselleiros de Economía de Podemos, o conselleiros de Industria de Sumar».
Enérgico Rueda
Feijóo, más extenso, cerró advirtiendo de que «el mayor peligro» para el PP es el «exceso de confianza», aunque solo «depende» de movilizar al electorado. Previamente, un Rueda más breve, pero enérgico, que ha cogido el pulso a la campaña y no afloja, dijo que no se va a «rendir» ni «parar», aun sintiendo que las cosas progresan como deben. Percibe «ese calor» necesario para lograr la primera absoluta —ayer sin duda—. En Lalín retomó los mítines donde los había dejado, haciendo hincapié en que hay «dos opciones nada más: ellos o un BNG al que no nombró; «los del no, los que no son novedad», con «la misma matraca de siempre», a los que «no les vale España, les molesta». Pero el 18F hay «una magnífica oportunidad de liberarnos» de esas «matracas» y que «Galicia se atasque en follones» «¡A por todas!», arengó.
Tras prometer que si gana las elecciones del 18 de febrero las autopistas gallegas AP-9 y AP-53 serán gratis, el candidato del PSOE, José Ramón Gómez Besteiro, volvió ayer a disfrazarse de ministro –o presidente del Gobierno– para anunciar que se compromete a que en pocos meses Galicia tendrá transferidas las competencias para gestionar su litoral. Esto pese a que el Gobierno de Sánchez recurrió ante el Tribunal Constitucional la ley gallega del litoral al considerar que invadía competencias estatales.
Ayer, en un mitin en Pontevedra, Besteiro lo justificó con que ya habían advertido a la Xunta de que «ese no era el camino», y que si lo tramitaban como correspondía les iban a ayudar: «No hicieron caso, porque lo que les interesaba era confrontar con el Estado y se encontraron con que no pueden aplicar la ley». Besteiro se comprometió a que, si gana el 18F, en abril se constituirá una mesa negociadora entre el Estado y la Xunta, y ya en junio la transferencia sería «efectiva y legal», para garantizar «la seguridad jurídica del sector mar industria».
En una campaña en pleno carnaval, el candidato socialista se animó ayer a atarse el mandil a la cintura para preparar orejas. Y con un pinche de lujo: el líder del PSC y exministro de